En el Estado español hay más de 1.600.000 de personas que han sobrevivido a un cáncer. Porque la sociedad cuenta con una población cada vez mayor de ciudadanos que superan la enfermedad y continúan con su vida habitual, libres del tumor.

Se trata de pacientes que han concluido sus tratamientos oncológicos y en quienes el cáncer ha remitido. Sin embargo, se enfrentan a un proceso difícil de inclusión social ya que sufren limitaciones a la hora acceder o contratar ciertos servicios. Hace unos días, se daba luz verde a que pudiesen renovar el carné de conducir a los diez años como el resto de ciudadanos, pero todavía se enfrentan a una carrera de obstáculos muy complicada de sortear. 

El Gobierno de Pedro Sánchez había prometido para este mes un nuevo marco normativo que evitase que se sientan obligados a informar sobre su historial médico al solicitar un seguro para contratar productos financieros.

Porque estos ex enfermos reclaman el denominado derecho al olvido oncológico que implica declarar nulas todas las cláusulas basadas en los antecedentes oncológicos que les discriminan. “No pueden ser tratados como ciudadanos de segunda clase por la falta de derechos para solicitar una hipoteca, un crédito o intentar ser beneficiarios de un seguro de salud”.

“No pueden, de ninguna manera, convertirse en un estigma, ni en el momento en el que sufren la enfermedad ni, por supuesto, el resto de sus vidas”, señaló el pasado mes de abril en el Congreso, la diputada de EAJ/ PNV Idoia Sagastizabal.

JÓVENES QUE SUFRIERON LEUCEMIA

Un ejemplo. Según un informe de la Fundación Josep Carreras, el 50% de los jóvenes de entre 18 y 35 años que han sufrido un cáncer en la sangre se encuentran con inconvenientes a la hora de reincorporarse de nuevo al mercado laboral y el 80% se topa con obstáculos para contratar un producto bancario o un seguro. 

Es el caso de la joven Yaiza Cumelles que contó en Twitter que superó un cáncer muy joven, pero cuenta cómo una vez le llamaron de una aseguradora y al decir que había superado un cáncer simplemente le dieron las buenas tardes y colgaron el teléfono. Y eso le sucedió varias veces.

En 2013, cuando tenía 21 años y acababa de ser diagnosticada de un linfoma muy agresivo, Yaiza Cumelles nunca pensó que lo peor de estar enferma comenzaría cuando estuviera recuperada e intentara encontrar trabajo, alquilar un piso o acceder a algunos servicios. A pesar de que ahora está en remisión –no hay signos de cáncer en su cuerpo–, su antecedente oncológico siempre está presente.

El caso de Yaiza no es aislado. Porque cada año entre 4.000 y 5.000 jóvenes son diagnosticados de leucemia aguda o un linfoma agresivo.

"El sistema te va a considerar sospechoso y, además, te tratará diferente"

Antoni Baena - Médico

"SOSPECHOSO HABITUAL"

“Se te ha puesto una etiqueta de superación pero también, en cierta forma, se te da el mensaje de que ahora todo lo que vendrá lo tendrás que solucionar prácticamente solo, una etiqueta que te tratará como sospechoso habitual siempre”, explica Antoni Baena, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

“Y si además vas a contratar un seguro y te lo deniegan, no has sobrevivido, el sistema te considera sospechoso y te tratará diferente”, añade. 

Hay que recordar que España se encuentra rezagada en el cumplimiento de este mandato europeo. Y es, junto con Islandia y Malta, algunos de los pocos países que todavía no ha regulado el derecho al olvido para las personas que han superado un cáncer.

El Parlamento Europeo aprobó el pasado año una resolución en la que pedía a los Estados miembros que garanticen que los supervivientes de cáncer no sean discriminados en comparación con otros consumidores. Bruselas marcó como fecha límite el año 2025. 

LA ÚLTIMA OPCIÓN, LA JUSTICIA

En la actualidad, una salida para las personas que hayan sobrevivido a un cáncer y se les haya denegado una hipoteca, un crédito o un seguro de salud por haber pasado por la enfermedad es reclamar a la justicia alegando una discriminación por su condición.

“Quedaría acudir a la vía de judicializar una cuestión de debate o de opinión pública. Se puede emprender este camino, aunque es un camino normalmente lento”, explica Sergio de Juan-Creix, abogado.

De hecho, para los expertos, la falta de este olvido oncológico se traduce en una revictimización de la persona superviviente a la enfermedad, en “reenfermarla” continuamente. Según Baena, “la respuesta como sociedad a las personas que han superado un cáncer es muy deficitaria, lo que provoca una doble victimización”.