MADRID. En su informe 'Futuros Robados: jóvenes y sin escolarizar', la agencia de la ONU analiza la situación educativa desde la edad preescolar hasta la secundaria superior en todos los países, incluidos los afectados por emergencias humanitarias.
Según este estudio, la cifra de menores sin escolarizar en estos países representa a uno de cada tres, mientras que uno de cada cinco adolescentes de entre 15 y 17 años no han ido nunca la escuela, y dos de cada cinco no han terminado la educación primaria.
"Cuando un país se ve afectado por un conflicto o un desastre, sus niños y sus jóvenes son víctimas por partida doble", ha lamentado la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.
Según ha explicado, "a corto plazo, sus escuelas sufren daños, son destruidas, ocupadas por fuerzas militares o incluso atacadas deliberadamente; debido a ello, se suman a los millones de jóvenes que no asisten a la escuela y que, a medida que pasan los años, rara vez regresan". "A largo plazo, ellos y los países donde viven seguirán enfrentándose a ciclos perpetuos de pobreza", ha precisado.
UNICEF ha reclamado una mayor inversión en educación de calidad que permita que niños y adolescentes afectados por emergencias humanitarias complejas y crisis prolongadas puedan seguir aprendiendo en un entorno seguro, desde preescolar hasta la educación secundaria superior, habida cuenta de que actualmente menos del 4 por ciento de los llamamientos de fondos humanitarios se destina a educación.
La pobreza y el hecho de que sus países estén inmersos en una emergencia por conflictos o desastres suele ser clave en la educación de los niños. Así, según el informe, de los 303 millones de menores que no van a la escuela en todo el mundo --uno de cada cinco--, más de la mitad viven en estos países, mientras que los más pobres tienen cuatro veces más probabilidades de no asistir a la escuela primaria que sus iguales de familias más ricas.
UNICEF ha subrayado que dado que el número de jóvenes de 10 a 19 años aumentará a más de 1.300 millones para 2030, es decir un 8 por ciento, hará falta proporcionar a estos futuros trabajadores una educación de calidad y mejores perspectivas de empleo que se traduzcan en mayores beneficios económicos y sociales.
"Este es un momento crítico en la historia. Si actuamos con prudencia y urgencia, podemos empoderar y capacitar a los jóvenes a fin de que estén preparados para crear sociedades pacíficas y prósperas", ha defendido Fore. "La alternativa es demasiado sombría. No podemos permitirnos el lujo de fracasar", ha reclamado.