Hace algo más de cinco años, un término hasta entonces desconocido hizo temblar al mundo entero: covid-19. Las insólitas situaciones vividas a partir de su irrupción, como el confinamiento masivo, la obligación de mantener la llamada distancia social o los cierres perimetrales de muchos municipios forman parte ya de la historia de la humanidad y son recuerdos imborrables en nuestra memoria. Pero el tiempo pasa y la covid se ha convertido en compañera inseparable de nuestra vida. De vez en cuando surgen nuevos brotes, que toman diferentes aspectos y nombres, aunque ya no generan tanto pavor como su forma original. Ni siquiera aunque adopten un apodo como el de Frankestein. Es el que ha recibido la XFG, la variante del virus SARS-CoV-2 que más rápidamente se está propagando en las últimas semanas en el planeta. Pese a su alta transmisibilidad, las autoridades catalogan de bajo su riesgo sanitario. No hay, al menos de momento, motivo para la alarma.

Identificada también como Stratus, ha sido incluida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la lista de variantes bajo vigilancia. Se trata del nivel más bajo de alerta que este organismo establece en el seguimiento de las nuevas cepas de SARS-CoV-2, por debajo de las variantes de interés y las preocupantes. Por el momento, la OMS sigue su evolución en diferentes regiones del mundo, a la espera de recabar más evidencias en torno a su impacto epidemiológico y fenotípico. 

La referencia a Frankestein, el legendario personaje de la literatura y el cine de terror clásico construido con partes de diferentes seres humanos, se debe a la propia morfología del virus. Y es que el XFG combina material genético de dos linajes previos del coronavirus, concretamente el LF.7 y el LP.8.1.2. Aunque esta recombinación de diferentes virus no es algo inédito, lo que ha llamado la atención de los virólogos es la velocidad con la que esta variante se ha extendido. Y es que en pocas semanas, ha pasado de ser una rareza a representar más del 22% de los casos secuenciados a nivel mundial. Son cerca de 40 los países en los que se ha observado una irrupción veloz. En el caso del Reino Unido, su incidencia se ha cuadriplicado en el plazo de un mes, pasando de provocar el 10% de los contagios en mayos a suponer el 40% en junio. Este fuerte crecimiento se ha experimentado también en países del sudeste asiático o en la India, donde su aparición ha coincidido con un leve aumento en los ingresos hospitalarios. Por fortuna, ello no ha acarreado ninguna alteración significativa en la gravedad de los cuadros clínicos.

Según la OMS, Stratus presenta, desde el punto de vista inmunológico, mutaciones en la proteína Spike. Ello le permite evadir parcialmente la respuesta inmune generada por infecciones anteriores o por la vacunación. No obstante, los datos actuales sugieren que las vacunas continúan siendo efectivas para reducir la probabilidad de cuadros graves o complicaciones en personas infectadas con esta nueva variante.

Signo distintivo

Uno de los aspectos novedosos de Stratus está en su sintomatología. Si bien comparte la mayoría de las manifestaciones clásicas del COVID-19 -fiebre, dolor de garganta, tos seca, fatiga y malestar general-, agrega un signo distintivo que ha llamado la atención de los profesionales sanitarios: la ronquera o la voz rasposa. Así, en países con una elevada afección de esta variante, como Reino Unido e India, se han identificado un número creciente de pacientes que, además de los síntomas respiratorios habituales, presentan alteraciones en la voz, llegando incluso a la afonía total en algunos casos. Esta característica está ayudando a los profesionales a sospechar de posibles infecciones con esta variante y a disponer de un diagnóstico precoz, incluso antes de tener una confirmación por test.

Medidas de precaución

Aunque la expansión de Stratus no ha llevado a nuevas restricciones, los expertos recomiendan mantener medidas básicas de precaución. Son las de siempre. Se insiste en la importancia de lavarse las manos con frecuencia, ventilar espacios cerrados y usar mascarilla en lugares concurridos. Además, completar la pauta de vacunación o ponerse al día con los refuerzos sigue siendo la principal herramienta para protegerse frente a las formas más graves del virus. 

Pese a su capacidad de contagio, la OMS considera que el riesgo sanitario general que representa Stratus es bajo, ya que no hay evidencia de que provoque enfermedades más severas que otras variantes recientes del virus. Su aparición evidencia que el coronavirus sigue evolucionando, aunque sus nuevas formas, por ahora, no estén asociadas a mayores riesgos. Su alta transmisibilidad y su capacidad de adaptación refuerzan la necesidad de la vigilancia genómica y del seguimiento de su evolución para anticiparse a posibles cambios. El que no haya motivo para la alarma no significa que se pueda bajar la guardia.