NUEVA YORK - Más de 180 millones de personas carecen de agua potable en zonas afectadas por “conflictos, violencia e inestabilidad”, lo cual facilita la propagación de enfermedades que pueden llegar a ser mortales, como el actual brote de cólera en Yemen, donde más de la mitad de los casos afectan a niños, según denunció ayer el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). La ONU estima que, de los 484 millones de personas que vivían en “entornos frágiles” en 2015, unos 183 millones carecían de agua potable. “Las personas que viven en contextos delicados tienen cuatro veces más probabilidades de carecer de agua potable” que las poblaciones en situaciones normales, revela un reciente estudio de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS), difundido con motivo de la Semana Mundial del Agua.

UNICEF recuerda que en Yemen, que suma dos años de guerra civil, unas 15 millones de personas “sufren cortes regulares en el suministro de agua y saneamiento” debido a los daños provocados por los combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes huthis, así como “al mal estado en el que se encuentran”. Otros 15 millones de personas necesitan “agua segura” en Siria, incluidos 6,4 millones de niños. UNICEF ha denunciado que aquí “el agua ha sido utilizada frecuentemente como arma de guerra”. “Solo en 2017, hubo al menos 30 cortes de agua deliberados en Damasco, Alepo, Hama, Raqqa y Deraa”, precisó.

En el noreste de Nigeria, zona de influencia de los terroristas de Boko Haram, “el 75 por ciento de la infraestructura de agua y saneamiento ha sido dañada o destruida, dejando a 3,6 millones de personas sin ni siquiera servicios básicos”.

Mientras, en Sudán del Sur, donde los enfrentamientos entre el Gobierno de Salva Kiir y los rebeldes de Riek Machar duran ya tres años, “casi la mitad de los puntos de agua de todo el país han sido dañados o completamente destruidos”, señaló UNICEF. Sanjay Wijesekera, responsable de agua, saneamiento e higiene de UNICEF, explicó que allí donde “los niños no tienen agua potable y los sistemas de salud están en ruinas, la desnutrición y las enfermedades potencialmente mortales, como el cólera, llegan inevitablemente”.

Es el caso de Yemen, donde “los niños constituyen más del 53 por ciento del casi medio millón de casos sospechosos de cólera y de diarrea acuosa aguda”; Somalia, que “sufre el mayor brote de cólera de los últimos cinco años, con 77.000 casos”; y Sudán del Sur, con “el brote de cólera más grave que ha experimentado nunca” y 19.000 casos.

Además, en los lugares amenazados por la hambruna -Yemen, Somalia, Sudán del Sur y noreste de Nigeria- “cerca de 30 millones de personas, incluidos 14,6 millones de niños, necesitan urgentemente agua segura”. “Se estima que este año sufrirán desnutrición más de cinco millones de niños, 1,4 millones de ellos en su estado grave”, indicó la agencia de la ONU.

En este contexto, Wijesekera recordó que “el acceso de los niños a agua y saneamiento seguros, especialmente durante un conflicto o una emergencia, es un derecho, no un privilegio”. Por eso, “en los países asolados por la violencia, el desplazamiento, el conflicto y la inestabilidad, los medios más básicos de supervivencia para los niños -como el agua- deben ser una prioridad”, reclamó. - Efe