En la actualidad, Aranzadi cuenta con más de dos mil socios, de los que muchos son investigadores titulados universitarios en el campo de las ciencias naturales y humanas, siendo las disciplinas científicas de mayor incidencia la biología, la antropología, la arqueología, la historia, la etnografía, la astronomía o la geología. Aranzadi es hoy en día un referente para la comunidad científica, como lo demuestran los muchos reconocimientos públicos obtenidos a lo largo de su dilatada trayectoria. Numerosas son las personalidades que han formado y forman parte de esta sociedad: Telesforo de Aranzadi, Joxemiel de Barandiaran, Ramón Margalef, Eduardo Chillida, Joaquín Gómez de Llarena, Jesús Elosegi o Francisco Etxeberria, entre otros. Desde 1999, el tolosarra Juantxo Agirre Mauleon, arqueólogo por la Universidad del País Vasco, es su secretario general y rostro más conocido.
¿De pequeño tenía claro que quería ser arqueólogo?
Mis primeros recuerdos son de séptimo de EGB, cuando estudiaba en los Escolapios de Tolosa. Nos pidieron una redacción sobre qué queríamos ser de mayores y yo puse que arqueólogo y geólogo. Desde pequeño me atrajeron las piedras y me fascinaban los descubrimientos del pasado.
¿Qué cualidades debe tener un arqueólogo?
Curiosidad por conocer nuestro pasado, constancia en la recogida de los datos, saber trabajar en equipo y tener una visión multidisciplinar de las cosas.
¿Se puede vivir de la arqueología?
Es muy complicado vivir de la investigación arqueológica fuera de los círculos académicos o de las universidades. Ser profesional autónomo es muy difícil. La Sociedad de Ciencias Aranzadi es una de esas excepciones, que por su trayectoria histórica y por su tamaño puede dar albergue a un pequeño número de arqueólogos para que puedan vivir de ello.
¿Cuál es su labor en Aranzadi?
Gestionar a todas las personas que trabajan en los distintos departamentos, intentando dar solución a los problemas en el desarrollo de sus proyectos de investigación, y buscar parte de la financiación, cosa que es harto difícil.
¿Cómo se organiza para gestionar su trabajo de investigador y además participar en excavaciones?
La verdad es que organizarme a veces es un milagro. El día a día en Aranzadi no me deja tiempo para la investigación. Entre mis objetivos se encuentran formar a nuevas generaciones de jóvenes investigadores e investigadoras, por eso tengo que estar también en las labores de campo, que es donde en la convivencia diaria vas captando a personas con vocación por la ciencia e incorporándolas a las dinámicas de Aranzadi.
¿Qué tal se le da lidiar con las instituciones?
Trabajar con las instituciones públicas es difícil y fatiga mucho, pero hay que saber relativizar. Cada cuatro años suelen cambiar los responsables y muchos departamentos dependen del ADN de su responsable político. Me ocurre como a nuestros agricultores, que estoy siempre mirando la climatología política para saber cuándo tengo que sembrar o cómo tengo que trabajar la tierra. Además, la burocracia y el papeleo son cada vez mayores, y a nosotros lo que nos gusta es hacer ciencia. Eso sí, Aranzadi no existiría sin el apoyo institucional. Nuestra relación es muy estrecha y los proyectos más importantes los realizamos en común con las instituciones públicas.
¿Cuáles han sido los mayores hitos logrados en Aranzadi?
Los más importante de Aranzadi ha sido ser constantes a lo largo de 75 años, haber sabido adaptarnos a los cambios que ha habido a nivel global y a nivel de la sociedad vasca, y continuar dando respuestas a grandes retos como el cambio climático, la protección del medioambiente, los derechos humanos o la convivencia. También hay hitos científicos muy importantes, como el descubrimiento de las pinturas rupestres en las cuevas de Altxerri (Aia), Ekain (Deba) o Alkerdi (Urdax), o el descubrimiento de nuevas especies en el mundo de los hongos o la fauna cavernícola, además de haber sido la entidad que más restos de personas desaparecidas ha logrado recuperar a lo largo de los últimos veintiún años, ser la primera estación de anillamiento científico de aves de toda la península ibérica, haber sido partícipes de que las marismas de Doñana se hayan podido salvar gracias a los primeros estudios de aves realizados allí en 1949, o haber sido la primera sociedad micológica a nivel estatal. También fue un hito el estudio científico sobre los efectos medioambientales de las masivas plantaciones del pino insignis tras la crisis del caserío.
