GASTEIZ. Hasta ahora la Ertzaintza combatía este tipo de delitos principalmente desde el ámbito de la investigación a partir de una denuncia o una situación delictiva para liberar a las víctimas y detener a los autores.

De hecho, en los últimos 15 años la Policía vasca ha realizado 24 investigaciones, ha liberado a 45 víctimas de explotación sexual y detenido o investigado a 47 personas por estos delitos.

Pero ahora ha impulsado un plan cuya prioridad, por encima de la investigación, es el acercamiento a las víctimas para ofrecerles protección, asistencia y asesoramiento en colaboración con Emakunde, instituciones y diferentes asociaciones y ONG.

Este plan, cuyo lema es "Estamos para ayudarte", comenzó su andadura en 2016 con un proyecto piloto en las demarcaciones de la Ertazainta en Vitoria, Errenteria e Irun y Muskiz, que a partir de ahora se extenderá a toda la comunidad autónoma.

Sus objetivos han sido explicados hoy en una rueda de prensa por la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia; el Jefe del área de delitos contra las personas de la Ertzaintza, Hugo Prieto; la jefa de centro de la comisaría de Bilbao, Patricia Martínez de Musitu, y el jefe del Servicio de Investigación Criminal Territorial de Araba, Iñaki Arteaga.

Consiste en el desplazamiento de los agentes a los lugares donde se ejerce la prostitución (vía pública, clubes y pisos) con folletos en varios idiomas (castellano, euskera, portugués, rumano, chino, francés e inglés) que incluye un número de teléfono de atención (677 999 555) y recomendaciones para denunciar si son maltratadas y explotadas sexualmente y en los que se les ofrece diferentes servicios de ayuda.

No todas las personas que ejercen la prostitución, actividad que es legal, son víctimas de explotación sexual, pero el acercamiento a ellas puede permitir que se descubran casos de trata de seres humanos.

Hugo Prieto ha explicado que la explotación social es un negocio que mueve mucho dinero y que reduce a la mujer a una mera mercancía y ha señalado que las víctimas, en general, no interponen denuncias porque tienen "mucho miedo" a la policía, son muy vulnerables, no conocen el idioma y tienen una gran dependencia de sus explotadores, por lo que el acercamiento a ellas tiene que producirse de manera "muy exquisita".

La mayoría de estas víctimas son de origen nigeriano, seguidas de las de origen sudamericano, rumano y chino. Tan solo el 6 % tienen la nacionalidad española.

La Ertzaintza estima que en Euskadi ejercen la prostitución siete mujeres por cada 10.000 habitantes. De hecho, en el plan piloto se contabilizaron 209 personas prostitutas en Vitoria; en Irun, 102, un alto número por su ubicación fronteriza; en Errenteria, 37 y en Muzkiz, 24. Del total, 361 eran mujeres, 8 transexuales y 3 hombres.

"Buscamos la protección y el cuidado de la víctima por encima del éxito de la operación", ha insistido Hugo Prieto, quien ha recordado que se ofrece a estas mujeres una asistencia inicial médica, alimentaria y de vestimenta, además de información y asesoramiento de sus derechos en el idioma que puedan comprender e incluso servicios de contravigilancia, de escoltas o el traslado a otras comunidades autónomas en función del riesgo que puedan correr.

Muchos de estos delitos, ha explicado, son difíciles de perseguir porque estos negocios forman parte de un entramado internacional. Además, se da la circunstancia de que cada vez más estas formas de explotación sexual se desarrollan en pisos lo que da una menor visibilidad a esta actividad delictiva.

Prieto ha detallado que, por ejemplo, las víctimas de trata con fines de explotación sexual procedentes de Sudamérica llegan engañadas con la promesa de trabajos ficticios y con importantes deudas que les obligan a saldar las redes explotadoras.

Las de origen rumano principalmente son engañadas por sus parejas y una vez en España son prostituidas y golpeadas por sus novios, mientras que las nigerianas son controladas mediante ritos de vudú y en el interminable viaje a España suelen ser violadas y maltratadas.

La consejera ha subrayado la importancia de combatir esta forma de esclavitud en pleno siglo XXI mediante la prevención, la protección de las víctimas y la persecución de los delincuentes.