Educación instalará cocinas en los centros educativos para mejorar los comedores escolares de la red pública

El Departamento de Educación comenzará este verano con la instalación de seis cocinas in situ en centros educativos de los tres territorios en el marco de una transformación hacia un modelo "más saludable, más sostenible y más cercano". Para ello prevé invertir 20 millones de euros hasta 2028.

Además de la construcción de cocinas en los propios centros, el plan prevé implantar "cocinas zonales" en toda la red pública. Uno de ellas será en Basauri, que dará cobertura a nueve centros públicos de la zona.

El despliegue será progresivo, durante el curso 2025-2026 se continuará con la instalación de otras doce cocinas in situ en centros educativos. En los próximos cursos se prevé la implantación de al menos diez cocinas in situ y seis cocinas zonales por curso, adecuándose a las necesidades educativas y territoriales.

Salud, sostenibilidad y equidad como ejes

La consejera de Educación, Begoña Pedrosa, en una entrevista concedida a Radio Euskadi, ha explicado que el comedor escolar además de ser un espacio donde el alumnado come, es también "un espacio en el que se garantiza su bienestar, se protege el derecho a la educación, a la alimentación saludable, el desarrollo personal y a la convivencia".

El sistema de comedores escolares en Euskadi se encuentra entre los más avanzados del Estado español. Es la única comunidad con cobertura total, ya que el 100% de los centros públicos de Educación Primaria ofrecen el servicio de comedor, y el 78% del alumnado del territorio hace uso de este servicio, siendo este el porcentaje más alto del Estado español.

Todo ello en un contexto de fuerte inversión educativa: Euskadi es hoy por hoy la comunidad que más recursos destina por alumno en el conjunto del Estado, con casi 11.000 euros por alumno.

Cambio estructural en el servicio

Con el objetivo de ofrecer a todo el alumnado de la red pública un comedor escolar de calidad, saludable, sostenible y cercano, el plan de transformación requerirá una inversión global de 20 millones de euros hasta 2028 y la estrecha colaboración de las comunidades educativas.