El director de Deusto BigData es uno de los expertos que mejor conoce las posibilidades del mundo digital pero también uno de los que está más capacitado para desentrañar sus riesgos.

Usted ha confesado públicamente estar saturado digitalmente.

-Sí, lo hice en una semana en la que llegué al viernes con 61 conversaciones de Whatsapp pendientes de abrir. Estoy cada vez más cerca de la desconexión, he leído cómo hacerlo y lo estoy aplicando. Como además todos los móviles te miden los tiempos de uso es muy fácil.

¿En qué consiste exactamente?

-Se basa en tres ejes. Primer eje, cero notificaciones que es lo que más nos angustia. Segundo eje, reducir el consumo de contenido digital por redes sociales, fundamentalmente aplicaciones móviles. Yo tenía 40 minutos al día y me he propuesto bajarlo a la mitad. Y el tercer eje se basa en las reuniones. La app Time Doctor Radar monitoriza estos temas. Yo dedicaba aproximadamente un 75% del tiempo y el objetivo es reducirlo a la mitad en seis meses.

Llama la atención porque usted es un profesional eminentemente volcado en la tecnología.

-Quizá por ser alguien tecnológico sepa de esto. Normalmente estas cosas las ignora la gente que no sabe cómo funciona la tecnología.

Es por todo eso que cada vez se venden más teléfonos básicos, los llamados tontos.

-Sí, claro. El año pasado hubo récord de ventas y aumentó un 30% tanto en España como en Europa.

Y no precisamente entre el público mayor sino entre el más joven.

-Es que precisamente ahí esta el target. Los que más conocemos este mundo, somos los que más estamos volviendo para atrás.

Asegura usted que no se ve en una sociedad que "ha modelado su convivencia con herramientas diseñadas para ser adictivas".

-Es que se ha naturalizado ser adicto al móvil y lo que cala es que el raro es el que sale del sistema. Eso es tremendamente preocupante.

¿Por qué asegura que WhatsApp es una tecnología puntera usada por una especie con emociones paleolíticas?

-La referencia es una entrevista de un biólogo que decía que la tecnología ha evolucionado en la sociedad y las emociones no, y seguimos teniendo sesgos cognitivos. Por ejemplo nos gusta el sesgo de confirmación, nos gusta leer las cosas en que creemos. ¿Qué hacen las redes sociales? Alimentar ese sesgo. Nos gusta el sesgo de la negatividad ¿Qué hacen las redes? Priorizar contenido negativo, amarillista etc... Eso son las emociones paleolíticas.

¿Considera que en el medio plazo conseguiremos hacer un uso más racional de la tecnología?

-Tengo serias dudas. No creo que esta generación lo consiga. Lo puede lograr la siguiente, una vez que se dé cuenta de los problemas de intoxicación digital que sufren. Quizá cuando esa gente tenga 25 años se va a percatar de lo enterrado digitalmente que está. Pero lo digo con cautela absoluta.