El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se mostró ayer partidario de aplicar una “seguridad con humanidad” y de un “control de fronteras con medios no cruentos”, por lo que dará los pasos necesarios para eliminar las concertinas de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. Grande-Marlaska está convencido de que se puede garantizar “el mismo nivel de seguridad en fronteras con medios menos cruentos” que estas alambradas con cuchillas y ha encargado un informe para establecer otras formas de control en la zona divisoria del territorio español y el marroquí.

Al mismo tiempo que defendió la instalación de medidas que garanticen la seguridad fronteriza con los “medios menos cruentos posibles”, el nuevo ministro abogó por una “política seria en el control de fronteras y de flujos migratorios”. En su primer acto público como ministro del Interior y en una entrevista radiofónica, Grande-Marlaska anunció su intención de retirar las concertinas y reconoció que “no es aceptable” ver a personas saltando la verja y que el estudio de su retirada será una de sus primeras decisiones. “Haré todo lo posible para que las concertinas puedan ser retiradas”, apostilló.

En el mismo sentido, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo, aseguró en Valencia que “la seguridad en las fronteras no puede estar reñida con el respeto a los derechos humanos”.

La retirada de las concertinas es una demanda recurrente de diversas organizaciones sociales y humanitarias, que hacen hincapié en los daños físicos que causan a las personas que empujadas por la necesidad y la desesperación intentan saltar las vallas. Las concertinas son unas alambradas equipadas con cuchillas cortantes que se instalaron en el año 2005 coronando las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. Aunque la decisión de colocarlas fue del Gobierno de Rodríguez Zapatero, dos años después este mismo Ejecutivo ordenó retirarlas de parte del vallado melillense. En 2013 el Gobierno de Mariano Rajoy decidió colocar más concertinas en las dos fronteras norteafricanas, añadiendo a las que había en lo alto de los vallados unas nuevas al pie de los perímetros y entre las dos rejas.

Tras conocerse la intención del ministro del Interior de retirar las concertinas, el Gobierno de la ciudad autónoma de Melilla advirtió de que, de producirse esa situación, pedirán el traslado “de inmediato” a la península de los inmigrantes que crucen ilegalmente, tanto adultos como menores no acompañados. El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura (del PP), señaló que la propuesta del ministro “debería ser que, además de quitar las concertinas, paralelamente se intente llevar a todas esas personas que llegan lógicamente con muchas necesidades porque somos solidarios, pero no que los tengan aquí”.

El ‘Aquarius’ En cuanto a los 629 inmigrantes rescatados por el buque humanitario Aquarius, la vicepresidenta, Carmen Calvo informó ayer en Valencia de que los tres barcos que los trasladan llegarán al puerto de esta ciudad de forma escalonada para que dé tiempo a la “asistencia sanitaria y jurídica”. Tras reunirse con el president de la Generalitat, Ximo Puig, y la vicepresidenta Mónica Oltra para coordinar la llegada de estas personas, Calvo señaló que la intención de las Administraciones es que tengan una atención sanitaria, psicológica y jurídica “respetuosa y acogedora”.

Admitió que les preocupan los menores y mujeres que hayan podido ser víctimas de abusos y tráfico de seres humanos y dijo que se atenderá de forma “individualizada” a cada inmigrante.