IRUÑEA. Andrea y Lunes Lilas han ofrecido una rueda de prensa en Iruñea coincidiendo con el inicio del juicio esta mañana en la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra y han destacado la "valentía" de la joven por denunciar los hechos.

Igualmente han querido recordar a "las otras once mujeres que denunciaron agresiones sexistas de diferente intensidad durante los Sanfermines de 2016 y las doce que lo han hecho en los Sanfermines de 2017".

En representación de estos colectivos, Tere Sáez ha reclamado un "proceso judicial limpio y justo" y ha considerado que "el amparo y la protección de la víctima se vio alterado por parte de los organismos judiciales al negársele la posibilidad de declarar desde Madrid".

Del mismo modo, han reclamado que "en el proceso judicial participen profesionales con formación de género y que la víctima sea atendida por los órganos competentes y no se siente sola".

En este sentido, ha pedido que se le "garantice la atención psicológica y jurídica gratuita", la cual tiene pero, según estos colectivos, "gracias al esfuerzo de su familia, los movimientos feministas y las instituciones locales".

Esto, en palabras de Tere Sáez, se debe a "la existencia de una ley estatal del 2004 que no incorpora la violencia sexual como violencia contra las mujeres, de género o machista, y por tanto no tiene acceso a estos recursos".

Por ello, Andres y Lunes Lilas han criticado que "el hecho denunciado no esté bajo el amparo de la Ley Foral 14/2015 para actuar contra la violencia hacia las mujeres". Igualmente, han reclamado que "se modifiques la ley estatal 2004 sobre la violencia de género, para que incorpore la violencia sexual".

Además, el colectivo ha señalado que "la cultura de la violación está presente en nuestra sociedad y es una muestra más del heteropatriarcado en el que vivimos". "Es una señal del machismo que asesina, viola, vende y compra cuerpos", han afirmado.

Por ello, han criticado que vivimos en "una sociedad donde el acoso sexual y callejero está a la orden del día" y que "muchas víctimas callan durante años o incluso para siempre por temor a ser juzgadas por su entorno y por la sociedad".