Bilbao - Estos días, decenas de miles de personas -hay inscritos 96.235 aspirantes- sudan tinta china preparando las oposiciones de Osakidetza que se realizarán en mayo y junio. Conscientes de que en alguna categoría más de mil personas aspiran a una sola plaza, son semanas de hincar los codos y amansar los nervios. “¿Nervioso? Ya te lo diré el 16 de junio”, dice Julen. Por eso muchos acuden a las academias a que les planifiquen el estudio y les guíen para el examen. “Pero claro no pueden estudiar por ti”, bromea Amaia, candidata a funcionaria del Servicio Vasco de Salud.

Son los ánimos en la clase de un grupo de Osakidetza en el centro de estudios Implika, en Bilbao. Estos alumnos optan a un puesto de administrativo -5.061 aspirantes- o auxiliar administrativo -se han presentado 13.053- porque “aquel que opta a administrativo, suele aprovechar y se presenta a auxiliar siempre que cumpla los requisitos”. En junio tendrán que demostrar los frutos de varios meses de duro trabajo. Machacan el temario “porque una oposición no sale gratis. Hay que meter muchas horas y son muchos meses. Un lunes te vienen muy contentos y el miércoles quizá llegan tristes porque esto es una carrera de fondo en la que parece que nunca se ve el fin”, explica la responsable de Oposiciones de Implika, Arrate Maruri. Maruri apela a la fuerza y a la constancia como los mejores aliados de un buen opositor.

“Hay gente que lo ha intentado por su cuenta y luego ha terminado buscando nuestra ayuda. Creo que es importante acudir a un sitio con profesionales que te digan cómo estudiar e invertir tu tiempo. A veces no es estudiar solo cinco horas, sino cinco horas productivas, que te enseñen a hacer un buen examen, cómo medir los tiempos, cómo empezar a leer las preguntas.... Porque a los 45 minutos, nuestra mente no está igual de fresca”, revela la profesora.

Maruri reconoce que el alumnado está especialmente nervioso. “Ahora has llegado al grupo de Osakidetza que es el más numeroso y el más urgente pero también tenemos al grupo de Justicia que se muerde las uñas”. La motivación es determinante para alcanzar una plaza de empleo público. Y la meta no se alcanza de forma inmediata hay que sudar la camiseta.

Asistimos a una enrevesada clase con temas como Derecho y Deberes de los Pacientes, la Ley de Últimas Voluntades y muchos conceptos técnicos. “Para las plazas de administrativo, el temario suele ser siempre muy legislativo, muy jurídico. Para la gente que no ha estudiado nada de Derecho, es complicado”. “Además nosotros lo hemos visto siempre desde el punto de vista del paciente, pero ahora tenemos que verlo desde el punto de vista de alguien que se va a incorporar a Osakidetza. El primer día, ya solo con la terminología se lían”. “Elegí el centro porque pensé que al ser la primera vez era mejor que alguien me guiara. Las leyes no son fáciles de asimilar y venir a clase te ayuda a entenderlo porque te ponen ejemplos y por eso pensé en qué me iba a ir mejor de esta forma”, asegura Elizabeth muy aplicada.

Sobre todo no pueden dejar que les invada la desilusión. “Hay muchas inscripciones y muchas se caen por el camino. Porque no se van a presentar los 18.000 aspirantes a celador. Entre los que han pagado las tasas van a caer unos 1.500 o 2.000 como poco. Y de los que vayan preparados también muchos caerán porque un gran porcentaje va a probar suerte”.

“La experiencia nos dice que lo ideal es quedar entre los 200 primeros. Ese es el objetivo. En las bolsas del Gobierno Vasco ya lo cumplimos y más de un 70% de nuestros alumnos quedan entre los 200-300 primeros. Y es que muchas veces es la primera vez que se presentan y al baremo de meritaje no pueden llegar flojos. A priori, el alumno que se presenta por primera vez depende de la primera nota y ahí tiene que ser el mejor. Nosotros, en Implika, no vamos a por el 6, vamos a por el 10. Tenemos chicas que han conseguido ser las primeras en ayuntamientos como Bermeo o Urduliz”, explica orgullosa Maruri. Y es que muchos meses de duro trabajo se pondrán a prueba en dos horas a lo largo de unas cien preguntas más las de reserva.

Como debutante en la OPE se declara nerviosa. “Ser primeriza estresa un poco más. Aunque ya me he presentado a algún examen masivo, los nervios no te los quita nadie”. Valls declara estudiar en casa todo lo que puede, “cuatro o cinco horas diarias... Es que si vengo a este centro es porque quiero aprovechar el tiempo y porque voy a por todas”.

Iñigo se confiesa agobiado aunque “ahora lo llevo un poco mejor porque empecé tarde ya que he estado estudiando otra cosa”. Fano admite que “el que quede apenas mes y medio para el examen le da cierto yuyu”, pero se reconoce animado porque “un puesto de funcionario no se coge todos los días y tenía claro que había que aprovechar esta oportunidad”.

Garijo reconoce estar metiendo “muchas horas y a ver qué tal se me da aunque aún queda margen para el examen”. Afirma tener algo de miedo pero también “con ganas de acabar ya”, asegura esta opositora que lleva desde septiembre hincando los codos. “Lo que busco en la academia es que me planifiquen el estudio, me preparen bien y me den una guía”, dice.