Gasteiz -

Los médicos que llevan más tiempo trabajando en la misma plaza desarrollan una práctica con uso de medicamentos “más potentes”, puesto que usan más antibióticos, más antiulcerosos, o más analgésicos antiinflamatorios, según se deduce de las conclusiones de una tesis de la UPV/EHU que ha analizado cómo influyen diversos factores en la prescripción de medicamentos. Los datos obtenidos a partir de las recetas extendidas por 200 médicos de familia vascos entre 2009 y 2014 revelan que estos facultativos más veteranos parecen querer tener a su población más controlada en cuanto a niveles de lípidos, hipertensión, o diabetes.

De la investigación realizada por el farmacéutico de Atención Primaria de la OSI de Araba, Javier Martínez Gorostiga, se puede extraer también que los médicos que llevan más tiempo trabajando, tienen peores indicadores de calidad y prescriben menos medicamentos recomendados. Y es que el objetivo de su tesis era cuantificar la prescripción de los médicos de Atención Primaria que trabajaban en la Comarca Araba -sin diferencias significativas con el resto de OSIS de Osakidetza- y su relación con los indicadores de calidad farmacéutica.

Por el contrario, el estudio pone de manifiesto que los facultativos que desarrollan una labor docente como tutores de médicos residentes (MIR) prescriben con mayor calidad. Sin embargo, ni la edad ni el sexo de los profesionales parece que influyan en la prescripción. Tampoco se perciben diferencias significativas entre los médicos de los centros de salud de las capitales y los de las zonas rurales.

Uno de los factores que más influyen en el gasto farmacéutico es la proporción de pensionistas en el cupo médico pero curiosamente, aquellos galenos con un mayor porcentaje de pensionistas tienden a gastar menos por jubilado. También tiene mucho peso el uso de medicamentos nuevos que suelen ser más caros, el uso de estatinas para reducción de los niveles de colesterol y prevenir la aparición de eventos cardiovasculares y el uso de antiulcerosos inhibidores de la bomba de protones (omeprazol y similares).

¿presionados por los pacientes? Para Martínez Gorostiaga, la presión que ejerce la ciudadanía para tomar fármacos es un lastre. “Los pacientes son cada vez más demandantes. ¿No me va a dar algo? Además, la población cada vez está más influenciada por lo que ve en internet, o en los medios de comunicación que difunden informaciones sobre el tratamiento de enfermedades que no son tales (menopausia, dolores de menstruación, fobias, osteopenia, déficit de atención en los niños) y se medicalizan mucho cosas que no son enfermedades”.

Además, la propia industria farmacéutica induce al consumo de fármacos. “Y nos olvidamos que las medidas más eficaces no son las farmacológicas. Deberíamos insistir más en la mejora de nuestros hábitos de vida cotidianos como dieta saludable mediterránea, realizar un poco de ejercicio físico y evitar el alcohol y el tabaco. Y si hay que tomar fármacos porque nos los ha indicado nuestro médico, tomarlos adecuadamente para hacer un buen cumplimiento terapéutico y durante el tiempo adecuado. Demandamos al médico que nos recete y luego tomamos los fármacos como nos da la gana, un día sí y dos no, o los tomarlos pocos días, o de forma indefinida sin ser necesario”, puntualiza Martínez Gorostiaga.