Iruñea - Si corrieran el Tour de Francia, los toros madrileños de Victoriano del Río se llevarían el maillot verde de la regularidad. Casi siempre corren muy rápido, dejan pocos heridos y la Meca acostumbra a ponerlos el 12 de julio. Así fue también su encierro de ayer. Se presentaron por novena vez en Iruñea y cumplieron rigurosamente lo que se esperaba de ellos. Su carrera, de dos minutos y veinte segundos, es la segunda más rápida de estos Sanfermines, apenas a cinco segundos de los de Fuente Ymbro. Y aún pueden correr más deprisa. Hasta seis veces lo han hecho por debajo de ese tiempo. Su encierro también fue limpio, solo dos traslados, récord en lo que va de las fiestas. Y eso a pesar de que, por tercera vez, corrieron sobre el pavimento mojado por una ligera lluvia que cayó apenas cinco minutos antes del cohete en los corrales de Santo Domingo.
Dicen las estadísticas que los jueves suelen ser días peligrosos, pero no si corren los toros de Guadalix de la Sierra. Una ganadería de reciente presencia en Iruñea y de paso impecable. No solo acostumbran a hacer encierros ordenados y seguros, dentro de la seguridad que pueden ofrecer unos toros por la calle, sino que también responden por la tarde en la plaza. En los ocho encierros consecutivos que habían corrido desde 2010 solo habían dejado cuatro heridos por asta, dos en el año 2011 y otros dos en 2014, y ayer rebajaron esa media: ningún herido por asta y dos traslados a centros hospitalarios por traumatismos. No se puede pedir más.
Los toros de la sierra madrileña prácticamente clavan los tiempos, todos los años entre 2:13 y 2:27, con la excepción de 2014, cuando les costó más de tres minutos hacer el recorrido en un encierro sobre piso mojado, como el de ayer.
sin apuros en santo domingo Los cinco bichos negros y un castaño empezaron el recorrido con prisas y hasta Mercaderes no pasó nada. Subieron Santo Domingo guiados por unos mansos que este año están trabajando de lo lindo, y solo al final de la cuesta Emplumado se puso en cabeza. No hubo derrotes ni mayores apuros para nadie, ni siquiera para los espectadores de las aceras. Un par de reses resbalaron pero pronto cogieron el rebufo de la torada. Un corredor madrileño, David González, se estampó contra la pared en Mercaderes pero todo se arregló con unas grapas. Otros corredores lo pasaron mal en la curva Mercaderes-Estafeta. Incluso uno de ellos se disculpó en directo en televisión por su mala carrera. Qué veremos.
Y fue en Estafeta, como casi todos los días, donde la manada se abrió y unos cuantos corredores pudieron disfrutar haciendo buena la evidencia de que solo aquí es posible coger toro, y mejor si es en el segundo tramo de la calle. Dos toros, Emplumado y Ebanista, se pusieron en cabeza y aunque es verdad que se vieron carreras vistosas, la mayoría no pudo resistir durante muchos metros la velocidad de ambos y fueron atropellados o cayeron por los suelos. El turolense David Sáez acabó con la nariz rota junto a la peña Muthiko Alaiak y al final de la calle el conocido Jokin Zuasti no pudo con el galope de Ebanista y acabó por los suelos. Es verdad que se pudo coger toro pero la velocidad de los dos primeros victorianos impidió el lucimiento de muchos.
Sustos sin consecuencias Esa velocidad y la inercia de la curva de Telefónica llevaron a los dos primeros toros a la derecha donde el omnipresente Emplumado propinó lo que pareció un enorme golpetazo en la nuca a un corredor con camisa negra, que finalmente no tuvo consecuencias, mientras Ebanista atropellaba a otro mozo. Esos incidentes les frenaron la carrera, Ruiseñor los alcanzo por detrás y de esta forma llegaron a la plaza. Tres delante, Ruiseñor, Emplumado y Ebanista, con dos mansos, un manso más y seis segundos después Beato, Soleares y Jabaleño, el toro castaño. Regularidad absoluta.
Afortunadamente, los encierros de 2018 llevan camino de convertirse en los más limpios del siglo XXI. Claro que aún quedan dos, nada menos que con jandillas y miuras. Toquemos madera.