Uno de los sectores más castigados por la crisis del covid también es el de la cultura...
-Especialmente, se han visto más afectadas las actividades que se desarrollan de forma presencial, la música, el teatro y la danza. Creo que la mejor forma de mantener las estructuras que tenemos y que los agentes culturales vascos privados vayan a tener unos ingresos es mantener la actividad cultural. Ha habido un esfuerzo muy serio de las instituciones para ofrecer una actividad cultural permanente y esto supone también un importante reto para los próximos meses. Si la situación sanitaria lo permite, debemos hacer todas las instituciones el esfuerzo para generar circuitos en los que se pueda desarrollar la actividad cultural de forma presencial y segura.
Uno de los objetivos principales de su departamento para esta legislatura es la profesionalización del sector cultural.
-En el país existen algunas estructuras y personas que han decidido hacer de la cultura su profesión y que cuentan con dificultades para poder desarrollar esa actividad de forma profesional y de forma continua. Lo que estos sectores nos están pidiendo es que el sistema institucional tenga en consideración las condiciones en las que ellos y ellas tienen que desarrollar su trabajo, también a la hora de computar sus ingresos, sus obligaciones fiscales, las características laborales y contractuales… No quieren que les paguemos el sueldo, sino que les pidamos los impuestos que les corresponden pero de acuerdo con las características en que ellos desarrollan su actividad, que tengamos en cuenta que muchas veces son contratados de forma intermitente.
Han apostado por salvar este año la Azoka de Durango y Euskaraldia.
-Este año, por las circunstancias en las que estamos de movilidad restringida, tiene una mayor dificultad, pero nos ha parecido importante que se celebre Euskaraldia en una situación en la que la normalización del euskera ha tenido algunas dificultades. En cuanto a la Azoka de Durango, somos conscientes de la importancia que tiene como escaparate de la producción editorial y discográfica del país. Muchas editoriales, sellos discográficos y grupos musicales venden en la Azoka una parte importante de sus ventas anuales que les permite hacer frente a la situación que se vive. Es muy importante salvar la Azoka en ese sentido, y también porque ayudamos a esos creadores a presentar sus obras para que lleguen al mayor número de personas posible a través de actos presenciales y de las nuevas tecnologías.
¿Cuáles son los principales retos de la cultura vasca para los próximos años?
-Los responsables y agentes culturales teníamos claro una serie de objetivos y esta crisis que estamos viviendo no ha hecho más que reforzarlos. Uno fundamental es la proyección exterior y el reconocimiento internacional de nuestra cultura. Está también el de la digitalización que tiene que ver con muchas actividades culturales. Con respecto a nuestro patrimonio cultural y nuestro pasado, el mayor reto pasa, en primer lugar, por su digitalización, de forma que nuestro patrimonio se convierta en algo accesible para el mayor número de personas y en un material vivo y de consulta. Tenemos como base de partida archivos digitalizados muy importantes en nuestro país, que van a contribuir a construir una biblioteca digital, que vamos a poder ver esta legislatura, que se llamará Euskariana, y que será como el gran portal de acceso a la cultura vasca.
“Si la situación sanitaria lo permite, debemos generar circuitos para desarrollar actividad cultural de forma presencial y segura”