stamos de vuelta en la calle”. Ese fue el grito que dio el pistoletazo de salida a esta manifestación que ha calentado motores y con gritos a favor del “feminismo antirracista”, en recuerdo de las “asesinadas” por violencia de género y por las mujeres que durante la pandemia se han dedicado a los cuidados.

También se vieron, nada más empezar, gestos contra la invasión rusa de Ucrania, con el lanzamiento de pequeños papeles con la palabra Paz escrita. “Que nos escuchen nuestras hermanas chilenas, argentinas, peruanas, ucranianas, rusas, afganas, saharauis y palestinas”, pidieron desde la organización.

Esta convocatoria fue la que reunió a la mayoría de las fuerzas políticas y a representantes del Gobierno, puesto que las dos formaciones que sustentan al Ejecutivo, PSOE y Podemos, acudieron a esta marcha.

Hasta siete ministras socialistas lideran la comitiva de la formación: la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, la de Política Territorial y Portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, la de Justicia, Pilar Llop, la responsable de Educación, Pilar Alegría, y sus homólogas de Ciencia e Innovación y Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Diana Morant y Raquel Sánchez, respectivamente.

El PSOE, que llevó su propia pancarta con el lema 8M, Más feminismo, mejor democracia, también estuvo representado por dirigentes de la formación, como su vicesecretaria general, Adriana Lastra, la secretaria de Igualdad del partido, Andrea Fernández, o su portavoz parlamentario, Héctor Gómez.

Mientras, la representación de Podemos estuvo formada por las ministras de Igualdad y Derechos Sociales y Agenda 2030, Irene Montero e Ione Belarra, así como el equipo del ministerio que lidera Montero, la secretaria de Organización de la formación morada, Lilith Verstrynge, o la portavoz del partido, Isa Serra, entre otras dirigentes.

Todas ellas se unieron a las miles de mujeres que se congregaron en esta marcha en la que, entre otras medidas se reivindicó una justicia que “escuche” y “crea” a las mujeres, que “elimine” sus “sesgos patriarcales, racistas, clasistas y capacitistas”; una legislación “que respete” la “libertad sexual” y “que persiga eficazmente la trata con fines de explotación laboral y explotación sexual”; o una educación “pública, universal, gratuita y de calidad” que “abrace y celebre todas las identidades y opciones sexuales” y que “combata las violencias machistas en todas sus formas”.

Por su parte la ministra de Igualdad, Irene Montero, celebró que las calles vuelvan a teñirse de morado por el 8-M, tras la pandemia del coronavirus: “Es la mejor de las noticias”, señaló.

En Madrid pero también en otras ciudades hubo una manifestación alternativa convocada por el Movimiento Feminista de Madrid para reivindicar la abolición de la prostitución y la pornografía y mostrar su rechazo a una ley trans que permita el libre cambio de sexo en el registro.

La exdiputada del PSOE Ángeles Álvarez, miembro de la Alianza contra el borrado de las mujeres, justificó esta división ante la necesidad de reivindicar la “agenda del feminismo”. “La agenda feminista no es la agenda que nos imponen los proxenetas, no es de quienes alquilan mujeres con fines reproductivos, no es de aquellos que quieren borrar el sexo registral, porque todo ello afecta a los derechos básicos de las mujeres”, manifestó.

“Esta es la ‘mani’ de todos los años, la ‘mani’ de siempre, la de todas y la que nos une”

Portavoz Comisión 8-M

“La prostitución y la pornografía son incompatibles con una sociedad igualitaria”

Portavoz Movimiento Feminista

“Las calles vuelven a teñirse de morado por el 8-M y esa es la mejor de las noticias”

Ministra de Igualdad