El Observatorio Vasco de Inmigración - Ikuspegi ha presentado este miércoles los resultados de la Encuesta de Percepciones y Actitudes en torno a la Discriminación en Euskadi (EPADE) 2024. El estudio, realizado a 1.200 personas, confirma que el 16,6% de la población vasca declara haber sufrido algún episodio discriminatorio en los últimos doce meses, siendo las mujeres las más afectadas.

El acto, celebrado en Bizkaia Aretoa, ha contado con la participación de Nerea Melgosa, consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno vasco; Marian Iriarte Ormazabal, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Cultura y Julia Shershneva, directora de Ikuspegi y profesora de Sociología de la UPV/EHU.

Margen de mejora

“Para avanzar en la diversidad respetuosa y luchar contra la discriminación nos tenemos que poner en los zapatos de los y las demás. Solo así conoceremos a nuestros vecinos, compañeras de trabajo o participantes de un colectivo. Según muestran los datos de este último estudio realizado por Ikuspegi la sociedad vasca va por buen camino, pero aún hay un claro margen de mejora” ha señalado la consejera Nerea Melgosa.

Durante la presentación, Julia Shershneva ha recalcado que, la discriminación afecta más a las mujeres (23,3%) que a los hombres (9,4%). Además, solo el 16,1% de quienes han vivido discriminación presentaron una denuncia, queja o reclamación formal. El 57% de quienes no lo hicieron afirma que “no sirve de nada”, mientras que otro 13,6 % dice no saber a quién acudir en caso de sufrir discriminación.

“Este dato refleja una grave desconexión entre la vivencia de la discriminación y los mecanismos de protección existentes. La percepción de ineficacia o desconocimiento de los recursos es un obstáculo serio para garantizar derechos”, ha advertido Julia Shershneva, directora de Ikuspegi y profesora de la UPV/EHU.

La mayoría, por ser mujer

La mayoría de los episodios discriminatorios se producen en espacios públicos (36,6%) y en el ámbito laboral: tanto en el trabajo (21,6%) como en la búsqueda de empleo (8,5%). El motivo de discriminación más citado es por el hecho de ser mujer (40,2%).

La encuesta EPADE 2024 también constata que el 26,7% de la ciudadanía ha sido testigo de situaciones discriminatorias, siendo los motivos más comunes por origen extranjero, étnico o color de piel. “Los datos apuntan a una discriminación estructural que afecta especialmente a grupos sociales como personas gitanas, de origen extranjero, mujeres o quienes tienen bajos recursos económicos. Es imprescindible actuar desde lo institucional, pero también desde lo cotidiano”, ha subrayado Shershneva.

“La igualdad de oportunidades exige tener en cuenta las circunstancias personales y, como universidad pública, garantizar el derecho de toda la ciudadanía a acceder a los estudios superiores. Nos corresponde impulsar una universidad inclusiva e igualitaria, independientemente del origen, trayectoria e identidad de los miembros que componen la UPV/EHU, respetar y articular la misma. Por eso también nos resultan tan útiles los informes que elabora Ikuspegi. Para que nos demos cuenta también de que la discriminación es un problema interseccional, que las mujeres lo sufren aún más y que a todos nos toca afrontarlo”, ha recalcado Marian Iriarte Ormazabal, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Cultura.

  • Los principales motivos de discriminación son la raza y la apariencia física y hay casi el mismo porcentaje (37,5 frente a 36,2) entre los que creen que en Euskadi se discrimina a la mujer y los que sostienen que eso no ocurre o es "muy raro".
  • De las personas que sufrieron actos discriminatorios, el 83% no presentó denuncia, queja o reclamación formal porque entienden que "no sirve para nada" (el 57%), "no era tan grave" (10,2%), es "habitual" (8,5%) o tienen miedo a represalias (7,2%).
  • El 13,6% no sabe a quién acudir en caso de ser víctima, mientras que un 27% informaría a una amistad, el 22% a la policía y el 17% a un organismo público de igualdad o derechos humanos.

Por colectivos

Aunque la mayoría de la población vasca manifiesta actitudes inclusivas en el entorno laboral, persisten reticencias hacia determinados colectivos. Según los datos recogidos en la encuesta EPADE 2024, cerca del 80% de la ciudadanía se declara dispuesta a contratar, en igualdad de condiciones, a personas con escasos recursos económicos, de orientación no heterosexual, con creencias religiosas diferentes, personas mayores, trans, con alguna discapacidad o de origen extranjero.

Sin embargo, el respaldo desciende significativamente en el caso de las personas con enfermedad mental (64,7%) y alcanza su nivel más bajo cuando se trata de personas gitanas, con un 62,3% de predisposición favorable. La brecha se amplía al proyectar estas decisiones sobre el entorno cercano, es decir, al preguntar si familiares o amistades actuarían del mismo modo. Esta diferencia apunta a una menor apertura atribuida a terceros, fenómeno que los expertos interpretan como un indicador de actitudes discriminatorias latentes.

Presentación del estudio de Ikuspegi en BIzkaia Aretoa. Archivo

El 60% de los vascos no alquilaría una vivienda a personas de etnia gitana y un 55% no las contrataría, según la encuesta presentada en Bilbao. En lo que respecta a este colectivo, el 62,3% dice que contrataría a una persona gitana y el 51% que le alquilaría una vivienda, pero cuando se le pregunta por lo que haría su entorno cercano (amigos íntimos y familia), una pregunta que al atribuir la discriminación a terceros reduce la inhibición, bajan al 45 y el 39,5% respectivamente.

Sociedad inclusiva

“La diversidad en sí suma, no resta, es beneficiosa, canalizadora, enriquecedora, elocuente, atrevida, fresca y agradecida. Más del 76% de la población vasca no quiere una sociedad monocolor, individualista y sin contrastes. Yo tampoco la quiero. Deseamos una comunidad diversa, somos una sociedad orgullosa de sus raíces y a la vez abierta al mundo. En nuestra comunidad se habla caló, hay personas del mismo sexo que se quieren y forman familias, se reza en iglesias, mezquitas y sinagogas.

Cada vez son más las personas inmigrantes que aprenden euskera, el lenguaje de signos ya llega a muchos canales de comunicación y cada vez son menos las personas que esconden sus problemas de salud mental” ha explicado Nerea Melgosa consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno vasco.

La consejera de Bienestar, Juventud y Reto Democrático del Gobierno vasco, Nerea Melgosa, atiende a los medios. EP

Los niveles de aceptación siguen una pauta similar en el ámbito residencial: Más del 80% afirma que alquilaría una vivienda a personas mayores, trans, con discapacidad, de religión distinta o no heterosexuales. No obstante, las cifras se reducen considerablemente para colectivos vulnerables: solo el 58,8 % alquilaría a personas con bajos recursos, y apenas el 51% lo haría a personas gitanas. Estas cifras bajan aún más cuando se plantea si familiares o amigos/as lo harían.

“El ámbito residencial es uno de los más afectados por la discriminación en Euskadi”, advierte Julia Shershneva, directora de Ikuspegi y profesora de la UPV/EHU. “Por un lado, es donde más se percibe desigualdad en el acceso a la vivienda, y por otro, es donde emergen con más claridad actitudes excluyentes y prejuicios cotidianos”. Ante estos resultados, Shershneva subraya la necesidad de “reforzar las políticas públicas de igualdad, facilitar los canales de denuncia y, al mismo tiempo, trabajar en la erradicación de la discriminación interpersonal”. A su juicio, fomentar una cultura de aceptación “real y efectiva” es clave para avanzar hacia una convivencia más inclusiva en Euskadi.