Gasteiz - Tres sucesos similares en menos de diez días con la marihuana como protagonista. Y todos ellos de madrugada. El primero tuvo lugar en Erandio, donde un hombre resultó herido en un pierna por un arma de perdigones. Tras una investigación, iniciada después de que el herido acudiese al hospital, la Ertzaintza encontraba el martes, 900 plantas de marihuana en dos invernaderos y tres casetas ubicadas en la zona de Unbe. Ese mismo día, en Berriatua, un baserritarra que presuntamente custodiaba una plantación disparaba contra unos jóvenes, que supuestamente trataban de robar marihuana, y hería a uno de ellos en la espalda. Y solo un día después, en una zona rural de Hernanialde, otro hombre efectuaba dos disparos ante la llegada de una patrulla de la Ertzaintza que acudía al lugar tras observar haces de luz de linterna entre unos pinos. El autor de los disparos creyó, al parecer, que se trataba también de ladrones.

Septiembre y octubre son los meses de floración de la marihuana y, por lo tanto, el momento ideal para su recogida. También cuando tienen lugar más sucesos de este tipo. “La gente se entera de que hay plantaciones y piensa que, con poco esfuerzo, obtendrá un gran beneficio. Y el que tiene la plantación trata de protegerla. Ha habido situaciones con escopetas de caza porque el que tiene la plantación y ve que le están robando, no nos va a llamar porque está haciendo a su vez algo ilícito”, explica Karmelo Martínez Sarobe, comisario jefe de la comisaría de la Ertzaintza de Hernani, quien, sin embargo, señala que “nos podemos encontrar a final de año que este tipo de incidentes no han pasado de diez”.

En lo que va de año, la Ertzaintza ha incautado un total de 7.380 plantas, una cifra que se aleja de las 50.342 plantas incautadas durante todo el año anterior. “No creo que se repitan las cifras de 2017”, pronostica Martínez Sarobe. “Si a la gente que pone las plantaciones les metes mucha presión, va a tratar de ocultarse más; es decir, no las va a poner a la vista para que podamos localizarlas. Quien pone una plantación toma ahora mayores medidas de seguridad, intenta que nosotros no las detectemos. Por ejemplo, cada vez buscan más sitios que no sean de paso, que queden ocultos; en primer lugar, para que no les roben, y en segundo, para que no las encontremos”, explica a DNA.

Según el responsable policial, las plantaciones han proliferado en los últimos cinco años. En 2015, la Ertzaintza incautó 7.680 plantas; en 2016, la cifra aumentó a 16.510, mientras que en 2017 se disparó hasta las 50.342. El negocio es muy lucrativo. En la actualidad el gramo se vende a 5,5 euros y el kilo cuesta 1.200 euros. “Plantar la marihuana es muy sencillo”, asegura Martínez Sarobe. El material (semillas, lámparas, etc.), por su parte, también se consigue fácilmente a través de Internet. El comisario jefe de Hernani cree que “este año podríamos llegar a las cifras de hace dos”, pero no porque haya menos cultivos , sino porque la gente es más cautelosa.

Si septiembre y octubre son los meses de floración de la marihuana en el exterior; en el interior, la actividad se mantiene durante todo el año. “En esos sitios cerrados también adoptan cada vez mayores medidas de seguridad: tienen cámaras de videovigilancia, tratan de poner muchos aspersores para que no salga mucho olor al exterior, la sofisticación va a aumentando con el paso del tiempo”, señala Martínez Sarobe. Los lugares donde más se planta marihuana son las naves industriales, seguidas de las naves agrícolas. En este caso, “se suelen buscar instalaciones aisladas, fuera del alcance de la gente”. Y es en estos lugares en los que se dan las mayores incautaciones.

“Si son en naves industriales, al final, nos enteramos o bien porque te avisan de movimientos raros o bien porque las patrullas se percatan, en ocasiones, de estos movimientos o de olores. Y en las naves agrícolas, que están en zonas más alejadas, nos enteramos normalmente por los vecinos. La gente de los caseríos cercanos suele ser muy celosa y en cuanto ve movimientos de vehículos que no conocen tienden a llamar”, explica.

En esta época, por tratarse del momento de la floración de la marihuana, las patrullas incrementan su vigilancia en las zonas rurales, sobre todo por la noche. El suceso que tuvo lugar en Hernanialde, precisamente, se desencadenó cuando una patrulla observó, de madrugada, haces de luz de una linterna entre unos pinos. Los agentes se acercaron a la zona y cuando se encontraban entre dos caseríos con el puente luminoso del vehículo encendido, escucharon una detonación al aire y a continuación un segundo disparo, cuyos proyectiles impactaron en un fardo de paja.

Euskadi está a la cabeza del consumo de marihuana en Europa y “probablemente este dato guarde relación” con la proliferación de los cultivos. Por territorios, en cambio, no hay grandes diferencias. “No se puede destacar ninguno. Ha habido incautaciones en los tres”, sentencia Martínez Sarobe. Los jóvenes vascos empiezan a consumir antes de los 14 años, según datos del Gobierno Vasco, y el 10% lo hace con frecuencia.

¿Quién planta marihuana? Sobre los propietarios de las plantaciones, el jefe de la comisaría de Hernani establece dos categorías: “En primer lugar, las asociaciones canábicas. No sé si se piensan que pueden plantar, pero no pueden. El Código Penal es claro al respecto. Y, en segundo lugar, tienes grupos de personas; se pueden juntar cuatro o cinco, y suele ser gente que también comete otros actos ilícitos. Suelen estar relacionados con el mundo delincuencial, tienen antecedentes por tráfico de drogas o robos”, resume. “La gente corriente suele plantar más para consumo propio, un grupo de chavales, por ejemplo, puede plantar una docena de plantas, pero no van buscando ese ánimo de venta”, aclara. La Ertzaintza detuvo o imputó el año pasado a 56 personas por delitos relacionados con el cultivo de la marihuana; este año van 22.