Vitoria - La llegada de mujeres inmigrantes a Euskadi y su empleo en el trabajo doméstico son dos hechos que Ikuspegi, el Observatorio Vasco de Inmigración, interpreta como síntomas de la recuperación económica. “La población femenina latinoamericana -dice el último informe del Observatorio- es uno de los mejores indicadores de la salud económica de la sociedad vasca. Cuando aquella crece, la situación económica mejora o se estabiliza y viceversa”. Esta tesis se sustenta en el hecho de que cuando la “clase media vasca” percibe una estabilización o mejoría de su situación económica, “solicita inmigración”, que en su mayoría es femenina y se ocupa en trabajos domésticos y de cuidados.

Durante los años de crisis económica, el sector de las tareas domésticas, que incluye el cuidado de niños, mayores y personas dependientes, “se ha erigido en un nicho refugio para las mujeres de origen extranjero residentes en la Comunidad Autónoma Vasca”, hasta el punto de que en 2014 tres de cada diez inmigrantes ocupados trabajaba en ese sector, una proporción que sube a cinco de cada diez en el caso de las mujeres.

El informe Mercado laboral y mujer inmigrante. Un binomio indisoluble en el País Vasco, analiza la evolución de las mujeres inmigrantes en el mercado laboral vasco entre los años 2010 y 2014 y las diferencias con la evolución registrada por los hombres. Los datos revelan que durante esos cuatro años de crisis hay un impacto en los indicadores laborales de las personas venidas de otros países. Entre 2010 y 2014 aumenta la tasa de paro -del 31% al 39,4%- y desciende la tasa de ocupación de la población inmigrante -del 52,% en 2010 al 48,4% en 2014-, pero baja mucho más la de los hombres -del 53,9% al 46,8%- que la de las mujeres -pasa del 50,5% en 2010 al 49,7% cuatro años más tarde-. “Si en 2010 -dice Ikuspegi- la ocupación masculina era mayor que la femenina, en 2014 estos datos se invierten y la tasa de ocupación femenina se sitúa casi 3 puntos porcentuales (2,9) por encima de la de los hombres”.

Trabajo doméstico Las responsables de esta superioridad en la tasa de ocupación son las mujeres inmigrantes de procedencia latinoamericana, que en los años analizados han aumentado significativamente su presencia en el servicio doméstico. De hecho, el sector de las tareas domésticas suponía el 38,8% del total de las mujeres de origen extranjero ocupadas en la CAV en 2010 y pasó a ser el 50,2% en 2014. Esto supone que una de cada dos mujeres inmigrantes ocupadas en Euskadi trabaja en el sector de las tareas domésticas.

Según los datos de Ikuspegi, en 2010 había 16.368 personas inmigrantes trabajando en el servicio doméstico y en 2014 este colectivo era de 22.081 personas, con lo que había 5.713 personas más trabajando en esta rama de actividad. Al mismo tiempo, en los otros sectores de actividad en los que los inmigrantes encontraban empleo, como hostelería, construcción y transporte, hay un descenso de extranjeros empleados, con lo que el peso relativo del sector doméstico crece y sigue siendo el principal nicho laboral para la población extranjera.

Al analizar el peso de las tareas domésticas entre la población femenina ocupada según su procedencia se observa que, lógicamente, los porcentajes más altos se dan entre las mujeres de origen latinoamericano, aunque hay nacionalidades que destacan. Es el caso de las mujeres paraguayas, de las que casi nueve de cada diez trabajan en labores domésticas. También es reseñable el peso en el sector de mujeres de nuevas procedencias, como Nicaragua y Honduras. Se trata de mujeres llegadas a Euskadi en plena crisis y que muestran un acceso muy alto al mercado laboral a través del sector de las tareas domésticas.

Aunque más modestamente, también han aumentado su peso en este sector inmigrantes de otras procedencias, como las magrebíes y subsaharianas. “Aunque es importante destacar que debido a la alta inactividad y tasa de desempleo, la población ocupada de estas procedencias no es muy grande, es interesante subrayar cómo el sector de las tareas domésticas ha pasado de ser irrelevante en el año 2010 -un 6,6% para las mujeres magrebíes y un 6,1% para las senegalesas-, a ser el principal nicho laboral. Más de cuatro de cada diez (42,6%) mujeres magrebíes ocupadas trabajan en el sector”, destaca Ikuspegi.

La pérdida de puestos de trabajo en sectores muy masculinizados -la construcción especialmente- ha provocado un aumento de la tasas de actividad femenina (más mujeres aparcan su situación de inactividad y deciden acceder al mercado laboral), aunque la realización de esa voluntad de trabajar varía mucho según la procedencia de las mujeres inmigrantes. Así, mientras una gran parte de la población latinoamericana presenta una mayor ocupación femenina que masculina, los coeficientes de ocupación (tasa de empleados por el total de activos) más bajos se dan entre las mujeres procedentes del Magreb, Senegal y resto de África.

Actividad. Entre los años 2010 y 2014 la tasa de actividad de la población inmigrante en la CAV pasa del 75,5% al 79,8%; la tasa de ocupación del 52,1% al 48,4% y la tasa de paro del 31% al 39,4%.

Mujeres. Mientras la tasa de actividad de los hombres aumenta en 2,6 puntos, la de las mujeres lo hace en 6,3 puntos; la tasa de ocupación también cae menos entre las mujeres (0,8 frente a 7,1 de los hombres) y su tasa de paro es inferior a la masculina.

Sectores. Los inmigrantes empleados en sectores como construcción, hostelería y transporte descienden, y aumentan en el servicio doméstico.

El modelo migratorio vasco, basado en la relevancia del sector de las tareas domésticas y el peso en él de las mujeres de origen latinoamericano, se ha afianzado durante la crisis.

50,2%

La mitad de las mujeres inmigrantes que trabajan en Euskadi, una de cada dos, trabajan en el sector doméstico y de cuidados. Durante los años de la crisis, la cifra se disparó, pasando del 38,8% que representaba en 2010, al 50,2% cuatro años después.