donostia - ¿No existe una visión de la inmigración excesivamente cortoplacista teniendo en cuenta, más allá de la labor humanitaria, la necesidad de mano de obra?
-Sí, sí. Es un argumento que hace falta recordar. No solo desde el punto de vista solidario, sino pragmático. Tenemos que conjugar todos esos elementos, el legal y solidario, para ver en todo ello la oportunidad de crecer y progresar como sociedad. Tenemos que ser conscientes de cuáles son nuestras limitaciones y necesidades. El declive demográfico se va a manifestar en el sostenimiento del sistema de bienestar. Hay que verlo humildemente, reconocimiento las debilidades para actuar conforme a ellas.
En ocasiones se le ha criticado a Urkullu su “buenismo carente de concreción” en materia de inmigración. ¿Qué opina?
-Tenemos herramientas de planificación y de actuación, con planes bien concretos. El balance de lo que hemos hecho en los últimos años en esta materia es amplísimo, incluso en ámbitos en los que no tenemos la competencia.
¿El hecho de que Urkullu haya reforzado guiños a Podemos tras el portazo del PP a los presupuestos puede suponer algún giro en materia de inmigración?
-Bueno, en este campo la relación del Gobierno con los parlamentarios, y concretamente con el grupo de Podemos, es buena. Coincidimos en lo fundamental.
Durante los dos últimos años se han venido abriendo distintos centros de acogida para migrantes, como el de Oñati, y más recientemente el de Irun. ¿Qué balance hace?
-Abrimos en Oñati el centro de primera acogida para solicitantes de protección internacional. La experiencia de la acogida e integración en Oñati esta siendo muy positiva. Hemos abierto otro centro similar en Tolosa, con 30 plazas, y también hay dispuesto otro en Irun, en principio para migrantes en tránsito. Más allá de los recursos habilitados, hay que tener en cuenta que respondemos a un fenómeno cambiante que exige constantemente nuevas respuestas. Es importante la colaboración entre las diferentes instituciones, con la Diputación, ayuntamientos y Gobierno Vasco, junto a las organizaciones del tercer sector, que son indispensables en la tarea asistencial.
Organizaciones con las que, en ocasiones, han tenido fricciones con sus más y sus menos...
-Ha podido haber diferentes miradas, pero hay que evitar la confrontación. Hay que evitar la imagen del inmigrante asociada con una problematización de su realidad. Debemos generar entre todos buenas prácticas y experiencias, con la participación de la sociedad en clave de solidaridad y compromiso. Las instituciones no lo pueden cubrir todo y hay que buscar espacios de colaboración y conciencia.
Para este verano se había preparado un modelo de atención que planteaba tres escenarios posibles para personas migrantes en tránsito. ¿La mayor tranquilidad que se ha vivido permite trabajar de una manera más sosegada?
-Sin duda. Con una afluencia menor se planifica mejor, pero seguimos con todas las alertas puestas. De hecho, el mes más complicado durante el año pasado fue octubre. De momento la situación es bien diferente, y uno de los factores puede tener que ver con el acuerdo que se ha alcanzado con el Reino de Marruecos. Pero creo que no es la principal razón. Los flujos migratorios responden a razones que no se detectan inmediatamente.
Las comunidades islámicas vascas forman parte de la sociedad vasca y son una expresión de pluralidad. ¿Euskadi está sabiendo articular esa convivencia?
-Creo que sí, aunque eso no significa que pueda haber problemas latentes. Desde hace más de año todas las instituciones públicas y las comunidades islámicas trabajamos en una comisión cuyo principal objetivo es la convivencia. La comunidad islámica es una expresión de la realidad de la pluralidad vasca.
¿El terrorismo internacional de pretexto religioso es hoy por hoy una amenaza en Euskadi?
-Es una amenaza existente en toda Europa, y desde esa perspectiva también lo es en Euskadi. El Departamento de Seguridad ha reiterado que no hay motivos para una alarma extraordinaria, lo que no quiere decir que haya que estar trabajando siempre en clave de prevención y seguridad. - J.Napal