Aprender o mejorar un idioma es, prácticamente, un básico de la sociedad actual. Pero ese deseo por ser bilingüe, o incluso plurilingüe, puede verse truncado, muchas veces, por la falta de tiempo.

Durante el año para los jóvenes está la universidad, con todos los trabajos a entregar dentro de fecha, los exámenes, sacar tiempo para el deporte y lo que sobra, para uno mismo. Los adultos tampoco lo tienen fácil para cursar un año entero en el aprendizaje de un idioma, ya sea por la familia o la empresa. Pero todo en esta vida tiene solución, y para todos ellos, el verano muestra una oportunidad única de meterse de lleno en un idioma: un curso intensivo.

Una de las escuelas que abre tanto en julio como en agosto en la academia T&S de Bilbao. Allí imparten cursos durante todo el año de 15 idiomas diferentes; desde los más habituales como el inglés, el francés, el alemán o el euskera, hasta griego, latín, árabe, ruso, chino o japonés entre otros. En la época estival, cuando muchos quieren estudiar un idioma y necesitan encontrar casi a la desesperada una academia, T&S es una de esas que ofrece una especie de salvavidas a todos aquellos que lo necesitan.

Silvia Terrón es la jefa de estudios de dicha academia y asegura que el perfil de alumno entre los intensivos varía cada año y que los hay “de todo tipo”, por lo que el recurso veraniego no es un tema aislado. Según cuenta, el alumno que acudía a los intensivos durante los picos altos de la crisis, distaba mucho del estilo de alumno que se puede ver hoy en las aulas. “En tiempos de crisis el perfil de alumno era recién titulado, con un nivel medio de inglés y queriendo mejorar con el objetivo de sacarse el First o el Advance lo antes posible”, explica. “Ahora el estilo de alumno es el que estudia idiomas por gusto. Durante el año hacen inglés o francés y en verano se animan con un idioma nuevo; este año los intensivos estivales más solicitados han sido el de ruso y el de japonés. Obviamente sigue estando el perfil de alumno genérico que viene para reforzar, pero no es tan habitual como hace unos años”, asegura.

Además de ofrecer intensivos, ya sea por gusto o para reforzar, en T&S cuentan con un curso especial para “futuros erasmus”. En ese curso, que según cuenta Terrón son habitualmente de italiano y portugués, se enseña mucho en muy poco tiempo para que los alumnos tengan “un italiano o un portugués para sobrevivir”.

MODELOS DE INTENSIVOS Respecto a el tipo de intensivos, Terrón defiende un modelo en el que las clases sean reducidas y de no más de dos horas seguidas. “No por venir muchas horas vas a aprender más. Es que cuando más aproveches la clase, más vas a aprender”, asegura. “Un intensivo de cuatro horas diarias puede ser incluso contraproducente, porque el alumno está presente durante esas horas pero su cerebro no puede estar funcionando al 100%, su asimilación de los conocimientos no es la misma la primera hora que la tercera”, sentencia.

Alexander Díez es uno de los alumnos que desde hace dos días forma parte del curso intensivo de japonés. Comparte clase con otra alumna y asegura que el trato tan personalizado que recibe ha hecho que en dos días note avances. “No es tan difícil como esperaba, la diferencia que veo en mi nivel en dos días es bastante radical”, asegura. Díez cuenta que tiene que aprender el idioma “de cero a cien” en poco tiempo, ya que el año que viene tiene una entrevista de trabajo en el país nipón.

Natalia Sánchez tiene 35 años y estudia francés junto a una profesora particular para “mejorar en el idioma”. “Es mucho dinero, eso es algo innegable, pero creo que se aprende mucho más que en una clase con más gente”, explica. “Estoy metiendo muchas horas este verano porque me gustaría irme a vivir a Francia dentro de poco”, asegura.

FUERA DE LAS AULAS Sandra Martín tiene 26 años y en vez de decidirse por una academia, ha elegido reforzar su inglés a través de plataformas on-line. “Durante el año no tengo nada de tiempo porque estudio y trabajo, pero ahora en verano tengo la suerte de tener un poco más de tiempo, y para no invertirlo todo en ir y venir a una clase, opté por intentarlo por internet, así además puedo despejarme yendo a tomar algo si me agobio”, explica. Martín asegura que está avanzando más de lo que pensaba y que confía en sacarse el titulo C1 de inglés para mediados del año que viene. “No es solo cuestión de tiempo, también de dinero. Las academias no son nada baratas y hay quien no puede afrontar ese gasto”, confiesa. Asegura que “Internet da mucho más de lo que quita” y que para ella es su “salvación” en lo que al idioma se refiere. “Además de los ejercicios, veo series en versión original y eso me ayuda mucho”, sentencia.

Ya sea mediante una academia, o a través de internet, el verano es, además de para disfrutar, para muchos, para aprovechar a estudiar.