MADRID. Según el informe preliminar de la Asociación Española de Técnicos en Salvamento Acuático y Socorrismo (AETSAS), en total se contabilizaron 980 incidentes con 1.256 víctimas implicadas y 539 personas fallecidas, la mayoría, el 75 por ciento, hombres, 431, frente a las 108 mujeres que perdieron la vida en los mismos, el 25 por ciento.
Del total de muertos 32 eran menores de edad.
El informe destaca que el perfil mayoritario es el de un varón de 50 años que sufre un ahogamiento en el entorno marino y que un número significativo de ahogados son extranjeros, casi uno de cada cuatro fallecidos.
Los niños suelen sufrir incidentes en las piscinas domésticas y en casi todos los casos hay un fallo en la supervisión adulta, advierte el informe.
Según este informe la evolución de los muertos por ahogamientos en los últimos años en España ha sido de 262 en 2013, 343 en 2014, 336 en 2015, 446 en 2016 y 539 en 2017.
De los 539 de este año el mayor número, 93, se registró en Canarias, seguido de 76 en Andalucía, 71 en la Comunidad Valenciana, 70 en Galicia, 52 en Catalunya, 33 en Baleares, 24 en Cantabria, otros tantos en Castilla y León, 22 en Euskadi, 19 en Asturias, el mismo número en Murcia.
Además, nueve en Extremadura, siete en Aragón y en Castilla-La Mancha, cinco en Madrid, cuatro en Ceuta y dos en La Rioja y en Navarra, mientras en Melilla ninguno.
Más del 43 por ciento de los incidentes se saldan con un resultado mortal y algo más del 20 por ciento son hospitalizadas o necesitan asistencia médica, mientras que el 30 por ciento se saldan sin mayores consecuencias para las víctimas.
Durante los meses centrales del año es cuando se produce un mayor número de incidentes debido a la meteorología y los periodos vacaciones que impulsan el ocio acuático especialmente en las playas.
El estudio explica que el perfil de ahogamiento ha cambiado en los últimos diez años y la curva se ha ido desplazando hacia los adultos de más edad ya que "las playas se han llenado de personas mayores con escaso conocimiento de los riesgos".
El 72 por ciento de los incidentes se produjeron en playas o en el entorno marino, un 18 por ciento en aguas interiores y apenas un 6 por ciento lo fueron en piscinas, en su mayoría, el 2,6 por ciento domésticas.
La mayoría de los ahogamientos ocurrieron en circunstancias en las que las condiciones del medio acuático eran buenas y poco más del 10 por ciento de los incidentes se produjeron cuando eran malas o por ejemplo con bandera roja.
La natación recreativa, es decir, el baño de ocio, es la principal actividad que realizaban las víctimas en el momento de sufrir un incidente de ahogamiento, lo que "puede ser un indicador de que se rebaja el nivel de atención en la seguridad personal".
En el 29 por ciento de los casos las víctimas fueron rescatadas directamente por los socorristas en servicio pero en un 20 por ciento en los que estos intervinieron el avistamiento y la extracción del agua lo realizó un bañista u otra persona sin adiestramiento, y en un 22 por ciento solo pudo rescatarse la víctima ya fallecida.
El estudio informa de que se considera que un consumo de alcohol similar al que daría positivo en los controles de tráfico tiene influencia negativa en la respuesta de las víctimas y "en muchos casos la presencia del servicio de socorrismo o de una persona entrenada en reanimación cardiopulmonar puede ser la diferencia entre la vida y la muerte".