EN el siglo XXI la tecnología está a la orden del día, al alcance de cualquiera y cada vez llega más temprano a las casas. En la última feria de puericultura celebrada en la Madrid se ha presentado la bbsiter, una cuna inteligente. Desde Mi Cuna, empresa que ha desarrollado la novedad, aseguran que es la primera cuna con aprendizaje integrado. “La bbsitter dispone de luz de vigilancia o compañía nocturna, medición de la temperatura y el nivel de humedad de la estancia, para hacer de su habitación el lugar más seguro y confortable”, explican. Asimismo, cuenta con diferentes movimientos para que el bebé se calme cuando llora.
Uno de los primeros padres en usar la cuna inteligente ha sido Enrique Galán, quien desde antes de que naciera su hija ya la tenía en su casa. “Fuimos de los primeros en poder utilizar un prototipo y la experiencia ha sido, y sigue siendo, muy satisfactoria. Mi hija tiene cuatro meses y medio y la usamos desde el principio”, asegura. Galán explica que la bbsiter es “muy práctica”, ya que tiene dos modos de funcionar. Por una parte cuenta con el modo automático, que se activa con el sonido del bebé. “Tiene tres movimientos; se inicia con uno que se activa con el sensor de sonido y si ese no funciona va cambiando a otro, va aprendiendo con el comportamiento del bebé”, explica. También tiene el modo parental que ayuda a que el bebé esté calmado. “No nos gusta esperar a que llore, y cuando está contenta la metemos en la cuna y con la aplicación del móvil podemos mecerla”, dice.
Respecto a las ventajas que tiene la cuna inteligente, afirma que es una ayuda muy favorable a la hora del cuidado del niño. “Muchas veces no puedes hacer otra tarea porque tienes al niño en brazos y tienes que estar dando vueltas para moverla y que empiece a calmarse y a sentir el sueño. La verdad es que poder dejarla en la cuna y que se calme ayuda mucho”. Asegura que el hecho de tener la cuna inteligente no significa “un descuido hacia el bebé”. “Siempre te gusta saber que está bien, vas a mirarla cada muy poco tiempo”, confiesa.
Sin embargo, hay quien no está para nada de acuerdo con el uso de las tecnologías en la crianza de los niños. Susana Tobarra es madre y una de las fundadoras de Muxuz Muxu, una tienda de artículos prácticos y naturales para embarazadas y para bebés que además funciona como centro de apoyo a la maternidad y a la crianza en el que se ofrecen diferentes talleres como yoga para embarazas o yoga nido. Bajo el punto de vista de Tobarra, “no tiene sentido buscarte una máquina que realice la función que tiene que realizar un padre o una madre”. “Un bebé cuando está llorando lo que necesita es atención, calor, compañía, consuelo y por mucho que una máquina le menee cuando le oye llorar pues no aporta al bebé lo que necesita”, asegura.
Entiende que ser padre resulta más difícil de lo que en primera instancia se cree, pero afirma que “si tienes un hijo tienes que tenerlo con todas las consecuencias”. “No es necesario tener un hijo para sentirse realizado o ser feliz, es una opción. Si decides ser padre o madre eso supone entre, otras cosas, un tiempo de dedicación exclusiva al bebé, de estar noches sin dormir además de muchas cosas maravillosas”, afirma.
La opinión de expertos también tiene lugar en el debate sobre las cunas inteligentes. Jorge Cocolina, pediatra de Atención Primaria, confiesa no compartir la idea de introducir la tecnología avanzada en la crianza de los niños. “Creo que la tecnología está muy bien para algunas cosas pero el contacto madre-bebé es fundamental, y eso no se puede suplir por ninguna máquina”, confiesa el doctor. Afirma que los intercomunicadores son muy cómodos para atender al niño cuando estamos en otra habitación, pero asegura que “el calor humano es insustituible sobre todo en los primeros años de vida”. Entre las consecuencias de no establecer un contacto desde los primeros meses, Cocolina asegura que “puede suponer una carencia de apego que a largo plazo puede dar problemas importantes de falta de empatía”.