Paseos a caballo, escalada o tirolina. Podrían ser un buen programa para un campamento de verano cualquiera, pero cuando quienes lo realizan son niños con prótesis se convierte en una prueba inequívoca de que las limitaciones de quienes cuentan con estas ayudas no se encuentran tanto en sus manos o sus pies, sino en la confianza de su entorno hacia sus propias capacidades. Y estos días ha quedado demostrado que son muy capaces de superar estos límites.

A 45 minutos de Madrid capital, en plena sierra madrileña, 32 niños y niñas procedentes de todo el Estado han disfrutado durante estos días del primer campamento Compartiendo Motivos, dirigido especialmente para niños con prótesis, y que finalizó el pasado sábado. Entre los participantes se encuentran cinco chavales llegados desde diferentes puntos de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV): Leire Matilla, de Gasteiz, Regina Uriarte, de Leioa, Eneko Lavín, de Bilbao, Maialen Vizcarret, de Durango, y Izei Murgiondo, de Agurain. Junto a ellos, otros tres niños procedentes de la Comunidad Foral Navarra; Naiara Biurrun y Lucía Pascual, ambas de Iruñea, y Mario Esparza, de Urrotz.

El campamento Compartiendo Motivos está organizado por la asociación de familias de niños con prótesis AFANIP y cuenta con la colaboración de Ottobock y el Centro Ortopédico Tecnológico. Según informaron desde la organización, con esta actividad pretenden que estos niños y niñas se sientan capaces de desenvolverse en un entorno natural y de aventura como cualquier otra persona de su edad.

Los participantes son niños y niñas de entre 4 y 18 años con prótesis en laguna de sus extremidades, algunos de ellos en sus miembros inferiores (piernas, pies, etc.) como en el superior (brazos, manos, etc.).

Para Eneko Lavín, de Bilbao, esta experiencia es muy importante como muestra de sus capacidades. De hecho, este joven quiso dejar muy claro que a pesar de su capacidad tanto él como el resto de niños que tienen una prótesis son capaces de realizar prácticamente las mismas cosas que cualquier otro niño de su edad.

Lejos de contar con actividades diferentes a las que podría haber en otras jornadas dirigido a un público infantil y joven más general, este campamento cuenta con actividades de aventura, deporte y destreza. Allí estos días están desarrollando actividades como paseos a caballo, escalada, tirolina, actividades acuáticas como navegar en canoa o manualidades como la elaboración de queso. Todo ello siempre compartiendo tiempo, y valores y superándose juntos día a día.

Mario Esparza, de 11 años y procedente de Urrotz, es uno de los jóvenes que durante estos días participan en este campamento. Sobre todo, este navarro destaca como aspecto positivo el poder conocer a otras personas que tienen su misma discapacidad y que también cuentan con una prótesis. Además de poder compartir tiempo con niños con la misma discapacidad que él, destacó que está disfrutando mucho con las actividades al aire libre relacionadas con la naturaleza y la aventura.

Los monitores del albergue Valle de los Abedules, situado en la localidad madrileña de Bustarviejo, coinciden en que estos niños dan lo máximo de sí y que, gracias a las dificultades extras que tienen que superar, su motivación por superarse es mucho mayor que la de otros niños de su edad.

Desde la Asociación de Familias de Niños con Prótesis (AFANIP), por su parte, consideran que es totalmente necesario este tipo de campamentos para que estos niñas y niños mantengan un tiempo dedicado exclusivamente para ellos, en el que sientan cómodos y se genere un vínculo especial con otros jóvenes con sus misma situación.

Varios técnicos del Centro Ortopédico Tecnológico, con sedes también en Iruñea y Gasteiz, han estado presentes estos días en el campamento para, en caso de que se necesitase en un momento dado, poder ajustar, adaptar o arreglar las prótesis. Además, según dicen, estos campamentos son una herramienta imprescindible para ver cómo los niños se desenvuelven con ellas y poder plantear así posibles medidas de mejora para que ganen en calidad de vida.