MADRID - El brutal asesinato de Laura Luelmo ha colmado de dolor a millones de ciudadanos, en medio de condenas unánimes, muestras de solidaridad y mensajes en redes sociales que han dado la vuelta al país. Solo faltaba que el duelo por ella traspasara la delicada línea del debate partidista, en el que el Gobierno planteó seguir vigilando a las personas “peligrosas” aunque cumplan condena.
En la gran hoguera de Twitter abrían la veda el siempre polémico portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, y el que podría ser su antónimo ideológico y en las redes, el líder de Vox, Santiago Abascal. “Quienes hoy claman por la cadena perpetua son quienes siempre hablan de denuncias falsas y de feminazis”, arremetía Rufián contra Vox. No acababa ahí la diatriba de Rufián, que reclamaba a Abascal que si “de verdad” quiere luchar contra los asesinatos machistas debería evitar el “populismo punitivo” y “creer más” a las mujeres. Abascal, raudo al tuit, reprochaba que políticos como Rufián, “progres o comunistas”, se opongan a la cadena perpetua para evitar que “sus amigos terroristas” se pudran en la cárcel. “Desde que Vox se fundó, en caliente y en frío, exigimos la cadena perpetua para este tipo de asesinos y violadores. No son reinsertables -ni lo merecen- pese a lo que diga el buenismo progre. Los criminales así de-ben vivir y morir en prisión”, zanjó.
Tras este incendio en las redes solo era cuestión de horas que la discusión terminara enfangando también el debate parlamentario. La vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, ha adelantó que el Gobierno está planteando “seguir teniendo en vigilancia a la personas con riesgo de peligrosidad muy alta”. Se trataría de desarrollar el artículo 106 del Código Penal sobre la libertad vigilada, aún en el caso de que las penas se hayan incumplido y si se confirma que se trata de personas que continúan siendo “peligrosas”. Según la número dos del Gobierno en el caso de Luelmo “medidas de esta naturaleza podrían haber sido útiles”. El asesinato de Laura Luelmo ha abierto este debate y la utilidad y vigencia de la prisión permanente revisable. El líder del PP, Pablo Casado, aludía a la cuestión aprovechando su “cara a cara” con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sesión de control en el Congreso, la última del año. Casado pedía que no se derogue la prisión permanente revisable, vigente desde 2015. Sánchez le recordó que este castigo “existe ya” en el Código Penal y “no ha evitado” el asesinato de Laura, e insistió en que el Gobierno está esperando a lo que decida el Tribunal Constitucional sobre esta medida.
A Casado, de inmediato, fueron muchos los que le afearon que sacara el tema a colación, apenas unas horas después del trágico desenlace. La vicepresidenta criticó que “haya utilizado el dolor” por el asesinato de Luelmo para una “intervención política”, algo que considera “inexplicable” e “improcedente” por parte de un cargo público. Bastante más contundente estuvo la portavoz de Unidos Podemos, Ione Belarra, que calificó la intervención de Casado de “infame” y comparó su actitud con la de los “vendedores de armas” que ante cualquier crimen abogan porque todo el mundo vaya armado por la calle. “Déjenos en paz porque no necesitamos pistoleros ni prisión permanente revisable, sino políticas públicas que nos protejan antes de que nos maten, ¡basta ya!” espetó Belarra a Casado.
También estuvo duro el portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, a quien le repugna que se haya utilizado el dolor para hacer reivindicaciones políticas desde la tribuna. Salió en defensa de Casado el portavoz adjunto del PP, Rafael Hernando, que exigió a Gobierno, PSOE y Ciudadanos que aclaren de una vez si están a favor o en contra de la prisión permanente revisable. A su juicio, lo repugnante no es debate sino el crimen. - DNA