En la Unión Europea existen tres zonas horarias distintas: la occidental, la central (que es la española peninsular) y la del este. Todas ellas tienen algo en común: sus habitantes adelantan el reloj una hora en el último domingo de marzo y lo atrasan una en el último de octubre.
Impulsada por una propuesta firmada por casi 80.000 finlandeses, la Comisión Europea realizó una consulta pública entre julio y agosto de este año sobre la opinión de los ciudadanos comunitarios sobre el cambio de hora. Sus resultados, hechos públicos a finales de la semana pasada, no dejan lugar a duda: los europeos preferirían no manipular la hora de sus relojes cada seis meses. De este modo, el 84% de los encuestados se mostraron en contra de cambiar el horario dos veces al año. De todos los Estados miembros, España fue el tercero con más respuestas en este sentido, con un 93% de partidarios de la supresión del cambio horario.