Iruñea - Aunque todos los años las Ikastolas de los siete territorios de Euskal Herria realicen un acto institucional para celebrar la apertura del curso académico, el de ayer cobró especial relevancia al tratarse de la primera vez que se llevaba a cabo en Navarra, concretamente en Atarrabia-Villava. Por este motivo, a lo largo del acto de la Federación de Ikastolas, Ikastolen Elkartea, estuvo muy presente en los discursos el cambio en el panorama político y lingüístico en Navarra como un camino hacia la situación de Euskadi y para que sirva de ejemplo al ansiado giro de la complicada situación que vive la enseñanza del euskera en Iparralde.
Este deseo coincide con el lema de este año, Cambiando juntos la educación. Así lo destacó el alcalde de Villava, Mikel Oteiza, que hizo hincapié en que uno de los síntomas de ese cambio es la celebración del acto en su localidad, por el que dijo sentirse “agradecido”. A pesar de ello, Oteiza denunció que “todavía se sigue pisoteando el euskera”. Para el alcalde, que las generaciones actuales sigan con la lucha que nació en los años sesenta en pro de las ikastolas significa dos cosas: por un lado, que “las instituciones siguen despreciando el euskera” y; por otro, que, a pesar de ello, las trabas impuestas no han frenado la voluntad de las ikastolas. En palabras del propio Oteiza: “La vieja fuente sigue dando nueva agua fresca”.
No obstante, para que el proyecto de las ikastolas pueda fluir es necesaria una buena relación con las instituciones, algo que en Navarra ha mejorado desde el cambio político, tal y como explicó la consejera de Educación del Gobierno de Navarra, María Solana. Su presencia también era muy significativa dado que nunca antes un miembro del Gobierno foral había participado en el acto. La consejera subrayó que “el 26% del alumnado navarro estudia en el modelo D” y destacó “el buen momento de la relación entre las Ikastolas y el Gobierno de Navarra”. Solana también manifestó su deseo de que se prolongue en el tiempo. Algo necesario, según la consejera, para que las instituciones de Nafarroa puedan saldar su “deuda” con los centros de educación concertada en euskera.
A pesar de esta cooperación, la zonificación de la oficialidad del euskera en Navarra continúa siendo una importante barrera para la expansión de la lengua. Para Solana, “la enseñanza de la lengua vasca es imprescindible si queremos vivir en euskera”. Por eso, el presidente de Ikastolen Elkartea, Koldo Tellitu, pidió “la desaparición de los modelos lingüísticos” a través de “una nueva Ley de Educación”, para la que se requiere de la “valentía y determinación” del Gobierno de Navarra para alcanzar un acuerdo y unificar la ley educativa con la de la CAV.
Si este plan se antoja difícil en Nafarroa, parece absolutamente imposible en estos momentos en Iparralde, donde la creciente demanda de educación en euskera contrasta con las trabas del centralista Gobierno francés al idioma. En la presentación del nuevo curso de las Ikastolas y a propósito de la situación del euskera en Francia tuvo un gran protagonismo la federación de Ikastolas de Iparralde Seaska, que de la mano de la antigua profesora, Libe Goñi; su hija y también profesora de Ikastola, Irati Salaberria y sus dos hijas, Lore y Maiana, han denunciado la “política lingüística colonialista” que se impone desde París. Aun así, las Ikastolas no pierden la esperanza y aunque “el desprecio del Estado francés hacia el euskera” no haya cambiado, Libe Goñi recordó que “lo que parecía un sueño hoy es una realidad”, que en cualquier caso, sigue necesitando, tanto en Navarra como en Iparralde, del agua fresca para que la vieja fuente del euskera no se seque.