GASTEIZ - Es sabido que todos los 22 de diciembre, aquellas personas a las que ni siquiera les ha tocado la pedrea en la Lotería de Navidad se consuelan pensando que, al menos, gozan de buena salud y que eso es lo importante. En un ejercicio de autosugestión similar, los ciudadanos vascos que durante los años de crisis económica han visto cómo se reducían sus rentas y bajaba su nivel de bienestar material, han decidido centrarse en cuestiones como la salud, la educación, las relaciones sociales y la seguridad para calificar su nivel de satisfacción con la vida en un 7,1, una nota que aunque está por encima del 6,9 de media estatal no es la más alta. Desde el punto de vista objetivo y cuantificando factores de bienestar medibles, el País Vasco está a la cabeza del Estado español, con un total de 43 puntos de los 48 posibles.

La monografía Las facetas del bienestar: una aproximación multidimensional a la calidad de vida en España y sus comunidades autónomas 2006-2015, de la Fundación BBVA y el Ivie, señala que la crisis ha provocado en el Estado español un retroceso en las variables objetivas que definen el bienestar de sus ciudadanos, como renta, empleo, vivienda y participación cívica, y su impacto ha sido muy asimétrico, con grandes diferencias por comunidades autónomas y, sobre todo, por grupos de edad. Así, las comunidades autónomas que, en conjunto, presentan mejores niveles de bienestar tras la salida de la crisis y el inicio de la recuperación son País Vasco, La Rioja, Navarra y Madrid, mientras que Andalucía y Canarias son las que presentan los peores resultados.

El informe, realizado por Carmen Herrero, Antonio Villar y Ángel Soler, analiza la evolución del bienestar en la sociedad española con una aproximación multidimensional que incluye tanto el bienestar material como la salud, la educación, la seguridad y las relaciones sociales. Algunos de estos aspectos -señalan los responsables del informe- pueden medirse mediante variables objetivas, como la renta, el empleo, los años de escolarización o la esperanza de vida, mientras que otros son de naturaleza subjetiva, como la salud percibida, la satisfacción con la vida o la sensación de seguridad.

Con estas premisas y para medir el impacto de la crisis sobre la calidad de vida en las diferentes comunidades autónomas, los autores de la monografía analizan doce variables en tres ámbitos: Bienestar material (Renta per cápita, paro de larga duración, desigualdad y pobreza); Salud (esperanza de vida, población con salud buena o muy buena, obesidad y tabaquismo); y Educación (población con al menos educación secundaria superior, años esperados de escolarización, abandono escolar temprano y PISA). La comparación se realiza dando a cada una de estas doce variables una puntuación de 4, 3, 2 y 1, según su nivel de desempeño, y luego sumando las puntuaciones obtenidas para cada autonomía. Esta operación muestra que el País Vasco, La Rioja y la Comunidad Foral de Navarra son las que ofrecen mayores niveles de bienestar.

Pero junto a estos resultados, basados en variables que miden el bienestar, el estudio ofrece también los datos sobre el grado de satisfacción con la vida que declaran los ciudadanos de las diferentes comunidades autónomas y ahí se observa cierta disparidad entre los niveles de bienestar establecidos por las variables objetivas y el grado de satisfacción con la vida. Así los habitantes de Baleares, Catalunya y la Comunidad Valenciana, que presentan niveles medio y medio-bajos de bienestar objetivo -32, 33 y 27 puntos, respectivamente-, tienen una percepción de su vida tanto o más positiva que los de Nafarroa y el País Vasco, que cuentan con mayores niveles de bienestar objetivo -42 y 43 puntos-.

Menos renta En términos generales, el informe señala que “el crecimiento del desempleo y de la pobreza son sin duda los aspectos más relevantes del impacto de la crisis sobre el bienestar, tanto por la magnitud de los cambios como por su incidencia sobre los individuos, las familias y la sociedad en su conjunto”. En concreto, la renta de los hogares españoles cayó un 8,7% entre 2009 y 2015, el mayor retroceso de todos los países de la OCDE, que, en su conjunto, registraron un incremento del 4,3%. Además, este descenso se ha repartido de forma muy diferente entre los distintos grupos de renta. De forma paralela, se ha registrado un incremento de la pobreza que también ha aumentado las diferencias entre las comunidades autónomas.

Por el contrario, las variables relacionadas con la salud y la educación han mostrado un comportamiento mejor en su conjunto. La esperanza de vida ha aumentado dos años durante el periodo analizado y el porcentaje de población con al menos educación secundaria superior llega casi al 50%, con una importante reducción de las cifras de abandono escolar. En cuanto a la sensación autopercibida de seguridad, el 80% de las personas se sienten seguras al caminar solas por la noche, aunque los habitantes del País Vasco sienten mayor inseguridad.

Bienestar. País Vasco, La Rioja (ambas con 43 puntos) y Nafarroa (42) son las comunidades autónomas que presentan mejores niveles de bienestar tras la crisis y el inicio de la recuperación económica.

Satisfacción. Frente al análisis objetivo, el grado de satisfacción con la vida manifestado por los ciudadanos de la CAV puntúa un 7,1 sobre un máximo de 10 y por detrás de Baleares, Nafarroa, Catalunya y Valencia.

La monografía ‘Las facetas del bienestar: una aproximación multidimensional a la calidad de vida en España y sus comunidades autónomas 2006-2015’ analiza la evolución de la calidad de vida y señala que la crisis ha provocado un retroceso en las variables objetivas del bienestar: renta, empleo, vivienda y participación cívica.