Bilbao - El Departamento de Educación no descarta extender la jornada continua en la etapa de educación secundaria (ESO) el curso que viene tras los “buenos resultados” de Hauspoa, el proyecto de innovación de la organización interna de los centros que amplía su autonomía y ofrece la posibilidad de adoptar el horario de mañana. “Yo entiendo que sería bueno porque lo que es bueno para unos también lo puede ser para otros centros, y como Gobierno no podemos ponerle trabas a nadie. Mi propuesta va a ir por ahí, pero no depende solo de mí ”, afirma a DNA el director de Centros Escolares del Gobierno vasco, Eugenio Jiménez. “Estamos en una fase en la que queremos desarrollar para la convocatoria del año que viene un marco común, potente y estable que pueda servir para todos los centros públicos”, avanza Jiménez.

En la actualidad 28 institutos públicos desarrollan el proyecto Hauspoa (10 en Araba, 12 en Bizkaia y 6 en Gipuzkoa). Hauspoa nació de forma experimental hace cinco años en trece centros educativos. Su objetivo es el de avanzar hacia la excelencia a través de la gestión autónoma de los elementos que delimitan la organización académica de los centros (el vigente horario, la jornada lectiva del profesorado, la utilización de los espacios y los recursos...). La aportación clave de Hauspoa es que abrió la puerta a adoptar la jornada continua en secundaria, en vez del habitual horario partido de mañana y tarde.

Tal y como reconoce Jiménez, Hauspoa “nació entre la desconfianza” de ciertos sectores por miedo a que los centros usasen esa flexibilidad horaria con fines dudosos. Sin embargo los centros “no solo han estado a la altura de esta prueba de fuego para su autonomía, sino que son conscientes del potencial que todavía tiene este proyecto”. Y es que Hauspoa no es “jornada continua por jornada continua”, subraya Jiménez. Además de las 1.050 horas lectivas obligatorias, los institutos ofrecen por las tardes 250 horas de refuerzo para el alumnado más rezagado y actividades extracurriculares (talleres, seminarios) con el objetivo de mejorar el rendimiento académico y el clima escolar.

La participación en las actividades de tarde es voluntaria. Sin embargo, en opinión de Jiménez, “lo más significativo, lo más sorprendente y lo que más nos ha agradado es la alta participación de toda la comunidad educativa”. El servicio de Inspección ha evaluado uno a uno los 28 institutos Hauspoa y en el 89% de los casos el grado cumplimiento de los objetivos ha sido “alto o muy alto”. Además, en el 75% de los centros la participación de alumnado, profesorado y familias en este horario extra ha sido “muy alta”. Una de las consecuencias más evidentes de esta implicación es que “han mejorado los resultados y la convivencia”, dice el responsable del Departamento de Educación. Por ejemplo, en solo dos años el 70% de los 13 institutos que pilotaron el proyecto logró incrementar el número de estudiantes de 4º de la ESO en pasar a bachillerato y en el 100% de los casos se redujo el número de expulsiones y partes de incidencia.

El Instituto Miguel de Unamuno (Bilbao) es uno de esos centros pioneros en adoptar la jornada continua. Este cambio ha obligado a reorganizar las actividades educativas y los tiempos escolares para “posibilitar una atención más individualizada del alumnado garantizando así un mayor rendimiento”, afirma el director del IES Miguel de Unamuno, Iñaki Orbe. El balance que realizan de Hauspoa “es muy positivo ya que no es un proyecto experimental, las familias lo conocen y el alumnado también”. De hecho en el periodo de matrícula de mayo realizan una encuesta y casi nueve de cada diez familias recomendarían el instituto.

“Yo resumiría nuestro proyecto Hauspoa como un proyecto educativo a la carta”, afirma Orbe. Con un horario lectivo de 08.00 a 14.00 horas, dedican la tarde a Hauspoa que se divide en tres apartados: clases de refuerzo diarias, talleres y escuela de deberes tres días a la semana. En esta escuela de iguales el alumnado más aventajado y de bachillerato aclara las dudas de sus compañeros de 3º y 4º de ESO.

Grupos reducidos En opinión de Orbe, el éxito del programa es “la implicación del profesorado de la tarde y su estabilidad, junto a un perfil más cercano”. Para Mari Carmen López, jefa de estudios del centro, todas las actividades de la tarde “discurren en un ambiente mucho más relajado, los grupos son más reducidos y las actividades más motivadoras. Por las tardes hay un clima tranquilo, de ayuda...”. Según su experiencia, los talleres “sirven para que el alumnado vea que el instituto no solo es algo aburrido, académico y pegado a los libros; que hay algo más que el suspenso o el aprobado, que es un lugar que forma parte de sus vidas”.

Y la oferta de talleres es de lo más variada y va desde robótica a chino, Matemáticas dirigidas a Ingeniería, aeronáutica, cine, radio, prensa, mecanografía, laboratorio de Física y Química, diseño web... Y este curso han montado una pequeña cocina por si hay una Elena Arzak o un Eneko Atxa en potencia entre sus aulas. “Organizamos talleres curriculares, como el de Matemáticas, solo que impartidos con metodologías mucho más atractivas; y también no curriculares porque suman en la formación integral del alumnado, en despertar vocaciones, ayudan a generar dinámicas mucho más relajadas, se crean nuevos grupos de amigos por afinidades compartidas”, afirma Iñaki Orbe.

Otro de los puntos fuertes son las clases de refuerzo dirigidas a ayudar específicamente al alumnado al que por la mañana se ha detectado alguna carencia. La jefa de estudios se pone en contacto con el profesor de la mañana, rellena la ficha en la que refleja los aspectos a mejorar y se pone en contacto con las familias que deben firmar para que su hijo o hija acuda a las clases de refuerzo. “Se llega a un acuerdo y se pacta un horario en función de las necesidades del alumno. Por tanto, podemos decir que son clases de refuerzo entre comillas, porque la familia lo debe aceptar y hacemos seguimiento”, comenta López.

“Estamos ofreciendo al alumnado una forma de ponerse al día, es como una particular, para trabajar sus problemas en clases muy reducidas de un máximo de diez estudiantes”, añade Orbe. El director asegura que “todo este esfuerzo, tanto del profesorado de la tarde, como del alumnado que anda más renqueante, se nota en las evaluaciones. El alumnado que no llega al cinco ha subido de notas y si tenía un dos ha subido a un cuatro. El objetivo el primer mes no es el cinco, lo importante es subir poco a poco y corregir”. Además de las asignaturas instrumentales ofrecen refuerzos de Física y Química, Inglés, Francés, Biología o Geología.

El Instituto Central organiza seminarios específicos si se detecta un bajón generalizado del nivel general de una clase. Además, a lo largo del primer trimestre realizan distintas sesiones de refuerzo para la gente que tiene asignaturas pendientes del curso anterior. “Y los resultados son muy buenos, más de la mitad logra recuperar”, afirma Orbe, quien confirma que seguirán en Hauspoa porque “se nota en el resultado de los chavales, de lo contrario no seguiríamos con este proyecto paralelo. Sería mucho más sencillo llegar, dar la clase e irnos a casa”.