bilbao - La falta de comunicación lleva muchas veces a parejas y familias a no poder gestionar sus conflictos. La mediación familiar ofrece un espacio neutral para recuperar el diálogo. El fracaso, dice su responsable, Cristina Merino, es no intentar, ni siquiera, sentarse a discutir e intercambiar opiniones.
¿Qué es el Servicio de Mediación Familiar?
-Es un servicio de atención e intervención familiar, de carácter extrajudicial para atender a las personas en cualquier momento del conflicto familiar que protagonizan. Es un servicio de acceso universal, de modo que toda persona que tenga interés y voluntad de hablar sobre la situación que atraviesa es bienvenida. El único requisito es estar empadronada en Euskadi y manifestar voluntad de utilizar este servicio.
Por tanto, lo principal, es que las partes acudan por decisión propia?
-Así es. Una persona puede solicitar una primera cita, a modo de sesión informativa individual, en cualquier momento en que toma conciencia de su situación y quiere abordar el conflicto. En ocasiones se trata de un problema familiar que no tiene trascendencia en el ámbito judicial, sin embargo a nivel relacional y emocional es de gran importancia.
¿Y cuáles son sus características?
-Se trata de un servicio gratuito, de acceso universal y directo, que no requiere una derivación de otra entidad, sino que las personas pueden solicitar una cita directamente, bien vía telefónica, por mail o presencial.
¿Se convierte, por tanto, en un espacio neutral?
-Eso es fundamental. En una situación de conflicto la tendencia natural es a pensar que el problema lo tienen los demás. Sin embargo, en mediación es clave la asunción de la responsabilidad personal, en el sentido de que todas las personas tenemos cierto protagonismo y responsabilidad en la situación que se ha generado y, por tanto, podemos aportar algo en la búsqueda de la solución.
¿A través de qué cauces llegan las personas a los servicios de mediación familiar?
-El mayor porcentaje vienen por información aportada por personas que anteriormente lo han utilizado, amistades o profesionales que les han informado, es lo que denominamos la difusión oral. También hay una presencia importante de la derivación de los servicios sociales de base, centros de Salud, educativos, la Administración de Justicia, la Ertzaintza, entre otros.
¿Cuando hablamos de mediación familiar, no tiene porqué haber hijos o hijas de por medio, verdad?
-Cualquier modelo de familia, con toda la diversidad actual, tiene cabida en la mediación. Pueden venir personas que necesitan un espacio para la toma de decisiones sobre una situación de conflicto en su relación; hermanos o hermanas con problemas de convivencia; familias con hijos e hijas adultos, por ejemplo, que tienen que abordar cómo resolver los gastos del hogar; o situaciones de dependencia familiar, entre otras muchas.
Una casuística muy amplia, por tanto?
-Así es, en síntesis, el Servicio de Mediación Familiar va dirigido a personas que se encuentran en una situación de ruptura o tienen desacuerdos generados por la convivencia, la atención de personas mayores dependientes, conflictos intergeneracionales, situaciones de acogimiento familiar o conflictos surgidos por causas de la herencia.
Y, más allá de ese espacio neutral, ¿qué les ofrece el Servicio de Mediación Familiar?
-Junto al espacio neutral es importante valorar el tiempo que se les ofrece para la comunicación en un clima confidencial. El potencial que tiene el simple hecho de sentarse y poner palabras a las emociones que se están sintiendo, es una garantía de generar un cambio cognitivo, en la medida que se van identificando los intereses y necesidades que subyacen a todo conflicto. La normalización y legitimación de las diversas opiniones les ayuda a escuchar, respetar, contrastar y abrir espacios de reflexión.
Un espacio facilitador de la comunicación y que posibilita la gestión de las emociones.
-Esos son los principales objetivos, facilitar que las personas hablen entre ellas y el manejo de las emociones en las relaciones familiares. Además, ofrecemos información jurídica, psicológica y social en el contexto de la mediación, para favorecer acuerdos consensuados. El proceso implica un compromiso importante de sus protagonistas, tiene un impacto en la reducción de los costes emocionales y temporales, y evita la judicialización de las relaciones familiares.
¿Quién compone los equipos del Servicio de Mediación Familiar?
-Somos un equipo interdisciplinar, especializado, imparcial e independiente. La formación de origen es tanto en Derecho, Psicología, Trabajo y Educación Social con formación en materia de gestión de conflictos y mediación, estando registrados como tales en el Registro de Personas Mediadoras de Gobierno Vasco.
¿Se puede hablar de éxito y de fracaso en el Servicio de Mediación Familiar?
-El éxito está en la propia satisfacción de las personas cuando toman decisiones y llegan a sus acuerdos. El fracaso es no intentar, ni siquiera, sentarse a discutir. Que es muy saludable!
Más información: www.euskadi.eus/mediacion-familiar