- La investigadora británica Selma Huxley falleció el lunes a la edad de 93 años. Para Euskal Herria, Huxley pasará a la historia como la científica que rescató de las profundidades la apasionante aventura ballenera vasca en Labrador y Terranova (Canadá), entre los siglos XV y XVI. Gracias a sus investigaciones, la Unesco declaró el puerto ballenero vasco de Red Bay (península de Labrador) patrimonio de la humanidad. Por esta impagable labor que, hoy día tiene su prueba más tangible en la réplica de la nao ballenera San Juan en Albaola, Huxley recibió el premio Lagun Onari del Gobierno Vasco y la Medalla de Oro del Aquarium donostiarra.
Además, la investigadora británica estableció un vínculo muy estrecho con Oñati. En la localidad guipuzcoana, viuda y acompañada de sus cuatro hijos, se estableció a principios de los setenta y permaneció durante 20 años. Fue su base de operaciones para las investigaciones en archivos vascos y españoles.
Selma Huxley conoció Euskadi casi por casualidad, pero pronto se enamoró de ella. Pisó por primera vez Euskadi a mediados de los años 50, cuando acompañó a su marido, el arquitecto Brian Barkham, en uno de sus viajes. Sería entonces cuando la investigadora escuchó las primeras historias sobre los arrantzales que viajaban hasta Canadá para dar captura a las ballenas. "Mi marido tenía mucho interés en la arquitectura del País Vasco. Vino a estudiar a esta zona e hizo muchos amigos", recordaba para este periódico hace siete años, durante la jornada en la que el Aquarium la reconoció con la medalla de oro.
En uno de esos viajes, Huxley escuchó las historias de los balleneros, que le fascinaron aunque no pudo hincarles el diente hasta 1973, cuando consiguió un contrato con los Archivos Públicos de Canadá mediante el cual se le pedía que localizase documentación de interés para aquel país. Esta labor le llevó a Oñati, donde residiría durante dos décadas, investigando la documentación que contenía el Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa, ubicado allí. "Existe mucha documentación sobre los pescadores vascos, tanto en los archivos parroquiales de Gipuzkoa como de fuera", recordaba a este periódico. En esta labor recorrió de Euskal Herria y ciudades españolas como Burgos, Valladolid, Madrid o Sevilla. Entre los documentos investigados halló pólizas de seguros, contratos de tripulantes, testamentos o listas de aparejo, lo que le permitieron determinar que "existían importantes asentamientos vascos en Terranova y Labrador".
Huxley logró identificar cuáles eran estos asentamientos, así como los principales puertos balleneros que utilizaban los arrantzales. Ubicó tres: Middley Bay, Carrol Cove y Butes y Red Bay. Este último se convertiría en el puerto ballenero más importante de la zona en el siglo XVI, ya que se desarrolló en torno a él toda una industria ballenera. Todos estos descubrimientos llevaron a Huxley a volver a Canadá. "Pensaba que si había tanta documentación tenía que haber muchos restos arqueológicos en aquella zona", explicaba la investigadora. En 1977 organizó una expedición de reconocimiento en toda esa área. "Por ejemplo, había una cantidad enorme de tejas vascas alrededor de los puertos", contó a modo de anécdota.
Sin embargo, el hallazgo más importante no se produjo en la superficie, sino debajo del agua. "Sabíamos que si en la tierra había restos de estos asentamientos, en el mar tenía que haber muchos más", relataba. Su perseverancia le llevó a descubrir restos de dos balleneros vascos, que posteriormente serían reconstruidos y expuestos en dos museos de la zona. Este hallazgo le llevó a convertirse en toda una autoridad en esta materia en Canadá, que declaró el enclave de Red Bay Sitio Nacional de Canadá en 1979, mientras que Huxley fue nombrada miembro de la Orden de Canadá, máxima distinción civil del país en 1981. Desde el punto de vista del país norteamericano, el trabajo de Huxley ha permitido a Canadá conocer el origen etnográfico de algunas localidades de su costa atlántica.