Donostia - El largo periodo de crisis económica y la incertidumbre tecnológica que se cernió en el sector habían apagado el motor del coche eléctrico en Euskadi, que parece arrancar de nuevo. La venta de estos vehículos vuelve a la senda de crecimiento, algo que de por sí ya es noticia, con un incremento del 62% en lo que va de año y duplicando el número de matrículas con respecto a 2015. “Empezamos a estar en el momento correcto, a la espera de que explote el mercado”, aguarda esperanzado Aitor Oregi, director de Energía del Gobierno Vasco.

Una espera que, de alguna manera, ha sido la eterna compañera de estos vehículos de transporte sostenible cuya implantación nunca ha sido fácil, exigiendo de la administración vasca una labor pedagógica constante entre los particulares, recelosos por la mayor carestía y menor autonomía de estos vehículos silenciosos.

El paulatino incremento de ventas anticipa ahora el comienzo de una nueva era para la movilidad sostenible, un favorable comienzo que, sin embargo, no despeja por el momento la incertidumbre.

En la estrategia energética que plantea el Ejecutivo autonómico para el horizonte 2030 no figura ningún objetivo específico respecto a la eventual circulación de vehículos eléctricos en el futuro. El anterior documento, que recogió las previsiones hasta 2020 y que fue redactado antes de la crisis, no se cumplió ni de lejos, con unas estimaciones que, ciertamente, llegaron en el peor momento.

Según aquellas previsiones, deberían estar matriculados en Euskadi entre 30.000 y 40.000 coches eléctricos, cuando actualmente circulan por la red viaria vasca unos 500. “Estamos muy lejos de esos ratios”, admite sin reservas el Ejecutivo de Gasteiz.

La previsión se lanzó en 2007 con una crisis a la vuelta de la esquina que lastró la disponibilidad económica. La escasa oferta de modelos acabó por hacer el resto y la expansión del coche eléctrico tuvo que frenar en seco. “En realidad compramos lo que nos gusta, y aquí el problema es que no habido hasta ahora una gama suficiente de vehículos”, apunta Oregi.

Algo ha empezado a cambiar. Este año está llamado a ser un importante ejercicio para el sector. En los siete primeros meses del año, los vehículos eléctricos registraron en el Estado un total de 3.636 matriculaciones, con un crecimiento del 33,3% comparado con el mismo periodo de 2016. En el pasado mes de junio, este tipo de vehículos alcanzaron unas matriculaciones de 673 unidades, lo que supuso un incremento del 81,4% en comparación con mismo mes del año 2016.

nuevas propuestas Si se cumplen las previsiones, este año se convertirá en la base en la que se asentará un abanico de nuevas propuestas que llegarán en los próximos meses, como el nuevo Nissan Leaf, con una autonomía de unos 400 km, o el Tesla Model 3, el más esperado por muchos usuarios por ser el más económico de la familia Tesla. Sus diseños son atractivos, con sistemas de propulsión que no defraudan, nada que ver con los primeros modelos.

Según explica Juan Manuel Fernández, técnico del área de Transporte del Ente Vasco de Energía (EVE), uno de los mayores problemas actuales sigue siendo el desembolso económico. “Los precios todavía no son competitivos para particulares, pero sí para las empresas que pueden convertirse en modelo de funcionamiento”, advierte.

La administración vasca, que trata de predicar con el ejemplo, ha asumido el compromiso de apostar en sus desplazamientos por los combustibles alternativos al petróleo. Si bien la estrategia marcada para 2030 no recoge un número concreto de coches eléctricos sí se marca un objetivo específico de consumo de energía alternativa en el transporte. Actualmente el 95% proviene del petróleo (gasolina y gasoil), un porcentaje que se quiere reducir en un 25% en los próximos años.

La carga de las baterías de los vehículos es otro de los caballos de batalla. Hay particulares que descartan esta opción de compra ante el temor de no poder cubrir sus desplazamientos con suficientes garantías. El director de Energía adelanta las previsiones que apuntan a la implantación durantel próximo decenio de un punto de recarga por cada 2.000 habitantes. “Ampliar la red sirve para quitar ese miedo que persiste. Tiene un efecto más psicológico que real porque -según sostiene- la autonomía de los coches permite circular con garantías en la mayor parte de desplazamientos”.

puntos públicos de recarga En Euskadi hay 75 puntos de recarga públicos, de los cuales cuatro son rápidos (entre veinte minutos y media hora), mientras que el resto tardan unas ocho horas.

Consciente de que la ampliación de la flota de vehículos pasa por la diversificación de puntos, el EVE tiene abierto un programa de ayudas. El técnico del área de Transporte explica que “se está haciendo un esfuerzo económico importante” con la financiación del 70% de la inversión. Un punto de recarga público rápido cuesta entre 50.000 y 60.000 euros, de los cuales unos 35.000 cubre el EVE.

Cuando el propietario de un coche eléctrico quiere instalar el punto de recarga en su garaje se presentan dos situaciones. Si es individual, no hay mayor problema legal, pero en los aparcamientos comunitarios la solución pasa por el consenso. De ahí que otro de los aspectos interesantes del programa de ayudas sea a paliar ese problema. “Si en un garaje comunitario hay más de un vehículo eléctrico y cada uno hace la instalación a su manera pueden surgir complicaciones. El objetivo es que se pueda instalar el punto de recarga de la manera más sencilla. Lo ideal es una instalación troncal”, sugiere Fernández. El EVE subvenciona el 100% de la instalación, aunque los particulares deben adelantar la inversión.