dONOSTIa - Los farmacéuticos confían en que la financiación por parte de Osakidetza de la vareniclina, un medicamento para dejar de fumar que se conoce por el nombre comercial de Champix, ayudará a reducir el impacto del tabaco en la salud de las personas y en el coste económico que supone un tratamiento farmacológico contra el tabaquismo. No obstante, advierten de que el convencimiento y las ganas de dejar de fumar son el factor determinante para conseguir abandonar esta adicción.

La financiación de medicamentos como la vareniclina, según el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa (COFG), a futuro implicará un ahorro importante de los costes sanitarios que se destinan a tratar problemas y enfermedades pulmonares, que en muchos casos están relacionados con el consumo de tabaco. Por el momento el COFG desconoce los detalles sobre la subvención y el protocolo que se aplicará, ya que para Osakidetza será “una herramienta más” en la lucha contra el tabaco.

Miguel Ángel Gastelurrutia, presidente del COFG, en declaraciones a este periódico, entiende que la subvención llegaría a cubrir “el coste efectivo del fármaco”, pero ignora cuáles serán las medidas que se van a priorizar y la forma en la que será dispensado, e incluso desconoce si se financiará en todos los casos.

A la espera de más información, Gastelurrutia subraya la importancia de unos programas adecuados, que por medio de “tres pilares fundamentales” conduzcan al paciente a dejar de fumar. En primer lugar, “el convencimiento y la actitud guiarán a quien de verdad quiere al abandono del tabaco, más una medicación adecuada para cada caso y un apoyo psicológico en todo el proceso”, apunta.

La decisión también es aplaudida por las farmacéuticas consultadas por este periódico, ya que, además del ahorro en salud pública, favorecerá a los pacientes que necesiten una medicación como el Champix y que, debido a su precio, no puedan adquirirlo.

Lourdes Iruretagoyena, de la farmacia Camino - Iruretagoyena del centro de Donostia, explica que el paciente que comienza un tratamiento médico con vareniclina, primero ingiere una dosis baja de un comprimido de 0,5 mg durante tres días. Después, la cantidad aumenta hasta mantener los dos comprimidos de 1 mg diarios durante los tres meses que, en principio, debería bastar para dejar de fumar. En el caso de que la persona necesite continuar con la medicación, el tratamiento se prolonga otros tres meses.

fuerza de voluntad La adicción al tabaco, según Iruretagoyena, provoca que la gran mayoría de los fumadores se vuelva totalmente dependiente a la nicotina, pero en algunos casos el paciente puede prescindir de ella “sin grandes dificultades”. “Algunas personas necesitan ayuda de todo tipo para dejar de fumar; pero si lo desean de verdad, con ayudas como el tratamiento con vareniclina más un apoyo psicológico, lo pueden conseguir sin ningún problema”, asegura.

En su opinión, el coste económico para atender los problemas pulmonares es “carísimo”. Por esto, valora que “el ahorro puede ser muy importante, porque con algo más de 200 euros una persona puede dejar de fumar”. El gasto para una prueba pulmonar, por ejemplo, “es mucho más caro”. Pero en el mismo sentido que se expresa el COFG, Iruretagoyena refuerza la idea de que la voluntad es el factor clave. “El convencimiento de la persona para dejar de fumar es lo fundamental y la decisión más importante. Todo lo demás son ayudas y financiar los fármacos es una ayuda estupenda”, concluye.

De momento, en las farmacias vascas el Champix se vende poco. Y el motivo principal puede deberse a su precio. Una caja de iniciación de 0,5 mg cuesta 125 euros y la de continuidad de 1 mg alcanza los 130. Es decir, el usuario se gasta, de entrada 255 euros, por dejar de fumar con este tratamiento durante tres meses.

Es lo que ocurre en la farmacia donostiarra Isabel García Sánchez, donde Maribel García, con 44 años de experiencia, explica que, en el último año, solo dos personas han solicitado Champix.

“Es poco habitual vender este medicamento. Y sabemos que los dos pacientes que vienen a comprarlo regresan porque han vuelto a fumar después de los tres meses”, constata. Es decir, que ni este ni ningún otro fármaco son realmente una garantía para dejar de fumar. Así lo manifiesta García, quien además insiste en que la actitud y la convicción de las personas pueden más que cualquier fármaco.

El medicamento en cuestión no es nuevo, puesto que Champix lleva doce años en el mercado, pero la resolución del Gobierno central de financiar este fármaco es toda una novedad en el sistema sanitario.

Actualmente, Navarra es la única comunidad del Estado que financia un tratamiento de deshabituación tabáquica con apoyo farmacológico. Y como revela el informe del Departamento de Salud navarro, el 35% de las personas dentro del programa de apoyo no volvió a fumar durante 2018. Cabe aclarar que la tasa de abandono con medicación no muestra gran diferencia entre las personas que tomaron vareniclina (el 37,2%) y las que usaron bupropión (el 37,6%) -recetado principalmente para la depresión- y que junto a la nicotina son los más habituales.

Precisamente los resultados en esta comunidad han permitido conocer el alcance de un programa de apoyo con fármacos subvencionados. Según Estibaliz Goienetxea, directora técnica del COFG, “la experiencia de Navarra ha servido como referencia para la decisión de Sanidad”.