¿Qué supone este reconocimiento?

-Valoramos muchísimo todo reconocimiento y apoyo de la sociedad y las instituciones porque tenemos pleno convencimiento de que somos solamente una pequeña parte de una sociedad solidaria que no mira a otro lado frente a un escándalo humanitario como es el de las víctimas en las rutas migratorias. Nuestra organización es solamente un canal a través del cual hacemos llegar la ayuda directa que una sociedad sensibilizada desea transmitir, para hacer frente a la injusticia que supone la vulneración de los Derechos Humanos fundamentales. Este reconocimiento, concretamente, significa un combustible muy importante para continuar navegando contra viento y marea, nunca mejor dicho. Lo sentimos como un gesto que nos ayuda a reafirmar el rumbo correcto de nuestras acciones.

El motivo radica “en su innegable y permanente lucha por los derechos humanos”. ¿Qué opinión le merece?

-La ONG Salvamento Marítimo Humanitario, a pesar de ser muy modesta, tiene un gran alcance en cuanto a la ayuda humanitaria que presta y al impacto social que tiene. Supone un gran esfuerzo mantener los proyectos y buscar los recursos humanos y materiales necesarios para desarrollar los tres proyectos principales a los que nos dedicamos. El barco de rescate Aita Mari eclipsa el resto de iniciativas, pero no debemos olvidar que en el campo de refugiados de Vial se han atendido los últimos cinco años a más de 12.000 personas cubriendo la clínica 365 días al año mediante voluntariado. Ni que decir de la labor de educación para la transformación social a través de las conexiones online entre el Aita Mari y los centros educativos, o las charlas y eventos de sensibilización en los que participamos presencialmente, con el fin de cooperar por una sociedad más justa y sostenible. Hay aspectos fundamentales en esta vida que no se pueden normalizar en la sociedad, e invertir en información de calidad y educación es vital. Trabajar sobre el terreno, además, nos ofrece la oportunidad de vivir en primera persona este drama y poder contarlo de manera más eficaz. La ventaja de estar en el campo de refugiados, ser testigos en el mar, y colaborar con otras ONG, además de ofrecer la ayuda humanitaria, permite tener información muy directa y denunciar públicamente la injusticia que sufren las personas.

Miren Zarate, presidenta de Sabino Arana Fundazioa, dijo que cada nueva incursión pone de manifiesto la urgencia de superar las malas políticas migratorias. ¿Es así?

-Sin duda alguna, los estados miembros de la Unión Europea tienen que ser conscientes y responsabilizarse de este drama, urge. La indiferencia y la normalización del sufrimiento ajeno no es bajo una alternativa que debamos aceptar. Es imprescindible darse cuenta de que el proteccionismo y paternalismo de Occidente no resuelve el origen del problema. El cambio climático, la explotación de los recursos y riqueza naturales que tienen los países del continente africano, se encuentran expoliados y masacrados por estilos de vida que no son sostenibles para una parte del planeta. Realmente no llegamos ni siquiera a estar a la altura de gestionar una migración a través de vías legales y seguras mediante acuerdos internacionales vinculantes. La inmensa mayoría de las personas que huyen de sus países no lo harían si tuviesen oportunidades de vivir con dignidad porque, como todo ser humano, aman lo suyo. Solamente necesitan paz.

¿Cuál es la situación para los barcos de rescate como el ‘Aita Mari

-La situación no es nada fácil. Los costes económicos son muy elevados y las trabas administrativas también obstaculizan la operatividad. Para una ONG como la nuestra, el sacrificio y la exigencia para mantener un barco de rescate es muy grande.

Uno de los problemas, una vez realizada la labor de rescate, es encontrar un puerto...

-La que las instituciones europeas quieran. El problema es que los convenios internacionales vigentes ni siquiera se cumplen. Rescatar a personas que se encuentran en peligro de naufragio, subirlas a bordo y esperar varios días a tener una respuesta, no es humano. Tal y como estamos comprobando a través de las informaciones que llegan, la militarización y externalización de las fronteras es una táctica que no resuelve el problema pero lo aleja y parece ser que, alejándolo, podemos quedarnos más tranquilos. No. Deseamos que los países de origen de la migración no se vean explotados y las personas, obligadas a huir. Migrar es un derecho y es algo natural del ser humano por la búsqueda del progreso y la evolución personal. Por eso, es imprescindible facilitar vías seguras, independientemente de dónde se haya nacido.

Desde 2018 salvando vidas...

-Así es, desde 2015 han muerto más de 20.000 personas en el Mediterráneo, y hubiesen muerto más si la flota civil de rescate no hubiese actuado.

¿Cuál es la situación actual?

-La situación en el campo de refugiados de Vial es compleja. La UE está invirtiendo en la construcción de campos de refugiados bien parecidos a cárceles de presidiarios, más que de refugiados y solicitantes de asilo. Aita Mari se encuentra en muy buenas condiciones para continuar operando y el Mediterráneo Central, al igual que la Frontera Sur y la ruta Atlántica, prácticamente se encuentran como una olla a presión. Lo hemos visto en Siria y Afganistán. Aunque no sigamos viendo en los medios gente sobre los motores de los aviones, hay muchos sintiendo estar muertos en vida y continúan naufragando botes a diario. Todos somos responsables de una u otra manera de esta situación, desde la sociedad civil hasta las instituciones. Es compromiso de todos hacer cuanto esté a nuestro alcance para no dejar esta herencia a futuras generaciones.