- La elevación del terreno en las inmediaciones del centro eruptivo en Cumbre Vieja, de 10 centímetros en las últimas 24 horas, y las altas tasas de emisión de dióxido de azufre -40.800 toneladas según la última medición- presagian que hay volcán para rato en La Palma. Un pronóstico, el del comité científico que monitoriza el día a día en la dorsal de Cumbre Vieja, que llegaba el mismo día que se cumplía el 50º aniversario de la erupción del Teneguía, que duró 24 días -desde el 26 de octubre hasta el 18 de noviembre de 1971- y cuyas coladas ocuparon 276 hectáreas.
La deformación del suelo que preocupa a los expertos podría anticipar un aumento del canal de lava o la apertura o cierre de algún punto de emisión, siempre dentro de la zona de exclusión, según explicó la directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional, María José Blanco. Así sucedió en las otras dos ocasiones durante el proceso eruptivo que comenzó el pasado 19 de septiembre en las que los científicos detectaron este fenómeno, y ahora cotejarán la veracidad de los datos por si pudiera haber alguna distorsión en las mediciones.
Por el momento esa mayor profusión de lava tras las sucesivas recomposiciones del cono principal sigue repercutiendo en la colada primigenia -la que atravesó Todoque y acabó formando una fajana- y en otra que avanzó por el sur de la montaña de La Laguna y cuyo frente sigue a unos 120-130 metros del mar. En un principio, el frente de la colada que se coló en el casco urbano de La Laguna tiende a unirse con aquella, a la espera de comprobar si los aportes de lava de los últimos días la hacen avanzar con mayor rapidez y en qué dirección, de lo que depende que haya más o menos viviendas sepultadas.
En cuanto a la última de las coladas en surgir, la que desciende por Las Manchas, se ha parado a unos 150 metros de una planta fotovoltaica, a 250 metros de unas viviendas en la zona del Corazoncillo y a unos 600 metros del cementerio. Según el último cálculo del sistema europeo de satélites Copernicus, son 908,2 las hectáreas arrasadas y 2.162 las edificaciones destruidas, además de otras 124 posiblemente afectadas. De acuerdo con los datos del Catastro, las construcciones destruidas o dañadas se estiman en 1.291, de las cuales 1.038 son de uso residencial, 135 agrícola, 64 industrial, 30 de ocio y hostelería, 11 de uso público y el resto de otros usos.
La sismicidad es otro de los indicios de la buena salud del volcán en Cumbre Vieja. En las últimas horas de ayer se intensificó la actividad a profundidades superiores a los 20 kilómetros, y, de hecho, se localizó uno de magnitud 4,8 en Fuencaliente con epicentro a 34 kilómetros y de intensidad IV y que también se dejó notar en La Gomera, El Hierro y Tenerife. Es el segundo registro más alto a lo largo del proceso eruptivo.
Para afinar aún más el seguimiento de esos terremotos, investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han transformado el cableado de fibra óptica que usa el observatorio astrofísico de El Roque de Los Muchachos, en La Palma, en una red sísmica para detectar movimientos del terreno.
Gracias al gran número de sensores, uno por cada 10 metros de cable, que proporciona este sistema será posible llevar a cabo estudios que son difíciles utilizando sismógrafos convencionales, como, por ejemplo, determinar la localización del tremor volcánico y su cambio en el tiempo. Ya se empleó el año pasado cuando se transformaron los cables de comunicaciones submarinos que conectan las islas de Tenerife y Gran Canaria, una zona de alta actividad sísmica, en una red de sensores capaz de detectar terremotos tanto cercanos como distantes a miles de kilómetros de su epicentro.
Aunque el final de la erupción está “lejos”, según admitió el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, las diferentes administraciones trabajan en el proceso de reconstrucción. El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, anunció que planteará en la próxima conferencia de regiones “un método correctivo” para poder recibir “los mayores recursos posibles” de los fondos europeos de solidaridad ante catástrofes.