Bilbao - “Por alguna razón y a pesar de que yo, con la Fundación Cuidados Dignos, y el Grupo GSR estamos presionando, el tema de la eliminación total de las sujeciones no avanza en el País Vasco”, se lamentó la doctora Ana Urrutia, para quien la nueva regulación de centros residenciales para mayores es una buena oportunidad de implantar un modelo “verdaderamente centrado en la persona”.
Ana Urrutia, médico geriatra y presidenta de la Fundación Cuidados Dignos, destacó que “en el proyecto de decreto se hace una pequeña referencia al tema de las sujeciones, pero que no supone ninguna mejora con respecto a la situación que tenemos ahora”. Añadió que en las instituciones vascas hay interés y compromiso con el sistema que evita totalmente el uso de sujeciones para impedir la movilidad de las personas mayores, pero que eso no se ha trasladado a la nueva normativa. “El decreto -explicó- no habla de un modelo que no sujete, habla de un modelo que minimiza el uso de sujeciones”.
“Lo que yo propongo es un modelo completamente diferente, en el que miramos la calidad de vida, y ahí no entra el uso de sujeción. La diferencia de enfoque está en que el proyecto mantiene algo que ya se hace: sujetar bien. Lo que se ha hecho hasta hace poco ha sido sujetar mucho y sin control. De ahí se ha pasado a sujetar con control, de manera que ahora se inspecciona el uso de las sujeciones pero no se promueve el no uso. Para promover el no uso tienes que hablar de otro enfoque de cuidados, otra cultura y manera de ver las cosas. El decreto sigue tolerando y permitiendo la sujeción, pero la controla, algo que está bien porque hasta ahora ni siquiera se controlaba. Lo que se dice es puedes seguir usando sujeciones pero úsalas bien. El decreto va en esa línea”, detalló Ana Urrutia.
La presidenta de Cuidados Dignos está intentando que en la tramitación del proyecto de decreto se incluyan puntos que propicien un avance hacia el modelo de cuidado de mayores sin el uso de sujeciones, tal y como pretendían inicialmente los responsables de Políticas Sociales, que incluso visitaron los centros residenciales de Euskadi donde ya se aplica el sistema creado por la doctora Urrutia. “Lo que yo propongo -añadió- es que el decreto dé prioridad a indicadores de calidad de vida, de manera que las sujeciones desaparezcan. ¿Y cómo se hace? Orientado tus procesos a otra forma de trabajar. Además, si no se utilizan sujeciones no necesito controlarlas porque no existen”.
La geriatra tampoco entiende que se diga que la finalidad del decreto es definir una “atención centrada en la persona” y luego no se apueste por la eliminación de las sujeciones. “La atención centrada en la persona habla de autonomía, es decir, que la persona pueda decidir cuando tenga capacidad para hacerlo y cuando no, que alguien que le represente en sus valores decida por ella. La capacidad de decisión requiere tener opciones de cuidado, de forma que yo, como organización que cuida, le puedo ofrecer cuidarle con sujeción o sin sujeción y con las mismas garantías de cuidado. Si yo le doy esas opciones, la persona, siempre, siempre, va a optar por que no la sujeten”, explicó.
Sobre la posibilidad de que las reticencias para imponer el cuidado sin sujeciones, en el que otras comunidades autónomas ya están legislando, se deba a que puede exigir más personal en las residencias, Ana Urrutia señaló que “ el tema va por ahí, existe ese miedo, pero es un argumento que ya está superado. Cuando empezamos con este movimiento era un momento en que las sujeciones se utilizaban muchísimo, pero ahora hay muchos centros que han demostrado que no hace falta aumentar el personal. Nuestro modelo es otra manera de atender el cuidado, son procesos de trabajo diferentes, que están centrados en la persona y se hacen con el mismo personal. Es así de claro y lo he dicho rotundamente en mil foros, por eso no entiendo por qué hay resistencia a esto. A las familias también les cuesta verlo pero se les explica. Lo cierto es que los centros que trabajan en este modelo han vencido la rigidez que supone cambiar las formas de hacer y las reticencias de las familias”.