"La mejor medicina es amor y cuidados”, dijo un médico sabio. Alguien preguntó: ¿y si no funciona? Él sonrió y contestó; “pues aumenta la dosis”. Eso es justo lo que hacen en las Unidades de Cuidados Intensivos que salvan multitud de vidas, pero que, en caso de ingreso, también suponen una especie de tsunami emocional y físico

El miedo, la pérdida de identidad, de control y de contacto con la familia, convierte muchas veces estas unidades en entornos hostiles. Humanizar la atención a los pacientes es el leitmotiv de estos servicios, y la UCI del Hospital Galdakao-Usansolo, se ha convertido en el primer centro vasco en recibir la Certificación en Buenas Prácticas de Humanización en Cuidados Intensivos. Una apuesta que está en el ADN de toda la red de Osakidetza.

“Estar en la UCI no tiene por que ser un secuestro”, asevera Virginia Arnáiz, médico de Medicina Intensiva de la unidad. “La idea antigua de que los familiares tenían que entrar con bata, guantes... –incluso a veces no podían ni pasar–, no tiene razón de ser. Había muchas medidas que se adoptaban sin fundamento. Todo eso se ha ido modificando. Las UCIs pediátricas han sido la avanzadilla y el espejo en el que nos miramos”, asegura la doctora Arnáiz.

Humanizando los cuidados críticos

Tras dos años sin aliento por la pandemia, en esa zona 0 del hospital, siguen sorprendiendo las máquinas de monitorización por todos lados, el ajetreo de equipos yendo y viniendo, y los tratamientos altamente especializados. Pero ya no parece un agujero negro.

Porque junto a los aspectos técnicos, se potencia el lado humano. “No por dar calidez humana tienes que prescindir de las técnicas. Es algo complementario”, afirma la supervisora de la unidad, Ainara Arana. “Humanizar los cuidados intensivos significa apostar por las personas”, destacan estas dos profesionales sanitarias con la pasión y el convencimiento de que las UCI se escriben con H delante, de humanización.

Varios familiares comentan el estado del enfermo con una sanitaria Borja Guerrero

AMPLIAR EL HORARIO DE VISITAS

Por eso, lo primero que se decidió fue ampliar el horario de visitas. “Ya en 2016 se empezaba a oir hablar de la UCI de puertas abiertas. Hicimos encuestas entre pacientes y familiares a ver si estarían de acuerdo y vimos que era factible”, aclara Arnáiz.

“Para paliar esos sentimientos de miedo o de desamparo, vemos que hay muchos pacientes que necesitan el contacto con sus familias, que les viene muy bien. El saber que pueden estar acompañados, les tranquiliza. Es una forma de normalizar los cuidados en una UCI que no tienen por qué ser estrictamente técnicos, de soledad y de desconexión con el exterior. Es totalmente compatible el estar acompañado con tener cuidados críticos y atención especializada”, destaca Arana.

"Los aspectos técnicos no son incompatibles con humanizar los cuidados"

Ainara Arana - Supervisora UCI Galdakao

Todo ello, trufado, por ejemplo, de objetos personales en el box. Que se lo digan si no a un chaval joven, con una enorme ikurriña presidiendo la entrada, que lleva tres meses entre esas cuatro paredes del centro galdakaoztarra. “A veces cuando se alarga la estancia, les traen fotos, o algunos objetos importantes para ellos”.

Para las familias, tener más flexibilidad horaria les permite elegir el momento que más les conviene y les brinda disponibilidad para seguir la evolución del enfermo. “Además, si están en condiciones de poder hacerlo, los pacientes tienen la televisión para distraerse, no tienen que estar mirando todo el día la pared; les dejamos traer sus dispositivos móviles como una tablet, o hablar por teléfono con sus allegados... Eso ha cambiado con respecto a los protocolos anteriores, donde era todo más hermético”, resalta Ainara Arana.

Ainara Arana, supervisora de la UCI del Hospital de Galdakao y Virginia Arnáiz, médico intensivista. Borja Guerrero

FISIOTERAPIA EN FAMILIA

En los últimos tiempos se han implantado diversas iniciativas como la participación de la familia en los cuidados. “Hacemos la fisioterapia delante de ellos para que puedan hacerles algún movimiento sencillo adaptado a sus necesidades. Y hacemos una movilización precoz para disminuir las secuelas motoras en los pacientes más graves una vez que han alcanzado cierta estabilidad”, explican.

Estar en un entorno mejor, también cura. Por ello se ha mejorado el acondicionamiento de la sala de descanso de familiares, haciéndola más confortable y amigable, así como la adecuación de los boxes. Por otro lado, se ha favorecido el descanso nocturno de los ingresados con medidas para reducir la contaminación acústica. 

"Estar en una UCI no tiene por qué ser un secuestro"

Virginia Arnáiz - Médico intensivista

Con estas iniciativas, el estado de ánimo mejora, eso influye en la salud e incluso el dolor es percibido de diferente manera cuando nos sentimos bien tratados. Lo saben bien las once personas que el miércoles pasado permanecían en camas UCI. “Y eso que has venido en un momento tranquilo, media hora antes y estábamos con una fibro, una endoscopia,... además hemos recorrido el lado tranquilo”, aclara Arnáiz, consciente de que la visita a una Unidad de Intensivos siempre impresiona.

Porque allí sigue habiendo pacientes de covid, con graves complicaciones respiratorias, pero sobre todo hematológicos y oncológicos. Los que provienen del quirófano son los de cirugía vascular que no necesitan intubación o ventilación mecánica, ya que el resto de operados va a Reanimación. Acumulan estancias medias de cinco días que el covid ha alargado muchísimo. También ingresan aquí los politraumatizados, y justo el día anterior había recibido el alta una chica, víctima de un atropello. Y luego está el resto de enfermos con cuadros más severos, a veces sedados o intubados.

ALTAS SUPERVIVENCIAS

Pero gracias a la tecnología se han conseguido cifras de supervivencia impensables. “Es que los cuidados intensivos han cambiado mucho en los últimos años y ha bajado mucho la mortalidad. Eso permite mirar hacia adelante y centrarse en la calidad de vida”, precisa.

Entre las mejoras introducidas en el plan de humanización, figura que ya no sea necesario estar presente a una hora concreta para recibir la información. “Podemos informar al cuidador principal, a quien ellos eligen, telefónicamente. Eso ha variado mucho a raíz de la pandemia. Y es un cambio notable de mentalidad”, afirma.

Por lo tanto, la humanización no es un tema baladí aunque resulte difícil comprobar estadísticamente la repercusión de las medidas. “De momento, no se puede traducir en cosas tangibles. Por ejemplo, para ver el impacto de introducir la fisioterapia, se necesita un gran número de pacientes. Pero vemos que movilizándoles antes, evolucionan mejor en la desconexión de la ventilación mecánica, y disminuye el delirio”, subraya Arnaiz.