- Las crisis suelen generar cierta psicosis en las pautas de consumo de la gente en los lineales de los supermercados. Con la cuarentena decretada durante la pandemia fue la compra compulsiva de rollos de papel higiénico. Y ahora, con la invasión de Rusia a Ucrania, le ha tocado el turno al aceite de girasol. Grades cadenas como Mercadona, Consum, Carrefour o Eroski han comenzado a racionar las ventas de aceite de girasol para evitar el desabastecimiento ya que buena parte de su producción proviene de los países en guerra.
Cada vez es más habitual encontrar carteles en las baldas de los establecimientos en los que se limita la cantidad de unidades -botellas, garrafas- de aceite de girasol que cada cliente puede adquirir de una vez. Pero está es una práctica “ilegal”, según Facua-Consumidores en Acción, que prepara una batería de denuncias contra las cadenas de alimentación que recurran a esta práctica. Y es que, según denuncian, tras esta limitación podría haber una estrategia para especular con el precio del producto.
Con el objetivo de evitar la compra compulsiva que suele acompañar estados de miedo social, Facua ha recomendado a los consumidores que no compren un número superior de unidades “dejándose llevar por mensajes alarmistas” tanto de prohibición como de recomendación ya que “no hacen sino fomentar precisamente que se lancen a adquirir mayor cantidad del producto de la que realmente necesitan, provocando así el desabastecimiento”.
La asociación ha detectado, además, que las cadenas de distribución están especulando con los precios e inflándolos de forma desproporcionada. Facua ha registrado importes de hasta 2,98 euros el litro en el establecimiento que vende el producto a mayor precio.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Iliana Izverniceanu ha hecho un llamamiento a la calma de los consumidores tras conocerse los carteles que se han visto en algunos supermercados y en los que se limitaba la compra del aceite de girasol. Según Izverniceanu, estos establecimientos no tienen “amparo legal” para realizar tales acciones. En este sentido, el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, ha añadido que “la legislación no permite fijar topes a las unidades de compra de productos”. “Otra cosa es que se fomente una compra con una recomendación de máximos para que no se acapare de forma desproporcionada”, ha añadido.
Sin embargo, a su juicio, estas recomendaciones pueden causar el efecto contrario en los consumidores y “que se termine comprando más”. Más allá del precio del aceite, la representante de OCU ha señalado que aún no tienen datos para cuantificar cómo está afectado la invasión rusa de Ucrania en la subida del resto de los precios de los supermercados.
No obstante, sí ha admitido que se está produciendo un aumento del coste de productos relacionados con los cereales: “Van a seguir subiendo los precios de la pasta, galletas y de animales que se alimentan con cereales”. Al igual que el representante de Facua, Rubén Sánchez ha alertado de que esta subida se puede producir también por el “efecto llamada”.
Distribuidores. La falta de aceite de girasol por la guerra en Ucrania, país del que el Estado español importa más del 60 % de este producto, ha puesto el foco en el aceite de oliva como sustituto, lo que ha aumentado sus precios en origen y lleva ya a algunos expertos a advertir de su desabastecimiento si el conflicto bélico perdura. Desde el sector y desde el Gobierno, se ha destacado que el Estado español tiene la suerte de ser el primer productor de aceite de oliva del mundo.