Una de cada 10 mujeres padece endometriosis, enfermedad "invisible e infravalorada" para la que las afectadas piden como principal herramienta de abordaje una detección precoz.

Lo señala en una nota la recientemente creada Asociación de Endometriosis de Navarra (ASENNA) con motivo de la conmemoración este martes del día mundial de esta enfermedad que para su mejor detección precisa de "una mayor formación del personal sanitario para poder detectarla cuanto antes y, sobre todo, una mayor sensibilización sobre la enfermedad a nivel social".

Asimismo, la asociación navarra apuesta por la creación de unidades multidisciplinares para su tratamiento, ya que además de afectar al aparato genital puede implicar a otros órganos, y también necesitar medicación para el dolor o incluso para la depresión provocada por un dolor que no cesa.

Explican las mismas fuentes que suele confundirse con un excesivo dolor de regla, retrasando su diagnóstico una media de siete años, pero se trata de una de las enfermedades ginecológicas más frecuentes y que afecta a más del 10 % de las mujeres y adolescentes.

Visibilizar esta patología para "destapar casos ocultos" y apoyar a las personas afectadas es el objetivo de ASENNA, que explica que la endometriosis es crónica. Sin causa conocida, el endometrio, un tejido que envuelve el útero, se inflama y crece fuera pudiendo adherirse a otros órganos y provocando síntomas como molestias abdominales recurrentes, sangrados excesivos y dolores menstruales paralizantes, además de problemas de fertilidad.

Una enfermedad que se desarrolla de forma dispar según cada persona y que, pese a su gran presencia, sigue siendo "desconocida, invisible e infravalorada", pues a menudo se disfraza tras dolores fuertes de la regla, que algunas mujeres "prefieren aguantar por ese temor a ser tachadas de quejicas por su entorno", explica la presidenta de ASENNA, Nerea Barba.

Este silencio generalmente alarga el diagnóstico hasta que el dolor se dispara y la enfermedad ya se encuentra en fases avanzadas, con las correspondientes complicaciones para la salud. Un diagnóstico que además se complica al no haber una prueba que lo detecte y que suele llegar tras descartar otras afecciones y descubrir anomalías como quistes.

"Cuando ya no puede más, la paciente va de consulta en consulta hasta que generalmente un ginecólogo lo detecta tras descubrir algún tumor. Pero para entonces el dolor puede dificultar su día a día y el tejido puede estar más extendido, complicando el tratamiento", explica Barba, quien subraya que no ha habido avances en el tratamiento en décadas.

"No existe cura, solo formas de intentar frenar la enfermedad como el tratamiento hormonal y, cuando no funciona, cirugía para eliminar todo ese tejido. Pero la mayoría de mujeres, entre el 40 y el 50 %, incluso quienes se han sometido a cirugía, vuelve a sufrir la enfermedad en unos años", añade la secretaria de ASENNA, Esperanza Ciriza.

Es además una patología que en casos graves puede llegar a ser incapacitante y generar discapacidad, pues a algunas mujeres "les impide realizar las actividades del día a día y obliga a llevar un tratamiento para controlar el dolor que en ocasiones incluye morfina", explica Nerea Osés, fundadora de ASENNA.

Por todo ello, la asociación apuesta por la detección precoz como la principal herramienta para frenar la endometriosis, que pasaría un una mayor formación del personal sanitario para poder detectarla cuanto antes y, sobre todo, una mayor sensibilización sobre la enfermedad a nivel social.