- “Sin duda, en estos momentos, las prisiones del Estado son una olla a presión por el problema del coronavirus”, alerta la abogada penalista y penitenciarista Cristina Morcillo Buj, especialista en la atención letrada a presos.

Esta colegiada de Gipuzkoa advierte tanto a Instituciones Penitenciarias como al Ministerio de Interior de que el asunto “no es una broma” porque “estamos hablando de 58.369 internos” en todo el Estado. “La arquitectura de los centros, la mala ventilación, el hacinamiento y la sobrepoblación favorecen la transmisión de enfermedades infecciosas en el interior de las prisiones. Muchas familias y amigos de los presos están preocupadas y angustiadas”, describe.

Aclara que muchos de los internos se hallan “gravemente enfermos” en los módulos de enfermería de distintas prisiones españolas, algunos de ellos mayores de 75 años, así como mujeres embarazadas, además de personas diabéticas, aquejadas de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y pacientes oncológicos en tratamiento, entre otras dolencias como patologías autoinmunes e insuficiencias cardíacas y renales. “Se trata de internos que verían complicado gravemente su salud en caso de contagiarse por el Covid-19”, insiste.

“En las cárceles sigue sin haber geles, mascarillas y guantes suficientes para evitar que los funcionarios contagien a los presos y que éstos contagien a los funcionarios. Es necesario tomar medidas urgentes y que se respeten los derechos de las personas privadas de libertad y de sus familias”, insiste. La abogada revela que “la situación de una persona con una enfermedad grave dentro de una cárcel es un asunto desgarrador, porque no está correctamente evaluada ni tratada”.