La filosofía es una escuela de libertad, ya que no solo elabora instrumentos intelectuales que permiten analizar y comprender conceptos fundamentales como la justicia, la dignidad y la libertad, sino que además crea capacidades para pensar y emitir juicios con independencia, incrementa la capacidad crítica para entender y cuestionar el mundo y sus problemas y fomenta la reflexión sobre los valores y los principios”. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoce a la Filosofía un papel fundamental en la educación moral e intelectual de los ciudadanos de todo el mundo. Lo ha hecho a través del documento La Filosofía, una escuela de libertad y con la Declaración de París a favor de la Filosofía de 1995, a través de la que aseguraba que su enseñanza “debe mantenerse o ampliarse donde ya existe, implantarse donde aún no existe y ser nombrada explícitamente con la palabra filosofía”.

España y Euskadi se desmarcaron de esta línea hace más de cinco años tras la aprobación de la Lomce. Ahora, el Gobierno de Pedro Sánchez y su ministra de Educación, Isabel Celaá, se han propuesto sacar de las sombras la asignatura de Filosofía, pero solo a medias. El anteproyecto de reforma de la Ley Educativa que tiene previsto presentar al Congreso este mes contempla recuperar Historia de la Filosofía como obligatoria en segundo de Bachillerato, que actualmente es optativa en la rama de Humanidades, y mantener Filosofía en primero. Pero elimina Ética en cuarto curso de la ESO. El anteproyecto, por lo tanto, incumple el acuerdo alcanzado por unanimidad en el Congreso de los Diputados hace dos meses, que pedía que la asignatura de Filosofía sea obligatoria en el último curso de Secundaria y en los dos de Bachillerato.

“Lo ideal sería empezar en cuarto de la ESO con Filosofía Práctica o Ética y Filosofía, que ya esté incluida la palabra filosofía en el nombre de la asignatura. La idea es que gente que luego no vaya a hacer bachillerato tenga un ligero contacto con los planteamientos clásicos, que sea una asignatura para debatir cuestiones éticas actuales, pero también teniendo en cuenta qué han dicho pensadores y pensadoras. Se trataría de dotarles de un bagaje histórico para enfrentarse a preguntas éticas de crucial importancia”, destaca Iñigo Martínez, de Agora Filosofia Elkartea, que agrupa a profesores de Filosofía de Euskadi. De hecho, su reivindicación es que esta asignatura sea de dos horas semanales.

Esta es una de las cuestiones que la asociación quiere plantearle a la consejera de Educación, Cristina Uriarte, en una próxima reunión para hablar del estado de la asignatura de Filosofía en la CAV. “Castilla-La Mancha, Madrid y Euskadi son las comunidades que peor están en este tema, por desgracia. Catalunya, Extremadura, Comunidad Valenciana, Galicia, Andalucía y Asturias, por el contrario, han blindado la asignatura. En Nafarroa es obligatoria en dos modalidades y en Euskadi, actualmente, solo es optativa en Ciencias Humanas. Nosotros reivindicamos que vuelva a ser obligatoria Historia de la Filosofía en segundo de Bachillerato, como ocurre en otras comunidades con la misma ley estatal”, explica Martínez.

Su idea es reunirse cuanto antes con Uriarte para recuperar la asignatura de Filosofía en segundo de Bachillerato el próximo curso. Los argumentos de los profesores son muchos; el fundamental: “La importancia que tiene en la adolescencia hacerse preguntas”. Es por ello, que vincular la asignatura a la rama humanística “es un error”. “La adolescencia es un momento que pasan de creer lo que les dicen los mayores, los padres, las madres, a tener que crear sus propias respuestas. Es un momento de fractura, de crisis de identidad, por lo que crear un espacio en el que preguntarse y acompañar esas preguntas me parece importante. Son preguntas de tripas, no solo intelectuales”, avanza el profesor de Filosofía.

La asignatura La asignatura de Filosofía de primero de Bachillerato realiza una aproximación general a la filosofía. “Se estudia la diferencia entre diferentes saberes, en qué se diferencia la filosofía, la religión, el arte, también las conexiones que existen entre ellas. Se tratan también cuestiones antropológicas, utopías, distopías”, apunta Martínez. En segundo de Bachillerato, en cambio, se estudian textos concretos de autores, a través de los cuales se plantean preguntas fundamentales. “Una parte importante del programa es cómo reactualizar esas preguntas. Tenemos por ejemplo, el texto de Platón de La República, en el que se pregunta ¿cómo se pueden crear políticos justos y buenos? La pregunta sobre la bondad y la justicia nos trae a la actualidad y estaba en Platón. Está la pregunta por la felicidad en San Agustín. Él la encuentra por la vía religiosa, pero nosotros también nos preguntamos por la felicidad hoy en día. En Kant se plantea la pregunta por la mayoría de edad en la ilustración, ¿qué es eso de ser mayor de edad? ¿pensar por uno mismo o lo contrario, guiarse por lo que dicen otros? Están también Marx, Nietzsche...”, ilustra.

Martínez reconoce un debate interno entre los profesores de Filosofía sobre la introducción de voces de mujeres o de otro origen geográfico. “Este curso ya está entrando Hannah Arendt con la crítica al totalitarismo del siglo XX”, se felicita.

Valores cívicos Ante la devaluación de la asignatura en el sistema académico, los profesores se han organizado y han llevado la Filosofía a las calles a través de olimpiadas, jornadas y debates. Han sido años difíciles y de lucha por defender un bien común. “A la consejera también le llevamos varias investigaciones realizadas en Inglaterra que concluyeron que en una veintena de escuelas en las que se impartía un programa de filosofía para niños y niñas, mejoraban los resultados académicos del alumnado en todas las materias”.

“La gracia que tiene la filosofía es que no es ni de ciencias ni de letras, que es una asignatura que, de alguna manera, intenta relacionar los distintos campos del saber. Hace cuatro años creamos Agora Filosofia Elkartea y hemos llevado a cabo mesas redondas con gente del derecho, la ciencia, física, matemáticas, el arte, para ver qué podríamos poner en diálogo y han sido un éxito”, señala Martínez. Desde la asociación también reivindican que sean los profesores de Filosofía quienes impartan la asignatura de Valores Cívicos y Éticos. “En muchos centros se utiliza para llenar huecos, para hacer etxekolanak, se queda en una asignatura muy denigrada y que la da cualquiera”, lamenta Martínez. A partir de ahora ya no, porque la asociación ha ganado en los tribunales.

De hecho, este año, Agora Filosofia Elkartea ha organizado un curso en la UPV/EHU para profesores en Valores Cívicos y Éticos. “Es difícil hacer un poco de recorrido en la asignatura si solo se imparte una hora a la semana, como ahora, por eso reivindicamos que ética de cuarto de la ESO tenga dos horas semanales”, apunta. El anteproyecto de la ministra Celaá contempla que Valores Cívicos y Éticos se estudie en cursos de Primaria y Secundaria, con especial atención al conocimiento y respeto de los Derechos Humanos y de la Infancia y a la igualdad entre hombres y mujeres.