gasteiz- La directora de Emakunde muestra su satisfacción porque la sociedad vasca cada vez sea más exigente con temas de igualdad, porque en la realidad diaria sigue habiendo una discriminación que aún no hemos logrado erradicar. La igualdad de oportunidades es la meta.
Comenzando por lo más cercano. ¿Cuál es su opinión como directora de Emakunde del affaire Tangana?
-Desde hace dos años en Emakunde tenemos el programa Beldur Barik dirigido a la juventud. En el mismo ofrecemos a los municipios materiales para poder generar procesos que conduzcan a sociedades más igualitarias, donde no quepan las agresiones. Entre las herramientas que les facilitamos figuran una lista de canciones no sexistas. Porque entendemos que a través de las letras de las canciones también se trasladan una serie de mensajes que son denigrantes para las mujeres y que debemos desterrar; hicimos una recomendación provocando la necesidad de reflexión sobre este tipo de letras. Con la que está cayendo, con más de mil mujeres asesinadas desde el 2003 y con un montón de agresiones diarias, desde las instituciones no se puede contribuir a ser altavoz de mensajes sexistas/machistas.
¿El Ayuntamiento ha actuado bien?
-En mi opinión, sí. En pleno siglo XXI lo que me parece una irresponsabilidad es que haya creadores de canciones que teniendo en cuenta todo el contexto sexista elaboren canciones que denigren a la mujer.
¿Y la libertad de expresión?
-Es un derecho fundamental en las sociedades democráticas, pero no es un derecho absoluto, tiene sus límites cuando se vulneran los derechos de las personas que tienes al lado. Como administraciones públicas no se puede hacer de altavoz hacia este tipo de canciones.
Otro tema próximo, las recomendaciones de la Ertzaintza. ¿Qué le parece que nos aconsejen a las mujeres que nos autocensuremos sobre los lugares por los que caminar de noche? ¿Qué puede ser lo siguiente: no llevar minifalda?
-Quisiera señalar que estas recomendaciones ya se hicieron hace dos años y no suscitaron esta controversia. Conozco a profesionales que trabajan no solo en la Ertzaintza, sino también en las policías locales y estoy convencida de que este tipo de advertencias las hacen para favorecer la autodefensa, en ningún momento queriendo limitar la libertad de las mujeres ni descargando toda la responsabilidad en ellas.
El mismo asunto a otra escala. La agencia norteamericana AP ha sacado a la luz el escándalo de Plácido Domingo con su acoso a artistas que empezaban su carrera. ¿Hay alguna forma de atajar estas actitudes machistas imbricadas con relaciones de poder?
-No dispongo de la información necesaria para valorar en su justa medida el caso de Plácido Domingo. Por las noticias que tengo de los medios de comunicación se va a llevar a cabo una investigación y fruto de ella veremos lo que resulta.
¿Están los jueces y juezas y el control laboral finos para que no haya represalias cuando se denuncian estos acosos laboral-sexistas?
-Desde muchos ámbitos hemos dicho cómo la formación en todos los ámbitos, y también en el judicial, es clave para tomar las decisiones adecuadas y acertadas. Concretamente la preparación con perspectiva de género y especializada para valorar este tipo de casos tan complicados es imprescindible. La propia Cedaw (Convención de la ONU sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer) obligó al Estado español a facilitar esta formación a los jueces y juezas con perspectiva de género con el fin de dictar sentencias incorporando la visión de género.
En Andalucía, la parte más derechosa y tradicionalista de la sociedad deja ver su “patita” machista y ya no habla de violencia de género, sino de violencia intrafamiliar. ¿Las metas logradas pueden perderse?
-Siempre estamos en riesgo de retroceder. Por eso es necesario que este tipo de valores se interioricen por parte de todas las personas que conformamos esta sociedad y defendamos estos derechos cada cual desde su espacio de decisión. Lo vemos en las medidas adoptadas queriendo minimizar la violencia de género, que es un tipo de violencia específico ejercida por algunos hombres contra las mujeres. Una violencia donde se puso el foco a través de la Ley Integral. Efectivamente, hay otros tipos de violencia a los que hay que dar una respuesta adecuada pero éste es muy específico y debe ser atajado también de manera específica.
Entrevisto mayoritariamente mujeres -empresarias, obreras, dependientas, directivas, médicas, ...- y hay un hilo conductor en igualdad de género. Todas dicen que poner una denuncia por acoso/bulling es un calvario. ¿Qué medidas coercitivas hay? ¿Se hace lo suficiente?
-La violencia contra las mujeres se manifiesta de múltiples maneras y una es a través del acoso. Es cierto que en muchos ámbitos ya se está procediendo a elaborar protocolos para prevenir y evitar este tipo de situaciones con herramientas concretas. Creo que es el camino en la medida que haya también una mayor sensibilización y concienciación sobre esta otra cara de violencia contra las mujeres; entonces probablemente tengamos mayor facilidad a la hora de denunciar y también dispongamos de otros medios para poder demostrar este tipo de realidades.
