- A partir del 29 de noviembre comenzará a implantarse en las tres capitales de la CAV el nuevo sistema digital de gestión compartida entre Ertzaintza y policías locales de todos los expedientes de delitos de violencia contra las mujeres. "Queremos dar una respuesta homogénea y estandarizada a cualquier víctima", revela Xabier Peña, jefe del centro de investigación de la Ertzaintza en Donostia y miembro del Equipo de Proceso de Violencia de Género en este cuerpo.
¿Sigue habiendo demasiados casos que no trascienden?
-Dentro de esta tipología de delitos, como en el resto del espectro del Código Penal, existe mucha cifra negra. Solo vemos la punta del iceberg, de ahí que sea tan necesario hacer un gran esfuerzo para que aflore el mayor número de casos. Hace falta una enorme labor de prevención.
Hay vidas en juego...
-Sí. Denunciar es fundamental, y hay un dato determinante en ese sentido. Las estadísticas nos dicen que en el conjunto del Estado un 80% de las mujeres asesinadas no habían interpuesto denuncia, mientras que dos de cada diez sí lo habían hecho. Pues bien, en Euskadi llevamos una década en la que no se han registrado víctimas entre mujeres que habían denunciado. Ninguna mujer que haya presentado denuncia ha sido asesinada. El mensaje es claro. Se tienen que conocer estos hechos para poder adoptar las medidas de protección.
¿Cuál es el mayor impedimento?
-Varía mucho según el perfil. Hay algunas víctimas de edad avanzada. Otras, inmigrantes en situación de vulnerabilidad, y también mujeres con discapacidad. El empoderamiento y la formación son fundamentales, pero hay ocasiones en las que resulta complejo por distintas circunstancias.
En cualquier caso, se trata de un delito penal público...
-Sí, podemos actuar de oficio. De hecho, casi la tercera parte de los atestados que incoamos son de oficio, es decir, sin denuncia de la víctima. Pese a todo, es mucho mejor dar un paso al frente porque siempre va a ser mucho más eficaz la orden judicial de protección cuando haya interpuesta una denuncia.
¿La sombra de la pandemia sigue siendo alargada?
-Durante los meses de confinamiento bajó muchísimo el número de casos notificados, pero más de año y medio después podemos decir que nos encontramos en niveles previos a la pandemia, con un ligero repunte. Entre los tres territorios de la CAV se registran de quince a dieciséis denuncias diarias. El ratio que sufrimos por violencia de género en Euskadi es, en cualquier caso, de los más bajos del Estado.
¿Los recursos son suficientes para atender a las víctimas de violencia de género?
-Las 22 comisarías de la Ertzaintza -ocho en Gipuzkoa, once en Bizkaia y tres en Araba- tienen sus puertas abiertas las 24 horas durante todos los días del año para dar una respuesta integral a todas las víctimas de violencia de género. Disponemos de un sistema de calidad atencional validado desde 2006 y que se renueva cada tres años mediante auditorías internas y externas. Se atiende la urgencia, se registra la denuncia, la orden de protección, la derivación a otros recursos... La respuesta que se ofrece es eficaz.
¿Cómo miden el peligro al que puede estar sometida la víctima?
-Disponemos de una herramienta científica muy valiosa. El sistema de evaluación de riesgos se elaboró conjuntamente con el Departamento de Psicología Clínica de la UPV/EHU, en concreto con el catedrático Enrique Echeburúa, una eminencia en este campo. Con este soporte, diferentes ertzainas hacen una valoración continua en distintos momentos secuenciales: cuando se produce una llamada de urgencia al 112, cada vez que se interpone denuncia, cuando se remite el atestado... Esta herramienta de valoración permite analizar diferentes aspectos de la pareja y sus perfiles.
¿Y a partir de ahí?
-Fruto de esas respuestas, el riesgo se clasifica en cuatro niveles: básico, moderado, alto y especial. Las medidas policiales de protección van en cascada a partir de ahí. Ofrecemos formación de autoprotección a las víctimas que lo desean, llamándoles por teléfono de manera aleatoria. Además, se cede a aquellas que no tienen recursos un teléfono gratuito para que puedan pulsar la tecla de pánico y llegue así la llamada de urgencia a la comisaría más cercana o al centro de coordinación. El dispositivo tiene la función autodescuelgue para que el operador de la Ertzaintza pueda oír la conversación entre la víctima y el agresor. Son medidas obligatorias para todos los niveles de riesgo.
¿Y en los casos en los que se constata un mayor riesgo?
-Siempre que la víctima lo desee, le trasladamos al juzgado, a la primera vista oral, con protección de la Er-tzaintza. En los niveles altos de riesgo, además de todo lo comentado, se llevan a cabo actividades preventivas con agentes uniformados que acuden al entorno del domicilio, al lugar de trabajo, escuela... Se trata de estar presente en su rutina, para lo cual intervienen agentes de paisano cuando la víctima pide discreción. Para quienes lo solicitan, también se tramita la solicitud de pulsera telemática con tecnología GPS. En el nivel más alto de riesgo intervienen escoltas privados durante 24 horas del día.
¿Y qué ocurre cuando la víctima corre serio peligro pero no quiere protección?
-Si el juez manda un oficio de escolta durante 24 horas, aunque ella no lo desee, se lleva a cabo la medida. En cualquier caso, es muy comprensible que presenten ciertas reservas porque vivir con escolta condiciona sobremanera. Hay que llamarle cada vez que quieres salir a la calle, tiene que estar una hora antes revisando el garaje... Hay víctimas que por incomodidad desisten.
¿En qué fase se encuentra la implantación del proyecto EBA, que se ha anunciado como un salto cualitativo en la protección a mujeres víctimas de la violencia?
-El objetivo es coordinarnos todavía mejor con las diferentes policías locales. El proyecto EBA -Emakumeen eta Etxekoen Babesa- es un sistema digital de gestión compartida de todos los expedientes de delitos de violencia contra las mujeres de la Ertzaintza y policías locales. Estamos en fase de implementación y, si todo va bien, a partir del 29 de noviembre se comenzará a aplicar en los municipios que cuentan con más recursos, como Donostia, Gasteiz, Bilbao, Errenteria, Getxo, Basauri y Barakaldo.
¿Cuál es la principal virtud de este nuevo sistema de trabajo?
-Dar una respuesta homogénea y estandarizada a cualquier víctima que viva un episodio de violencia en cualquier pueblo o ciudad del País Vasco. Posteriormente se irán sumando a él diferentes estamentos: Judicatura, Fiscalía, Emakunde, forenses, servicios sociales... Es un proyecto estratégico que se desarrollará a lo largo de 2022. Nuestro esfuerzo también está orientado en la prevención y, en ese sentido, también impartimos charlas en institutos del País Vasco.