¿En qué yacimientos arqueológicos se encuentran trabajando actualmente?
Fundamentalmente en tres ámbitos: en la memoria histórica, en la prehistoria y en la arqueología histórica. En el de la memoria histórica estamos recuperando restos de personas represaliadas por el franquismo en Sevilla, Córdoba, Asturias, Baleares, Extremadura y Navarra, entre otras zonas. En el ámbito de la prehistoria estamos trabajando en estaciones megalíticas en torno al río Deba y excavando en cuevas tan importantes como en Alkerdi (Urdax) o en Koskobilo (Olazti-Olazagutía). También estamos trabajando en poblados de la edad del hierro como los de Basagain (Anoeta), Munoaundi (Azkoitia/Azpeitia), BBIO (Aiara) o Irulegi (Aranguren), y en castillos medievales como los de Amaiur o Lekunberri, ambos en Nafarroa. Durante estos meses estamos procediendo a investigar y recuperar la memoria del cementerio de Begoña en Bilbao, que se está convirtiendo en un campus universitario para estudiantes de diferentes universidades.
¿Qué función desempeña Aranzadi en nuestra sociedad?
Es un referente en materia de medio ambiente, de memoria histórica y de patrimonio cultural. Somos una entidad independiente que tiene uno de los máximos índices de credibilidad por parte de la ciudadanía, y esto nos hace avanzar en el conocimiento de nuestro medio natural y humano, algo indispensable para el progreso y bienestar de la sociedad vasca.
Entre los muchos departamentos con los que cuentan se encuentra el de astronomía, ¿qué labor se realiza ahí?
El departamento de Astronomía fundamentalmente difunde que nuestro cielo es parte de nuestra vida cotidiana, pese a que en las últimas décadas tenemos la capacidad de tener todo el planeta iluminado las veinticuatro horas del día. Necesitamos la oscuridad, ver el fondo estrellado de nuestro firmamento. Tenemos que dar descanso a la naturaleza. No podemos consumir tanta energía. Por eso estamos intentando impulsar que las leyes de contaminación lumínica sean más valientes, y que el ahorro energético que tenemos que hacer en nuestras casas también sea cada vez más importante. Cuando la gente conozca más nuestros cielos y sepa identificar nuestras estrellas avanzaremos en este camino. Por cierto, acabamos de publicar el primer planisferio para conocer el cielo situado en la latitud del País Vasco.
Posando junto a unos proyectiles de hierro expuestos en el Centro Arqueológico-Museo de Amaiur.
¿Qué requisitos son necesarios para ser socio?
En primer lugar, tener interés y afición por la ciencia y por nuestro patrimonio. Eso lo primero. Después, entrar en nuestra página web (www.aranzadi.eus), darse de alta, aportar los datos personales y señalar si se quiere colaborar con un determinado departamento o si simplemente es un donativo de apoyo a la trayectoria y a los retos que tiene Aranzadi. Los retos no son otros que los que tenemos todas las personas de este planeta por conocer mejor nuestro medio ambiente y la evolución histórica que hemos tenido como humanos.
¿Qué actividades realiza un socio?
Los socios eligen el órgano de gobierno cada cuatro años. También, en todos los departamentos existe la figura del socio activo, que son las personas que a lo largo del año participan en excavaciones o que semanalmente se reúnen porque les gusta, por ejemplo, la astronomía, y quieren de alguna manera divulgarla entre la sociedad o desean colaborar en realizar un atlas de aves o en realizar seguimientos de charcas donde hay anfibios. La doble identidad que tiene Aranzadi de profesionalidad y voluntariado es lo que la hace ser una marca de valor reconocible entre la ciudadanía.
¿Qué proyectos sociales llevan a cabo?
En el ámbito social estamos trabajando con sectores marginados, como por ejemplo la población reclusa. Consideramos que desde el mundo de la ciencia podemos hacer aportaciones importantes en el ámbito de la justicia restaurativa. Con estas personas, que proceden de fracasos familiares o de fracasos escolares, hacemos proyectos con objetivos sociales, recuperando zonas medioambientales o recuperando edificios históricos como pueden ser las históricas estaciones del ferrocarril del valle del Urola (Gipuzkoa).
