parís - El Ministerio de Agricultura francés anunció ayer que ha detectado en algunas granjas avícolas del país el uso de amitraz, una sustancia tóxica prohibida en aves de corral, y avanzó que examina si hay residuos de ese insecticida en los huevos. Las autoridades indicaron en un comunicado que se ha recurrido a esa sustancia “fuera de los usos autorizados” y apuntó que han solicitado a su agencia sanitaria (Anses) que evalúe el eventual riesgo sanitario que presentaría la existencia de tales residuos en caso de confirmarse. El amitraz se utiliza contra insectos y ácaros y solo está permitido como parte de un medicamento veterinario para cerdos y ganado, nunca en aves de corral.
La investigación se emprendió tras el escándalo desatado por el uso de fipronil, otro insecticida que ha obligado a retirar de la venta en Francia 32 productos en los que se ha detectado una concentración superior al límite autorizado. Hasta hoy, las empresas francesas han efectuado más de 520 autocontroles por fipronil, de los que 34 han resultado positivos y han derivado en la retirada de los productos contaminados.
El Ministerio galo de Agricultura añadió que, de forma paralela, se prosiguen los análisis oficiales en los establecimientos identificados como destinatarios de huevos o de ovoproductos contaminados procedentes de Bélgica y Holanda.
En el comunicado destacó que las autoridades han solicitado con urgencia una reunión a nivel europeo para armonizar la respuesta que debe darse respecto a las granjas y productos implicados, y avanzó que la Comisión Europea ha convocado para el próximo 30 de agosto un comité de expertos.
debate en holanda Por otra parte, la ministra de Sanidad holandesa, Edith Schippers, reconoció el jueves errores de comunicación en la crisis de los huevos contaminados con fipronil en Holanda e indicó que, de haberse evitado, podrían haber permitido “actuar más rápido”. La ministra, no obstante, señaló a la compañía Chickfriend como responsable del escándalo.
“Por definición, una crisis es una imagen desordenada”, justificó Schippers sobre los errores de comunicación. Además, agregó que “no había ninguna evidencia clara desde un principio” sobre que Chickfriend utilizase en sus granjas una sustancia prohibida. Durante un debate parlamentario, muchos políticos señalaron que este asunto afecta directamente a la confianza en la seguridad alimentaria y criticaron que la Autoridad Holandesa de Alimentación y Bienestar (NVWA) no tomara medidas de inmediato, cuando recibió un aviso anónimo el pasado noviembre. -Efe