- El hundimiento el pasado martes en aguas canadienses del Villa de Pitanxo, un arrastrero congelador con base en Marín (Pontevedra), ha vestido de luto a Galicia, donde se sigue a la espera de la repatriación de los tres supervivientes y los nueve fallecidos, después de que Salvamento marítimo matizara ayer tarde que son nueve y no diez los cuerpos rescatados de la balsa. Mientras, las autoridades canadienses daban ayer por concluidas las tareas de búsqueda y rescate de los doce desaparecidos del barco pesquero, hundido en las aguas del Gran Banco de Terranova.

Un alto funcionario canadiense informó a Efe de que el Centro de Coordinación de Rescate de Halifax (Canadá) anunciaría a las 16.00 hora local (20.00 GMT) que la búsqueda de los doce desaparecidos se daba por concluida.

La decisión de las autoridades canadienses se produce cuando las posibilidades de encontrar con vida a algunos de los doce desaparecidos son nulas. De hecho, las autoridades canadienses han prolongado las labores de búsqueda y rescate más allá del tiempo señalado por las tablas de supervivencia en las condiciones que se dan en las aguas del Gran Banco de Terranova y que indican que tras 24 horas no existen opciones reales de encontrar a los pescadores con vida.

Previamente el Centro de Coordinación de Rescate con base en Halifax informó de que en la zona de rastreo, en el Gran Banco de Terranova, las olas son de unos 10 metros de altura, con vientos de hasta 85 kilómetros por hora y una visibilidad de 6 kilómetros, dificultaba enormemente las labores de rescate.

La notificación del fin de las operaciones de búsqueda y rescate se produjo poco después de que el Centro de Coordinación de Rescates confirmase que el número final de cuerpos recuperados es nueve y no diez como inicialmente se informó.

El error es fruto de una confusión durante la comunicación con uno de los barcos pesqueros portugueses que participaba en las tareas de rescate.

Tras la aclaración de las autoridades canadienses, el número de pescadores rescatados con vida es tres mientras que los cadáveres recuperados son nueve. Otras doce personas siguen desaparecidas.

Los tres supervivientes son el patrón del barco, Juan Padín; su sobrino Eduardo Rial; y un marinero originario de Ghana.

Los tres viajan en el pesquero gallego Playa de Menduíña 2 que también recuperó seis cadáveres. Otro cuerpo se encuentra en el pesquero portugués Novo Virgem da Barca y los dos muertos restantes han sido recogidos por el buque canadiense Nexus.

La Xunta de Galicia decretó tres días de luto y su gabinete guardó un minuto de silencio, tras el cual y en una visita a Marín, su presidente, Alberto Núñez Feijóo, confesó que los tres supervivientes tienen que ser personas “muy fuertes” porque es “muy difícil permanecer con vida” en esas condiciones. Aguantar en una balsa en esas gélidas aguas y con el “riesgo de hipotermia” es algo realmente complicado, señaló Núñez Feijóo.

Acerca de las causas del sumergimiento, el presidente gallego indicó que el Villa de Pitanxo tenía 50 metros de eslora, por tanto es “un gran barco que se ha hundido”, de manera que las condiciones del mar, según concluyó Núñez Feijóo, tenían que ser “absolutamente adversas”.

Los tres supervivientes del Villa de Pitanxo, están “en proceso de descanso y aún en shock”, según la información dada por el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones.

Mientras, Galicia ha activado un protocolo “semejante” al establecido tras el accidente ferroviario del Alvia, ocurrido en Santiago en julio de 2013, y por tanto atenderá con psicólogos a las familias de los 24 marineros que estaban a bordo.

Llamada. Aura, pareja sentimental de Martín, un marinero del Villa de Pitanxo, del cual no sabe nada, se acercó a la casa armadora para intentar obtener alguna información, porque en la última llamada con su compañero solo supo que “hacía mal tiempo, pero era lo normal”. Él tiene 54 años, vivían juntos en Vigo, y la última vez que ambos entablaron contacto fue el pasado lunes. En la conversación trataron el duro clima de la isla canadiense de Terranova: “Siempre pasaba”, observó ella, resignada, y con una emoción contenida. Partieron el 26 de enero y ahora Aura se encuentra en Marín, junto a la sobrina de él, sumida en la incertidumbre: “Nada, no sabemos nada”.