¿Es importante la labor de los voluntarios?
Un voluntario es una persona que participa en las actividades de Aranzadi y que nos dice que ha encontrado un determinado objeto arqueológico en el campo, o que ha observado un determinado insecto en una zona insospechada. También es una persona que nos ayuda a recaudar fondos para poder estudiar un enclave romano al pie del monasterio de Roncesvalles, o que nos aporta dinero para hacer una charca para anfibios. Los voluntarios son personas que trabajan en otros ámbitos como la administración pública, en un comercio o en una calderería, y que su tiempo libre lo invierten en ayudar a obtener información sobre la fauna de su municipio, participar en las excavaciones arqueológicas o recuperar objetos antiguos para las colecciones científicas de Aranzadi.
¿Tienen muchas consultas de los ciudadanos?
Sobre todo en la temporada de setas y perretxikos, cuando las consultas son terribles porque tenemos una ciudadanía muy micófaga. La mayoría se refieren a poder determinar si una especie de seta es comestible o no. Estamos creando, junto con la Universidad del País Vasco, una lista roja de hongos y setas porque el declive del número de especies y de sus hábitats está siendo muy importante y es algo que nos preocupa. La presión humana en temporada de setas es excesiva. Hay que reconocer la labor de toda esa generación de micólogos que han estado colaborando desinteresadamente durante décadas con los servicios de urgencias de nuestros hospitales, asesorándoles cuando se producen intoxicaciones, por coger amanita phalloides u otro tipo de setas venenosas.
¿Se pueden visitar las instalaciones de Aranzadi?
Tenemos dos instalaciones: la sede central en Donostia y el centro de observación de aves Urdaibai Bird Center, que se encuentra situado en la ría de Gernika y que está abierto al público. La sede central necesita una rehabilitación integral, pero somos muy austeros y no tenemos capacidad económica para hacer obras. Sí que nos gustaría poder mostrar a todos los ciudadanos las colecciones científicas y los tesoros del patrimonio cultural que tenemos custodiados en nuestros almacenes, pero de momento no son accesibles al público.
En el yacimiento arqueológico de Resa, situado en el término municipal de Andosilla (Navarra) están realizando descubrimientos muy interesantes...
Trabajar en Andosilla, en concreto en el yacimiento arqueológico de Resa, está siendo un reto personal. Nunca había dirigido ninguna excavación en el valle del Ebro, en la Ribera de Navarra. Allí estamos intentando vincular una estructura constructiva, que bien pudiera ser una iglesia, a una de las necrópolis más antiguas de Navarra que también hemos descubierto. Junto a ello hemos encontrado los restos de un villa romana cuyo abandono lo estamos estudiando en su relación con los cambios climáticos producidos en el siglo III d. C., y que a su vez coincidieron con la crisis del Imperio Romano. En Andosilla también nos hemos encontrado con algo muy demandado en la actualidad: personas que quieren participar en la recuperación e investigación de su patrimonio y de su medio ambiente. Aranzadi les está dando cauce de una manera científica y ordenada. No podemos estar de espaldas a nuestro vecindario ni a nuestras pequeñas localidades.
PERSONAL
Edad: 56 años.
Lugar de nacimiento: Tolosa (Gipuzkoa).
Estado civil: Soltero.
Formación: Arqueólogo e historiador por la UPV-EHU.
Carrera profesional: El secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi desarrolla su actividad, sobre todo, en época medieval y posmedieval. Ha dirigido y dirige distintas intervenciones arqueológicas y recuperación del patrimonio en contextos urbanos y rurales.
EN CORTO
Una virtud: "Ser observador".
Un defecto: "Meterme en demasiados fregados".
Un vicio: "La cuajada de oveja de Amaiur".
Una afición: "La montaña".
Qué valora de la gente: "Que sea resolutiva ".
Un libro: "La Odisea, de Homero".
Una película: "Dersu Uzala, de Akira Kurosawa".
Una comida: "La ensaladilla rusa".
Una bebida: "Vino rosado de Andosilla (Navarra)".
Un lugar para vivir: "Euskal Herria".