Bilbao-- Los controles de tráfico dejan entrever que mucha gente al volante da positivo en drogas.

-Sí, pero concretamente estas nuevas sustancias no se detectan en los controles rutinarios de droga.

¿Hay un consumo concreto ligado a las fiestas, a las verbenas..?

-Es que estas sustancias de diseño en Euskadi están ligadas a un patrón de consumidores de 20 a 30 años que las toman en fiestas. Algo similar a lo que era la famosa ruta del bakalao. La mayoría de los datos sobre estas nuevas drogas se deben a asociaciones como Ai Laket!!, que colocan puestos para testar drogas en los municipios. Y después descubren sustancias que ni siquiera conocía el propio comprador. Igual le han vendido una pastilla de supuesto éxtasis, y era un 10% de éxtasis, más otros peligrosos componentes.

¿Es cierto que adquirir droga en internet es más fácil que comprar una funda para el móvil?

-Sí, para la gente que conoce internet puede ser más sencillo que comprar una funda de móvil. De hecho, muchas de estas nuevas drogas de diseño, como son alegales y todavía no están en la lista de sustancias prohibidas porque son muy novedosas, están en páginas de internet que no son difíciles de encontrar para los que se mueven en ese ambiente. Por eso este consumo está muy ligado a esta generación que controla la red.

¿Aparecen de manera directa?

-Unas veces, de manera directa, y otras, de forma encubierta. Aparecen como sales de baño, plantas aromáticas, incienso, e incluso como productos para investigación en laboratorio cuando todo el mundo sabe que se van a consumir. Pero el vendedor pone una etiqueta de que no es para consumo humano y así se protege a nivel legal. Luego lo que haga el consumidor, le da igual.

¿Qué porcentaje de población las toma?

-Las nuevas drogas tienen mucha repercusión cuando aparecen ligadas a algún fallecimiento, a alguna intoxicación, pero el consumo es pequeño. Se calcula que al año habrá consumido alguna de estas nuevas sustancias menos de un 3% de la población. Si lo comparamos con el cannabis que lo puede consumir entre un 20% y un 30%. O si lo comparamos con el alcohol, que consume el 95% de la población, o el tabaco que fuma el 70%, siguen siendo sustancias que se consumen poco.

¿Cuál es el retrato robot del consumidor típico?

-Hay dos tipos. Hay un consumidor clásico que las toma para irse de fiesta, pasar un montón de tiempo bailando, sin tener sueño, sin tener hambre... Y luego hay un consumidor más residual que es el buscador de nuevas sensaciones, que lo mismo se tira en parapente que por un barranco. En el mundo de las drogas también hay gente que se mueve por foros, que le gusta probar nuevas cosas y esos también tienen mayor tendencia a consumir las nuevas sustancias. Son los dos prototipos.

¿Son drogas emergentes?

-Son nuevas drogas de abuso, pueden ser drogas sintéticas o drogas emergentes. Como el famoso caso de la burundanga, o hace poco se hablaba de la piel de dragón, sustancias naturales que se han usado en América o en Asia desde hace cientos de años y que ahora llegan a nuestro mercado. Aunque muchas son de diseño, no lo son todas. La mayoría de ellas tienen como nexo de unión que son psicoactivas, porque lo que hacen es activar, desaparece el sueño, el hambre, y generan euforia para que la persona se sienta más contenta y con más ganas de actuar.

¿Son más baratas que los estupefacientes clásicos?

-Depende. En algunos casos los cannabinoides sintéticos, que son drogas sintéticas que tratan de imitar el efecto del cannabis, se pueden vender más barato que el propio cannabis. Pero son más fáciles de adquirir. Es más sencillo conseguir una pastilla o unos polvos con un par de clics que acudir al mercado negro. Solo hay que acceder a internet, comprarla, llega de manera anónima a Correos y ya la tienes.

¿Son más difíciles de ser detectadas en la sangre?

-Sí mucho más. La mayoría de los análisis de rutina que se hacen están diseñados para las drogas más usadas, anfetaminas, metaanfetaminas, cocaína, cannabis... Cuando surge una nueva sustancia hay que desarrollar un nuevo método de análisis. Por eso es tan complicado cuando aparecen intoxicaciones hospitalarias o fallecimientos en los que no se sabe qué ha tomado el sujeto.

Estas sustancias se pueden producir casi en cualquier sitio.

-Incluso hay libros que contienen recetas para hacerlas. La mayoría, con unos conocimientos básicos de química y un equipamiento sencillo, se puede elaborar. Por eso se hacen en laboratorios clandestinos. Hace poco más de un año se detuvo a un profesor de química en Valladolid que en una casa en su pueblo sintetizaba montones de estas drogas. Muchas de ellas se sintetizan en los países del Este que, con la crisis, tienen muchos químicos en el paro que cobran de las mafias. El problema es que hacen la síntesis en laboratorios clandestinos, sin ningún control de calidad. A veces se quiere sintetizar una sustancia y como adulterante se usa otra mucho más tóxica. Es entonces cuando se generan las alertas.

Lo que está contando es como la serie ‘Breaking Bad’, tal cual.

-Es que esa serie es el paradigma de la síntesis de drogas. Cualquier químico con conocimientos mínimos puede llegar a sintetizar este tipo de drogas. En algunos casos, en los 70 y los 80, los químicos escribieron libros con recetas. El paradigma es Alexander Shuling, que sintetizó 179 sustancias psicoactivas derivadas de la anfetamina. Él mismo las producía y las consumía para comprobar sus efectos. Escribió un par de libros que han sido best seller y que son como recetarios de cocina.