- Obligar a los sanitarios a vacunarse contra la covid “no es un problema real en España” donde menos del 5% no se ha inmunizado. Lo dice el coordinador del Grupo de Ética de la Sociedad Española de Epidemiología, Fernando García, que apela a no aplicar medidas restrictivas porque “en este país la persuasión funciona”. García, que también preside el comité de Ética de la Investigación del Instituto de Salud Carlos III, afirma que en salud pública lo ideal es tomar las medidas menos restrictivas de las libertades individuales “y la menos restrictiva es la persuasión y el convencimiento”, y en eso “España es un relato de éxito” donde hubo una acogida masiva a la vacunación, incluso con los efectos adversos de la vacuna de AstraZeneca.
García considera que el debate sobre la obligatoriedad de la vacunación a los sanitarios es un “problema importado” de países como Francia, donde un tercio de los profesionales de la salud ha optado por no ponerse las vacunas. Además, en España faltan datos “certeros” de cuántos profesionales no se han vacunado -aunque los porcentajes que barajan están entre el 1 y el 5%- y saber hasta qué punto la bolsa de trabajadores sanitarios no inmunizados afectó a la trasmisión del virus a las personas que atienden, añade. Y si resulta, dice el profesional, “que estamos hablando de un problema que no está ocasionando problemas es que no existe el problema”.
Este epidemiólogo considera que el 70% calculado al principio de la pandemia para la inmunidad de grupo se ha quedado “antiguo” y explica que ya no es suficiente porque la variante delta es más contagiosa y se necesitan porcentajes en torno al 80 y el 85%. No obstante, apela a que no se tome la inmunidad de grupo como un “porcentaje milagroso” que resuelve el problema de la covid y subraya que “buscar una cifra mágica no conduce a nada porque no vamos a alcanzar ese 90%”, ya que los niños no se van a vacunar y representan el 11% de la población.
García reconoce que el concepto de inmunidad de grupo permite que siempre haya una reserva pequeña de personas que no se vacunan y se benefician del resto que sí ha recibido las dosis. “Es lo que se llama un aprovechado, un polizón o un gorrón en términos más coloquiales”, precisa.