Dedicarle un verano completo a participar en un proyecto de cooperación al desarrollo de una ONGD en un país extranjero supone una decisión importante. Tener, además menos de 30 años, rompe con ese mantra instalado de que la juventud no se implica. El programa de Juventud Vasca Cooperante muestra, año tras año, que la sociedad vasca cuenta con jóvenes que también saben dejar de lado su bienestar durante un tiempo para participar en proyectos cuyo objetivo es mejorar la vida de otras personas con menos recursos y más dificultades.
El programa Juventud Vasca Cooperante nace en el año 1993, mediante la colaboración conjunta de la Dirección de Juventud del Gobierno Vasco y la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo. En todos estos años ya han participado más de 2.300 jóvenes en el programa. El objetivo principal es sensibilizar a la juventud de Euskadi en acciones de cooperación para el desarrollo, ofreciéndoles la posibilidad de conocer in situ los proyectos que llevan a cabo diversas Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) de Euskadi en países de América, África y Asia. “Un primer paso para despertar las coinciencias críticas de la juventud vasca”, señala Beñat Martínez, técnico de Juventud encargado del programa. “Se persigue también posibilitar la participación activa en acciones de cooperación al desarrollo”, añade.
La duración de la experiencia es de tres meses, julio, agosto y septiembre. Las personas son seleccionadas por un comité de selección en función de sus perfiles y los proyectos que solicitan las ONGD. “El objetivo de este programa no es realizar un viaje de ocio, sino sensibilizar a la juventud de Euskadi en acciones de cooperación en diferentes países y fomentar una cultura de solidaridad entre los pueblos y las culturas”, señala Beñat Martínez.
El perfil que se busca depende de cada convocatoria, es decir, pueden variar en función de los proyectos que presenten las diferentes ONGD cada año. En todo caso, son siempre muy diversos: desde personas vinculadas a la educación o psicología, como al sector sanitario, ingeniería, música, cocina, etc. “No hay que pensar que solo se busquen estudios universitarios, también personas de grados medios y FP. Además, se buscan otro tipo de destrezas, capacidades y formación: formación relacionada con la cooperación al desarrollo o experiencia en voluntariado”, concluye.