Bilbao- El director del Centro Vasco de Transfusiones y Tejidos, Miguel Ángel Vesga, cruza los dedos y se encomienda a la solidaridad para que remonten las donaciones. “Está siendo un mes muy complicado. Entre la postnavidad, la gripe y la mala climatología, andamos muy justos de sangre”, se lamenta.

Pero seguro que tienen reservas.

-Andamos con el stock bastante por debajo de lo normal. A ver si esta semana logramos que suba. La semana pasada creímos que íbamos a recuperar, pero con el mal tiempo y el pico de gripe no terminamos de levantar cabeza. De hecho, cada año la situación es un poco peor porque las reservas están más bajas.

¿A qué se debe que empeore año a año?

-La situación está muy complicada porque tenemos una población bastante envejecida. Por un lado, hemos perdido en los últimos años muchos donantes muy estables. Eran donantes muy consolidados, entre los 45 y los 60 años. Los sustituimos por donantes nuevos, que son muy receptivos, pero que tienen unas condiciones de donación más complicadas porque tienen horarios laborales y familiares más difíciles.

¿En cuánto se puede cifrar el descenso de donaciones en estos quince días de enero?

-Siempre entramos en enero con menos del 50% de lo que debiéramos de stock. Por eso hacemos un llamamiento a donar antes de que tengamos una situación más crítica. Evidentemente las emergencias están aseguradas pero antes de que la situación se haga más complicada, nos interesa recuperar nuestro margen de sangre lo antes posible.

¿Hay más necesidad de sangre?

-Es que este envejecimiento tiene una doble vertiente porque es el segmento de población más usuario de la transfusión. Las cirugías actuales necesitan menos sangre porque son más incruentas y menos invasivas. Pero este envejecimiento genera más necesidades oncológicas, enfermedades hematológicas y la mayor supervivencia de este tipo de pacientes aumenta el consumo de sangre por estas patologías. Por eso el envejecimiento de la población tiene un impacto muy directo en nuestra actividad.

Euskadi precisa de unas 500 donaciones diarias para cubrir la necesidades de sangre.

-Exactamente. Y esperar todos los días 500 donantes es mucho. Por eso si unas semanas coincide la epidemia de gripe, con que la climatología es mala y con que la gente se está reorganizando después del parón navideño, una rebaja del 20% en el flujo de donantes, tiene consecuencias muy negativas. Es inevitable que en un periodo como la Navidad la donación baje muchísimo por todas las fiestas. Pero lo preocupante es que entremos en la primera quincena de enero con un stock tan por debajo de lo habitual. Así que estos días necesitamos hacer un acopio extra de donantes para recuperar esas reservas de sangre perdidas.

Los 50.638 donantes vascos que dieron su sangre el año pasado ¿es una cifra razonable?

-Es razonable pero depende del número de veces que esas personas donen. De estas 50.000 personas un porcentaje muy alto donan dos o tres veces al año y es suficiente. Pero si donan una vez es claramente deficiente. Es muy importante la regularidad en la donación que se consigue con personas que tienen unos hábitos de vida estables y están acostumbrados a ir cada ciertos meses a nuestra unidad móvil. Esa estabilidad es más difícil de conseguir con la gente joven porque tienen niños, viajan más... El indicador más fiable es que las necesidades estarían cubiertas si un 5% de los donantes entre 18 y 65 años dona alrededor de dos veces al año.

Los viajes dificultan las cosas.

-Sí, la globalización nos afecta mucho. Se viaja mucho, bien por ocio o por motivos laborales. Hay ciertas enfermedades que antes eran más exóticas y difíciles de encontrar aquí y ahora llegan a cualquier sitio. Además casi cualquier viaje implica una cuarentena para la donación de prácticamente un mes.

¿Hay algún grupo sanguíneo o algún componente que registre más déficit?

-En los grupos negativos la caída siempre es un poco más alarmante porque la cantidad es menor. Tendemos a tener un stock un poco mayor para esos casos. Pero se necesita un poco de todo porque la situación suele ser un reflejo fiel entre donantes y receptores.

¿Cuál es la clave del relevo generacional de donantes?

-Hemos entrado en una nueva fase donde estamos haciendo un gran cambio en la población de donantes. Los que eran muy fieles se van descolgando por edad o por enfermedad y hay sustitución por donantes nuevos pero cuesta más que sean estables. La clave es que precisamos más donantes nuevos de los que necesitaríamos por la simple sustitución de los mayores que perdemos ya que los nuevos no pueden donar con la misma asiduidad ni con la misma regularidad.