madrid - Una mujer de 99 años falleció el martes a causa del coronavirus en el Hospital Gregorio Marañón, en Madrid. Además, la mujer contaba con patologías previas y dio positivo en la prueba de coronavirus tras su muerte. Es la tercera víctima mortal en el Estado por esta enfermedad.
Según indicaron las autoridades sanitarias, se trababa de una interna de la residencia de mayores de La Paz. Según detallaron fuentes de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, en esta residencia de mayores se han detectado diez casos: la fallecida, ocho usuarios y una auxiliar de enfermería.
Es por ello que la residencia habilitará zonas de aislamiento y procurarán que personas con síntomas no utilicen las zonas comunes, como pueden ser el comedor o los baños. Además, se restringirán las visitas al centro por prevención, tanto al exterior como al interior del edificio, por la seguridad de los usuarios y trabajadores.
INCREMENTO DE AFECTADOS El Ministerio de Sanidad confirmó, a las 18.00 horas de ayer, 261 casos de coronavirus en el Estado, de los que la mayor parte se localizan en la Comunidad de Madrid, Cataluña, Comunidad Autónoma Vasca y Comunidad Valenciana, y se mantiene la fase de contención.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, insistió, al igual que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en que el Estado está en fase de contención y que con las medidas que se están recomendando se puede detener al nuevo coronavirus.
"El 90% de los casos siguen siendo importados, por lo que no se puede asumir que el total de la población está en riesgo de padecer el nuevo coronavirus, sino sólo aquellos que están o han estado en entornos que tienen un mayor riesgo de contagio", explicó Simón, para señalar que la tasa global de casos en el Estado se sitúa en el 0,4 por cada 100.000 habitantes.
En el capítulo de restricciones, varias diócesis han recomendado evitar los besapiés a la hora de venerar imágenes, suprimir el gesto de estrechar la mano para dar la paz durante la misa, distribuir la comunión en la boca o vaciar las pilas de agua bendita de los templos, para evitar contagios por el virus.