Las herramientas que se adquieren durante el día a día para poder labrarse un buen futuro son vitales. Bien es cierto que hay lugares en los que es complicado apoderarse de ellas. Un equipo de jóvenes vascos dieron un paso hacia adelante y, cansados de “escuchar noticias negativas sobre África” decidieron emprender un proyecto para poder dotar de herramientas a jóvenes con el fin de que “tengan más posibilidades en su futuro”.
Olatz Ibarretxe e Iñigo Blanco no lo dudaron. Desde la cooperativa DOT, en colaboración con Unicef, crearon lo que a día de hoy es Upshift. Con este proyecto quieren equipar a los jóvenes de África con la “mentalidad y herramientas necesarias para encender el empoderamiento de los jóvenes, el compromiso cívico, la innovación y abordar los complejos desafíos sociales y ambientales”, explican.
Buscan desarrollar las habilidades de la educación Changemaker (para convertirse en agentes de cambio) a través de la empatía, el diseño centrado en el ser humano, en el pensamiento de diseño, el trabajo de equipo, el liderazgo de equipo, la economía circular o los negocios sociales, entre otros aspectos. Es por ello que en Somalia, por ejemplo, están liderando un movimiento de innovación social en el que se combinan enfoques líderes para el desarrollo de jóvenes y adolescentes “con las mejores prácticas del sector privado, con un diseño centrado en el ser humano”, para así, poder capacitar a los jóvenes para que puedan identificar y dar soluciones a los diversos retos que se encuentran. Y todo esto comenzó en septiembre. “Lo que pasa cuando estamos en Somalia es que llega un chaval de 24 años, solo, con un problema, y lo que sucede es que después de los cuatro días que estamos trabajando sale con un equipo y una solución. Es como un gran cambio para ellos, sobre todo porque son personas o que no han tenido una buena educación o la que han tenido es muy, pero que muy anticuada”, indica Blanco.
En la misma línea, tal y como explica, la experiencia de capacitación se basa en el desarrollo de algunos pilares, combinando al mismo tiempo diversos enfoques líderes para el desarrollo de jóvenes y adolescentes con las mejores prácticas del sector privado, con el fin de intentar “capacitar a los jóvenes marginados a identificar y diseñar diversas soluciones” a los desafíos diarios que se pueden encontrar en sus comunidades. Tal y como indican, “el enfoque combina talleres de innovación social con tutoría y financiación inicial y está diseñado para llegar a los más marginados”. Precisamente, en palabras de Blanco, “todos las sesiones las comenzamos en un círculo con una pelota en el que intentamos que digan cómo se sienten ese día. Imagina la sensación de una mujer, que allí no puede practicar deporte, lo que puede sentir al coger una pelota y lanzársela a otra persona. Estamos reventando el modelo mental de esos chavales”, asegura Blanco, quien además, explica que la primera vez que experimentaron el proyecto, tuvieron que “adaptarlo a la realidad política y social”, incluso rompieron castas “sin darnos cuenta”. “En el buen sentido, da igual esos clanes para lo que tienes que hacer. Si dos chicas y dos chicos de diferentes clanes se juntan y sacan una idea... es increíble. Hay mucho valor en el cómo sucede”, afirma.
Habilidades para la vida Tal y como indican desde DOT, los jóvenes con los que trabajan este proyecto adquieren habilidades para la vida y para el empleo. Creen que esta metodología impacta de una manera positiva en la comunidad en general a través de los beneficios indirectos de los productos y servicios que diseñan estos jóvenes. “Esto también contribuye a cambiar las percepciones de ellos como agentes de cambio positivos, en lugar de un problema a resolver”, relatan.
Algunos de los pilares con los que trabajan consiste en la captación superior de diseño, pensamiento, diseño centrado en el usuario y emprendimiento social como una forma de permitir una nueva vida oportunidades para 400 jóvenes; desarrollo de empresas y negocios sociales: identificación y generación de oportunidades innovadoras de negocios sociales.
Además, también tienen acceso a tutorías y financiación para iniciar con éxito nuevas oportunidades de negocio. “El feedback que recibes no es el habitual. Vienen y te dan las gracias diciéndote que eres su primer profe, por así decirlo, que se sienta con él a estudiar algo o a ayudarle. Flipan con esas cosas que para nosotros son normales”, incide.
Pero no solo eso. También realizan un entrenamiento de habilidades del siglo XXI. Buscan, con ello, el desarrollo de las habilidades de changemaker. “Hacemos muchos proyectos y siempre hemos creído en otro modelo de educación al impartido históricamente”, dice tajante Blanco, asegurando que seguirán trasmitiendo sus conocimientos a quienes necesiten.