La cuestión no es baladí: el repunte de la violencia machista está ahí; escucho a adolescentes criticar la igualdad, a los que parece normal vigilar a sus novias. ¿Dónde está el fallo educacional?
-No podemos generalizar. En el último informe del Observatorio Vasco de la Juventud había un posicionamiento claro contrario a la violencia contra las mujeres. Pero es cierto que aún persisten este tipo de situaciones; lo cual nos debe llevar a pensar sobre el tipo de mensajes que trasladamos a la juventud. Por eso decimos que hoy más que nunca es
necesario el trabajo de coeducación con la juventud para facilitarles herramientas que les ayuden a discernir entre cuál es una actitud igualitaria y cuál no. Como personas adultas tenemos que hacer una profunda reflexión acerca de los mensajes que estamos enviando desde todos los agentes de socialización: la familia, la escuela, los medios de comunicación..., para ofrecerles herramientas que les ayuden a tomar las decisiones adecuadas en la medida en que son personas que todavía están en construcción.
Se lo comento por La Manada de Iruñea y otras que proliferan. ¿Qué no vieron en la Audiencia de Navarra que sí observó el Tribunal Supremo?, porque la ley es la misma.
-La ley es la misma, pero sujeta a múltiples interpretaciones. Pienso que tiene mucho que ver con la formación que esas personas tengan en este ámbito. Por eso decimos que es clave que haya una formación especializada, también en el ámbito judicial, que acompañe a tomar las decisiones adecuadas ante estos casos de vulneración de derechos. Porque vemos que con una misma normativa hay conclusiones diferentes en Navarra y en el Supremo de Madrid. Al igual que en otros ámbitos profesionales se ha hecho una apuesta por la formación especializada, también en la Judicatura se debe hacer esta formación. De hecho, el CGPJ a nivel estatal ha iniciado esa formación y el año que viene saldrá la primera promoción de jueces y juezas con formación especializada en este área.
En buena parte de las zonas rurales de la España profunda el avance de la población en temas de igualdad es mínima. ¿No está relacionado con el rol del poder y con la dificultad de la Administración para que se corrija?
-Seguimos viviendo en una sociedad androcéntrica y patriarcal. Es verdad que ha habido cambios y debemos de ponerlos en valor porque no se han producido de manera espontánea y natural, sino que han sido gracias al esfuerzo del movimiento feminista y de asociaciones que han trabajado desde diferentes ámbitos posibilitando este avance en el cambio de valores. Aunque aún nos queda mucho por hacer, porque hay numerosas actitudes e ideas vigentes en nuestra sociedad que tendríamos que cambiar para alcanzar esa sociedad igualitaria, libre de violencia contra las mujeres, que es a la que aspiramos y por lo que trabajamos.
Entre las ganas que les tienen algunos y movimientos como Vox, ¿podrían desaparecer organismos como el Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde?
-En Euskadi, afortunadamente, si tenemos en cuenta a última evaluación que se hizo para la Ley Vasca por la Igualdad, una de las grandes conclusiones es que tenemos una ciudadanía concienciada con los temas de igualdad y, por tanto, muy exigente en este ámbito. La propia ciudadanía vasca no permitiría que un organismo autónomo con más de 30 años de historia desapareciera. La ciudadanía cada día está más sensibilizada, como lo podemos ver en las multitudinarias manifestaciones del 8 de marzo de los últimos años.
Y como siempre, Irun y Hondarribia pendiente para setiembre. ¿No se puede aplicar aquí lo de Zubiko Dantza de Lesaka?
-Nosotras insistimos una y otra vez en que las tradiciones surgieron en momentos históricos determinados, pero que tienen que adaptarse a las nuevas situaciones para ofrecer los mismos derechos a mujeres y hombres. Es el mensaje que estamos trasladando porque hacer este tránsito no supone ir contra la tradición, sino al contrario, es enriquecerla.
¿No habría que posibilitar un proceso de diálogo para dar respuesta a un conflicto que dura ya más de 20 años?
-Es clave. En Hondarribia sabemos que el Ayuntamiento ha contado con Yenny Pears, una mediadora independiente -que ha participado en numerosos procesos de paz- que está intentando posibilitar esas condiciones para el diálogo y esperemos que tenga sus frutos. Como ella misma señala, el de Hondarribia es un conflicto de más de 20 años en el que se requiere más tiempo para que ese diálogo pueda ser fructífero; por ahora parece que no lo ve viable. Pero es importante que ya estén en ese camino. Esperamos que se entienda que estos procesos de adaptación no van en contra de la tradición.